sábado, 31 de diciembre de 2011

LA MADRASTRA DE SUS HIJOS




• Hace unos días puse en el Facebook el siguiente comentario: “Acabo de ver la entrevista de Beto Ortiz de esta mañana sobre el tema de los militares enjuiciados por el caso "Chavín de Huantar". Los entrevistados fueron Rocío Silva Santisteban y el general Chiabra.* Lo digo sinceramente, aunque sé que no va a gustar a casi ninguno de los dignos "feisbuqueros": el general Chiabra estuvo excelente”.



• Rocío Silva Santisteban contestó así: “Chiabra miente, exagera, grita y te encanta, Bernardo. La verdad que estoy sorprendida que la gente justifique que se realicen ejecuciones extrajudiciales porque los que morían eran terrucos. Herma Luz Melendez tenía 17 años, fue secuestrada por el MRTA, fue obligada a ir a la Embajada, lloraba todos los días porque quería salir de ahí, cuando la encuentran, y ella se rinde la matan de 17 balazas, 6 en la cabeza. ¿Qué me dices a eso?, ¿que está bien muerta porque era una terruca? ¿y Maoli, adónde se fue la solidaridad en este caso?”

 

• Mi réplica: “¿Quién justifica las ejecuciones extrajudiciales? Creo que aquí en el Facebook (y esto es algo que me alegra, frente a tantos despropósitos que veo) nadie justifica tales aberraciones e infamias. Y yo soy quien menos las justifica. Tal vez tenga yo un problema de percepción auditiva, pero en lo que ha dicho el general Chiabra no he escuchado que él las justifique tampoco. Voy a volver a ver el video más tarde (ahora estoy en una cabina pública) para corroborar o desmentir lo que digo. Pero algo recuerdo; por ejemplo que tú, estimada Rocío, diste a entender que no estabas segura si hubo o no esos actos demenciales e inadmisibles; dijiste, si no me equivoco, que el Poder Judicial se encargue de comprobar tal cosa. Repito: me pareció excelente la intervención del general en esta entrevista, pero no porque me "encante"; sino porque en su condición de militar puso de manifiesto -como casi siempre- la suficiente mesura, a pesar del volumen de su voz que, en estos tiempos de inclusión y algunos "ismos" reivindicatorios, no debiera asustar. ¡Un abrazo!” 


• Julio Carmona puso lo siguiente: “Por último, no veo porqué hay quien califica -de manera reiterada- la opinión de Bernardo como independiente. ¿Acaso las demás no lo son? Todos opinan con independencia. Y todos están comprometidos, ya sea con uno o con otro lado de la cuestión. Decir que Chiabra estuvo excelente es también una forma de comprometerse, con independencia pero compromiso al fin.”
 


• Mi respuesta: “¿Eso es comprometerse, estimado Julio? No, hermano. Decir tal cosa es -y te lo digo con todo respeto- algo extremadamente descabellado. No es así; es, más bien, muestra de independencia, ¿sabes por qué?, porque la independencia le da a la persona la capacidad de ver lo que otros simplemente se niegan a reconocer porque creen que pueden "chocar", digamos (hablo en líneas generales; no me refiero a determinadas personas), con el "comité central", mejor dicho con los dogmas, pautas, cánones o consignas, que les dicen esto: "todo lo que encuentres en el enemigo es malo; solo lo nuestro es la verdad". El problema está, amigos, en que parece sumamente arraigado el criterio, la teoría o la creencia de que todo es dual: bueno/malo; alto/bajo; blanco/negro; izquierda/derecha...Y la verdad es que las cosas no son así. En la entrevista de hoy en la mañana pasó lo que Luis Santillana dice; yo quise decir lo mismo en mi comentario, pero por aquello que algunos podrían definir como "delicadeza pequeñoburguesa", preferí solo referirme a la calidad que puso de manifiesto el general Chiabra. Rocío (espero que no se moleste) no mostró condiciones adecuadas como defensora de los derechos humanos. Yo, todos, coincidimos con ella en este propósito; pero no por el hecho de estar en su orilla tenemos que sentirnos como obligados a no darnos cuenta de sus falencias. Así de simple es la cosa. Algo más. El tener una posición marcada, de izquierda o de derecha, aparentemente es efecto de independencia, una ubicación buscada o decidida voluntariamente.Aparentemente. No lo es, sin embargo. Y el hecho de que no sea muestra real de independencia el inclinarse para uno u otro lado no es malo; es legítimo y casi siempre conveniente. Pero, más que por imperio de la voluntad, se da por una "natural" vocación a eso que Ortega y Gasset llamaba "secuacidad": el "necesitar" adherirse a una persona, a un grupo de personas, a una teoría, a una religión, etc. que, digamos, encandila, persuade, convence, por su aparente o real superioridad. Yo, modestamente, trato de no estar allí. Una cosa adicional. Militares/terroristas. Pareciera que hay quienes asumen como verdad esto: que terroristas es sinónimo de seres humanos, con pasiones, esperanzas, buena fe y derechos; y que hablar de militares es igual a hablar de "Estado", de "poder" y, claro, de crimen. Los militares, entiéndanlo amigos míos, en una circunstancia como aquella que se dio en la residencia del embajador japonés no son precisamente "parte irracional y perversa del Estado"; son seres humanos con emociones y temores. Son exactamente iguales, en conformación somática, psicológica, emocional, espiritual, moral, a los muchachos que, con arma en mano, seguían estúpidamente a Serpa Cartolin, seguidor también del ex aprista Polay. La diferencia ya la conocemos: el propósito de la presencia de estos dos grupos en ese lugar obedecía a motivaciones completamente opuestas. Y díganme si la de los emerretistas no fue una voluntad criminal; y si la de los militares, por el contrario, lo fue. Los terroristas buscaban destruir, asesinar; los militares tenían otra misión: salvar vidas. Y díganme otra cosa: ¿fue una guerra? A mí me conmovió y sigue conmoviéndome lo que pasó en ese lugar. Ver a Fujimori caminar orondo y sonriente en medio de cadáveres regados por las escaleras, generó en mí sentimientos de rabia y dolor; hasta derramé unas lágrimas, lo confieso. Conocer lo que le ocurrió al "Comandante Chizito" (el coronel Juan Valer), igual, fue un golpe duro para mí, doloroso. Pero -¿saben una cosa?- comprendí que eso no fue una guerra. Y, de una vez por todas lo digo: poner en la picota a los militares que, nos guste o no, llevaron a cabo un operativo de rescate que, incluso con metidas de pata, fue ejemplar, me parece, simplemente, una demostración más de que el Inca Garcilaso tenía razón cuando dijo que el Perú era la madrastra de sus hijos. ¡Un abrazo, amigos!”
 


• Manuel Mosquera intervino: “Acabo de ver, gracias a la gentileza de Bernardo, el debate y en verdad le faltó nivel, tino y carácter a Chío, no sólo se dejó apabullar sino que no defendió como debería ser este caso e incluso hubo momentos en qué se corrió de dar respuesta. le faltó mayor muñeca y tener una estrategia de debate.”

 • Julio Carmona nuevamente: “No, Bernardo, en tu comentario inicial no te referías a eso. El hecho de que Rocío se dejara apabullar por sus dos oponentes, no quiere decir de ningún modo que ellos estuvieran bien, ni mucho menos que uno de ellos (el más facho) estuviera excelente. Y, además en tu primer comentario, no mencionas para nada a Rocío. ¿Cómo puedes decir en tu último comentario que lo que quisiste decir fue lo que afirma Manuel Mosquera. Hay una gran distancia entre tu "comentario inicial" y lo otro.”



• Finalmente yo: “Ya lo dije, Julio. No mencioné a Rocío por aquello de la "delicadeza pequeñoburguesa". Por ello es que, para marcar la diferencia, resalté la participación de Chiabra. Por esa "delicadeza" es que no dije al principio, por ejemplo: "Rocío no la achuntó". Pero apuntaba hacia eso después de ver que todo el mundo "se rendía a sus pies" diciendo "qué buena has estado" y cosas así. El propósito mío no fue precisamente alabar a Chiabra, sino aludir a las carencias expositivas o de polemista de Rocío”.


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