sábado, 10 de diciembre de 2011

DE CALATOS Y DESNUDOS

CANDIDATEAR (un artículo del 2006, con cierta actualidad)

Antes de la segunda vuelta en las elecciones del 2006 y después de haber leído un artículo del poeta Arturo Corcuera publicado en la revista Le monde diplomatique, escribí y publiqué en mi antiguo blog BITACORA EXTRAVIADA el siguiente texto (también enviado por Mail a muchos destinatarios), que en algún modo creo que adquiere actualidad:


DE CALATOS Y DENUDOS

                                                              Bernardo Rafael Álvarez

Arturo Corcuera ha publicado en Le Monde Diplomatique un artículo con el que, según tengo entendido, pretende desnudar a Mario Vargas Llosa y descalificar su oposición a Ollanta Humala, candidato a la presidencia del Perú. Corcuera llama al autor de La guerra del fin del mundo “profeta desmemoriado” y “extraviado”. Finalmente, concluye afirmando que, incentivado por un escrito del novelista, votará por el capitán de Madre mía.


Admiro a Mario Vargas Llosa y su obra literaria; lo respeto y –creo que como muchos- me siento orgulloso de él como peruano. Es, no cabe ninguna duda, el mayor novelista vivo nacido en estas tierras. No coincido, sin embargo, con sus ideas políticas –con muchas de ellas, quiero decir. Pero celebro que las exponga, como lo hace, utilizando los medios a su alcance. Ojalá todos tuviéramos las posibilidades que él posee.

Admiro, también, al Corcuera de “Noé delirante”. Esa adulta imaginación infantil o esa infantil imaginación adulta, me conmueve. Es, innegablemente, un creador de alto nivel. Esa obra, que con el tiempo ha ido creciendo, lo demuestra. Políticamente coincido con él y con muchos en nuestro país, en cuanto a la insobornable filiación por los pobres y desposeídos.

He sido, conscientemente y por convicción, desde mi adolescencia, un hombre con ideas de izquierda, pero creo que nunca un fanático. Por ello, no estoy dispuesto ni lo estaré jamás (eso espero), a dar mi voto ciegamente por alguien que agite banderas “revolucionarias”, “contestatarias”, “nacionalistas”, etc. que, sin embargo, me ofrezca, por otro lado, muestras balbucientes de desorientación, de incapacidad, de inexperiencia, de incultura, de falta de firmeza y de grotesco envalentonamiento.

Creo –siempre lo he creído- que para elegir a un Presidente hay que tener en cuenta en el candidato, lo siguiente: inteligencia, firmeza, experiencia y cultura. Un elector mediocre que busque, si lo quiere, dirigentes mediocres. El pueblo peruano no está en esas condiciones. Procuremos que no se equivoque, pues.


Humala no ofrece cualidades para ser Presidente del Perú. Presiento que nos llevaría al despeñadero. Me parece incapaz, como muchos de los que lo rodean. Sería la profundización perversa de los desaciertos de Toledo. Respecto a Humala creo que no debe preocuparle a Vargas Llosa su vinculación con Chávez, con Morales, con Castro. No, pues. Humala no es de izquierda, mírenlo bien por entero. Es –todo lo demuestra- un vulgar fascista, un aprendiz de malo (esos son los peores). Lo preocupante, en verdad, es que –como dicen los muchachos- “está en nada”.

Alan García, o su gobierno, cometió graves, terribles errores y crímenes. Básicamente dos cosas no pueden ser olvidadas: la debacle económica con su telescópica inflación y sus indignantes colas y el asesinato masivo y vil de cientos de muchachos premunidos únicamente de piedras y palos en los penales. Esto, solo esto, es suficiente para afirmar enfáticamente que García merece un castigo histórico, un castigo moral, un castigo político que, por lo menos, debería traducirse en un rotundo rechazo en las ánforas.


Esta es la situación que el domingo 4 de junio tendremos ante nosotros los peruanos: decidir entre tres opciones: Humala, Alan o ninguno. Yo creo que ya decidí y ese día, conscientemente, emitiré mi voto. Por ahora solo propongo esto: antes que desnudar a Vargas Llosa, que no es candidato, pidamos que los candidatos sean los que se desnuden o, en todo caso, desnudémosles nosotros. No perdamos tiempo en los vestidores de baños ajenos, nada tienen que hacer.


Y otra cosa: si los seres a quienes quiero (incluidos “los marginados en su camino de esperanza”) van a votar por “perico de los palotes”, ¿tengo que hacer lo mismo yo? No, pues, eso no es digno. Algo en ese sentido leí hace poco a un escritor norteño. Que Sarita Colonia –que está volando- nos proteja de esta laya de despropósitos.

Creo que es mejor que no deliremos juntos, no es bueno para la salud. ¿No les parece?


Ah, para terminar: este artículo, “De calatos y desnudos” creo que debió llamarse de extravíos y delirios. Hubiera sido más apropiado.



25 de Mayo, 2006.