Según tengo entendido, la presidenta de una ONG que se ocupa de temas afroperuanos cuestionó la imitación cómica que Jorge Benavides hizo de Susana Baca, Ministra de Cultura. Aquí mis comentarios puestos en Facebook:
¿Qué? ¿Ya está zapateando una ONG? Asuuu! Una verdadera estupidez. Todavía hay quienes creen que estas parodias o caricaturas que hacen los cómicos en la televisión son una afrenta, un insulto, un agravio o una muestra de racismo. No, señores. Solo son eso: parodias, caricaturas o imitaciones humorísticas, nada más. No se dan cuenta, pero en realidad quienes hacen racismo son estas ONGs, racismo y discriminación. ¿Por qué? Porque, sin darse cuenta, son ellas las que proponen la diferencia de razas y nos dan a entender -o lo dicen expresamente- que hay ciertos sectores étnicos o sociales que no debieran ser "tocados" por el humor, porque es "ofensivo". Es decir, estas ONGs adoptan una posición paternalista extremada y se presentan como protectoras de gente a la que -repito, tal vez sin darse cuenta- colocan ante nuestros ojos como minusválidos, como disminuidos, frágiles. Lo hacen con los afrodescendientes y con la gente quechua.
Racismo es discriminar, separar del universo humano a cierto sector de la humanidad, y considerarlo o superior o inferior a los demás.
¿Por qué es válido, legítimo, tolerable, que los cómicos pueden parodiar o caricaturizar a gente digamos blanca o criolla, y no a morenos o indígenas andinos? ¿Qué se entiende -explíquenmelo, por favor- por inclusión: incluir en una cápsula hermética a quienes, según la opinión descabellada de algunas ONGs, son un sector vulnerable y acaso con las defensas dañadas? Un poco más de apertura mental, señores.
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Bueno, yo no estoy "totalmente de acuerdo con Tulio". Para comenzar, en ningún momento he dicho ni he dado a entender (si se ha entendido de modo distinto a mi intención ya es otra cosa) que me resigno o que hay que resignarse a la discriminación "como parte de nuestra identidad". Estoy en contra de la discriminación, como estoy rotunda e insobornablemente en contra del racismo. Y, claro, también desapruebo los agravios, vengan de donde vengan y vayan a donde vayan. No los admito y (como creo se han dado cuenta todos) tampoco los practico.
El asunto está en que yo entiendo que una caricaturización puede ser una expresión de burla, pero una burla no siempre es insultante. A ese tipo de caricaturización, y a la parodia y a la imitación, a eso me refiero cuando afirmo que no son más que caricatura, parodia, imitación. ¿Por qué debo entender que ese tipo de actuaciones que incluso pueden ser grotescas, son expresiones de racismo? ¿Cuando se caricaturiza a un gringo, es racismo? No, pues, eso es vacilón, es criollada, es bacán, y aplausos por acá y aplausos por allá. Si el personaje escogido por un cómico es un afrodescendiente o un quechuahablante, ahí sí el grito al cielo: todas las fuerzas del bien se soliviantan. ¡Eso es paternalismo espurio, no reclamado! Eso es asumir el papel de protectorado oficioso, porque se supone (y se cree estar en lo cierto) que el afrodescendiente o el indígena andino son de razas inferiores, disminuidas, frágiles, con naturaleza de minusválidos.
Eso es lo que transmiten las posiciones que repetitivamente hablan de "inclusión", pero en la práctica y en el discurso, paradójicamente propician una virtual exclusión de ciertos sectores sociales o étnicos. "No, no, a esta gente no la toquen!".
Inclusión no solo es sumar, sino asumir que todos somos iguales, que poseemos las mismas facultades y, claro, también las mismas debilidades. Cuando todos tengamos la capacidad de reírnos, en buena onda, de nosotros mismos y no convertir a nuestro hígado en una coladera o en jirones, y nos demos cuenta que pueden diferenciarnos ciertos colores de piel, pero no nuestra actitud frente a la vida, en ese momento habremos comenzado a sentir que ese "status nacional" comienza a cambiar.
Y sí, querido Tulio, yo tengo sentido crítico, ¿o no te has dado cuenta? Sentido crítico y criterio sólido y libre. Por eso (ya lo he dicho creo que más de una vez) puedo aplaudir los aciertos de un gobernante y al mismo tiempo señalar puntual y puntillosamente sus defectos, pecados o delitos.
Y, bueno pues, repito: no coloquemos a nuestros hermanos afrodescendientes y quechuahablantes en una cápsula de cristal hermético. Que estén con nosotros y nosotros con ellos, pero de igual a igual. Eso es inclusión. El zapateo de algunas ONGs (no el zapateo del malambo) es, sin querer queriendo, una actitud racista y discriminadora.
(Lo que aquí aparece fue escrito hace algunos meses, en Facebook)