domingo, 27 de junio de 2021

CURRICULUM VITAE: YO OPINO


 

(Diccionario panhispánico de dudas: “La pronunciación corriente del segundo elemento es [bíte] en la que el diptongo ae se pronuncia como e, rasgo típico del latín vulgar; pero también se pronuncia [bítae], como corresponde a la pronunciación del latín clásico. Ambas son válidas. En cambio, es inadmisible la pronunciación [bitáe]).

***


"Curriculum vitae", ya sabemos, es una locución latina cuyo significado en nuestro idioma es, literalmente, "carrera de la vida" (como aparece en el Diccionario de la Lengua Española, DLE: "la relación de títulos, honores, cargos, trabajos realizados, datos biográficos, etc."). Actualmente, es común que todo el mundo (es decir, una gran mayoría de personas) suela decir, en lugar de la expresión completa, solo la sigla "CV" ("¿Ya presentaste tu CV a la empresa?).


Escritura: Al no haber sido aún "formalmente" castellanizada la expresión completa, lo correcto -hasta ahora- es escribirla en cursiva (como aparece en el DLE) o entrecomillada y sin tilde en la "i'. Digo "hasta ahora", porque creo que en algún momento, tarde o temprano, la RAE (porque es lo que corresponde) tendrá que incorporar al Diccionario el segundo elemento de esta locución, el vocablo "vitae" (como ha sucedido con "currículum") y a partir de ello, la locución íntegra se convertirá en castellana.

Pluralización: ¿Cómo se pluraliza la locución "curriculum vitae"? Simplemente anteponiéndole el artículo masculino en plural, nada más: los curriculum vitae. Pero si lo que hay que pluralizar es solo “currículum” (que es vocablo ya asimilado al castellano, así, con tilde en la "i"), solamente se agrega una "s" al final: currículums. Obviamente, también es válido usar "currículo", con la consabida pluralización española.

Pronunciación: ¿Cómo se pronuncia "vitae", que es el segundo elemento de esta locución? Bueno, la forma más difundida es esta [bíte] (como en el latín vulgar: sonando como "e" el diptongo "ae"). También se usa, como en el latín clásico: [bítae] (con acento en la "i", y manteniendo sin variación el diptongo "ae"). Estas dos formas son las consideradas como válidas por la RAE. Pero hay otra forma que es usada también por muchos: [bitáe], es decir como palabra grave o llana, con la "a" como penúltima sílaba; sin embargo, ¡no es admitida por la "docta corporación matritense"!

Discusión: ¿Hace bien o, mejor dicho, está en lo correcto la RAE al sancionar como "inadmisible" la pronunciación [bitáe]? Yo creo que no. Veamos.


Las pronunciaciones [bíte] y [bítae] son las mismas que se dan en latín vulgar y clásico, respectivamente: ambas con el acento prosódico en la primera sílaba. En cambio [bitáe] es una pronunciación que, más bien, tiene correspondencia con la forma escrita del vocablo: "vitae" que, como se ve, no lleva tilde en ninguna de sus vocales, pero la mayor fuerza de voz se encuentra en su segunda sílaba ("vi-tá-e"). Aquí surge una pregunta: ¿Estamos obligados a pronunciar el vocablo únicamente del modo como se hace en latín? No. Al ser admisible -como lo sugiere la RAE- que los hispanohablantes pronunciemos un vocablo foráneo tal como se hace en su lengua de origen, con mucho mayor razón lo es que podamos hacerlo conforme a las normas usuales de nuestra propia lengua, especialmente por esto: porque nada ni nadie puede obligarnos a pronunciar las palabras provenientes de otros idiomas del modo como lo hacen sus hablantes nativos, pues se trata de un proceso de adaptación de un vocablo ajeno a nuestro modo de pronunciar y no de nuestro sometimiento a las formas o reglas de su lengua de  origen. Veamos lo que ocurre, por ejemplo, con el vocablo de origen inglés "video": es legítimamente válido pronunciarlo como lo pronuncian los angloparlantes: [bídeo] (o más exactamente [bídio]), y también de este otro modo: [bidéo] (incluso su escritura la hacemos siguiendo esas características fonéticas: vídeo y video, y así aparece en el Diccionario académico); y también notemos lo que sucede con el sustantivo "club": en inglés se pronuncia [clab], pero nosotros lo pronunciamos simple y llanamente [club]. ¿Hay, en esto, alguna prohibición? No. La RAE, como es lo correcto, no ha puesto ningún reparo en cuanto a la pronunciación de estos dos vocablos de origen foráneo ("video" y "club"); ¿por qué, entonces, se le ocurre hacerlo respecto del vocablo "vitae"? No hay absolutamente ninguna razón valedera que ampare tal cosa (veamos otra palabra que viene del latín: "amén"; ¿estamos obligados a pronunciarlas [ámen]?. No. Son los usuarios -por comodidad, placer o capricho, es decir, motivados por su libre albedrío- los que eligen y deciden la manera de pronunciar las palabras importadas, y la Academia carece de autoridad para otorgar permisos o dictar  prohibiciones al respecto.

CONCLUSIÓN: En nuestro idioma es válido y legítimo que pronunciemos el segundo elemento de la locución "curriculum vitae", tal como muchos lo vienen haciendo hasta ahora, así, de estas tres maneras: [bíte], [bítae] y [bitáe]. Hacerlo no es pecado ni delito; nadie nos lo puede prohibir.

 

© Bernardo Rafael Álvarez

miércoles, 23 de junio de 2021

EL CAMINAR DE MI CAMINO


Es que yo creo

que el grito con rabia no es más bello

que una palabra atada a tu bondad,

que la pataleta y el asalto al cielo

solo son la mueca retorcida y cruel

de los fantasmas de la infamia 

y el opio torpe de la pesadilla que tritura sueños

y miente 


Que la palabra 

que la sonrisa 

que el ser uno y trino 

que el ser todos uno en nuestras manos

en nuestros latidos 

en un abrazo sin pausas ni embustes


Estoy convencido


Que amarnos por sobre todas las cosas 

contra la pólvora y la dinamita y el zonzo frenesí

del odio con acordes en sol menor y mala fe

 

Que mi voz no ha de apagarse porque lo quiera el milagro 

mendaz de algún dios de pacotilla y verde olivo 

Que no tengo astillas del muro en mi mirada 

Que mi seso no es amasijo extraviado de ilusiones 

y calendarios borroneados en los días que siguen al desconcierto

ni escondrijo de silencios y traiciones 

sino el canto siempre nuevo de la libertad no lastimada 

y la esperanza en pie sin magulladuras ni candados 


Estoy convencido

 

Es que creo

y estoy convencido

y nunca dejaré de creer con esta almibarada ansiedad de primaveras y amaneceres

 

Y nada ni nadie ha de torcer 

el caminar de mi camino 

y tampoco la bendita terquedad de mi sonrisa 

y mi palabra resquebrajando sombras

y temores


Porque mi camino seguirá caminando

al compás de ladridos 

travesuras de niños 

y destellos de vida


Con amor


 



© Bernardo Rafael Álvarez

23 de junio 2021/04:43 p.m.


martes, 22 de junio de 2021

LA PALABRA TAMBIÉN CURA: EL ORGULO DE HABLAR AIMARA

 

En setiembre del 2008 estuve en Marca, distrito de la provincia de Recuay, en Ancash (en un encuentro de escritores). Un pueblo bello, inolvidable. Hubo un momento que se me elevó la presión arterial y, por ello, acompañado por mi amigo el poeta Armando Arteaga, me acerqué a la posta médica del pueblo, donde fui diligentemente atendido por una joven, muy eficiente y simpática profesional de la salud, la doctora Ivonne Ísmodes. Conversamos un rato con ella, y nos habló de sus experiencias en la localidad a la que había arribado apenas un año antes. Nos dijo que se sentía muy bien allí, porque, entre otras cosas, la gente era muy bondadosa y que tenían un gran sentido del humor, especialmente las personas mayores, muchas de las cuales laboraban en el campo. Al principio le resultó un poco complicado porque muchos le hablaban de sus males usando el quechua ancashino y ella no sabía ni jota de esa linda lengua ancestral; pero, luego, preguntando, comenzó a aprender algunas de las expresiones y frases elementales, lo cual hizo que su labor se hiciera más eficiente. Recuerdo mucho que –según nos contó- un señor de edad avanzada, al que le había inquirido sobre cuál era su mal, le respondió en quechua: “Pecan nanan”. La doctora, se quedó en las nubes. “Qué habrá querido decirme”, seguramente se preguntó. Recibió la traducción respectiva; era: “Me duele la cabeza”. En otra oportunidad, este señor apareció de nuevo en el establecimiento de salud y otra vez fue preguntado por la profesional, pero esta vez la respuesta primera fue una graciosa travesura: “Siqui nanan”, le dijo (si no lo entienden, averígüenlo: se matarán de la risa). Como la doctora ya se había familiarizado con la lengua nativa  y sabía que la respuesta era solo para generar un ambiente de alegría, se echó a reír a mandíbula batiente. 

¿Por qué recuerdo esta anécdota? Pues, porque acabo de leer un inesperado y muy valioso libro, escrito por una joven profesional de la salud  -nacida en Moho, Puno-, que también es poeta (autora, entre otros, de   Apex Poético), la doctora Luz Delia Justo Pinto. Un libro que, si no me equivoco, es el primero en su género en nuestro país y tal vez también en Latinoamérica. Ha sido escrito, precisamente, con el propósito de que los galenos que, obligados por razón de trabajo y también por propia voluntad, tuvieran que arribar a la zona altiplánica de nuestro país, puedan  relacionarse sin mayor dificultad con los pobladores de lengua aymara; y, si se tratara de atender consultas e iniciar tratamientos de salud, logren comunicarse fluidamente con sus pacientes. Un libro sin duda muy útil. El libro se llama Manual en Aymara: Elaboración de la Historia Clínica (Colmena Editorial S.A.C., diciembre del 2018). Supe de él hace ya varios meses, incluso conversé al respecto con quien ya entonces lo conocía, con el poeta y maestro Marco Martos quien tuvo palabras elogiosas.

Se trata de un libro práctico, que –como se diría popularmente- “va al grano” y no entra en rodeos y tampoco se hace “bolas” con reflexiones “cosmogónicas” o de aquello que se conoce como “cosmovisión andina”; menos se involucra en asuntos referidos a temas de carácter político: la “cultura dominante”, el “neoliberalismo salvaje” u otras cosas de moda; no ha sido motivado por estímulos hepáticos: no es para enfermarnos; es un aporte a la medicina, a la salud. Es un manual, y, como sabemos, un manual es un medio para facilitar ciertas prácticas y no para complicarlas; ha sido hecho sin academicismos (generalmente pesados y absurdos), con la frescura y coloquialidad propia de las almas nobles, como la de Luz Delia (por eso se inclinó por la medicina, por eso es poeta).

Ah, pero tampoco es una suerte de  “vademécum”, de esos que usaban los médicos como “ayuda memoria” para no equivocarse en las recetas y en los medicamentos. No es un recetario farmacológico. Y tampoco da pautas de cómo un médico debe atender a sus pacientes, o cómo abordar los distintos tipos de enfermedades: no da lecciones de medicina. Este libro de Luz Delia es, sobre todo, un trabajo de carácter lingüístico, para que los profesionales de la salud puedan relacionarse sin dificultad con sus pacientes aimarahablantes; y, así, traduce las expresiones –preguntas, consejos, indicaciones, etc.- a la lengua del Altiplano.

Luz Delia no nos dice, ni pretende decirnos, que las enfermedades que puede padecer la gente aymara son distintas de las que atacan a las personas de otros ámbitos geográficos o culturales; o que haya influjos mágicos extraños o cosa parecida, no. No es un libro chamánico. Las enfermedades carecen de nacionalidad o de extracción étnica o “racial”. Humanos somos todos. Por eso, en el libro podemos encontrar las preguntas comunes y corrientes que se les hace al paciente (en cualquier parte del Perú y del mundo) desde que comienza la consulta: Cuál es su nombre, su edad, de dónde es, a qué se dedica, cuántos hijos tiene; que malestares tiene (“Vengo porque me duele la cabeza”: “p’iqiwa usutu ukata jutta”); cuándo comenzó a sentirse enferma, cuántos días con fiebre, desde cuándo la dificultad respiratoria. Enfermedades: cianosis, edema, ictericia, pérdida de peso; hábitos nocivos: cigarro, bebidas alcohólicas; le voy a examinar, etc. Además incluye un vocabulario sobre números, ocupaciones y profesiones, estado civil, familia, partes del cuerpo humano, animales, alimentos, etc. Un libro completo, realmente. Y muy interesante y valioso.

Si algún mensaje podría yo extraer de este libro, sería aquello que el maestro Raúl Porras usó como título de un artículo periodístico, publicado en 1931: “¡Abajo el centralismo!”. Tal vez haya algo de verdad en aquello de que el Perú es Lima y Lima es el jirón de la Unión (como dicen que decía Abraham Valdelomar), pero lo cierto es que el Perú no está solo en la Capital; también, con vigor y orgullo, habita todo nuestro territorio; y nos llama. También es Pallasca, es Moho, es Huachocolpa, es Pucallpa. Luz Delia Justo Pinto nos cursa la invitación, entusiasmada, con su libro que, como bien dice, “nació para todas las personas, sepan o no interpretar el lenguaje kolla, para que puedan escapar cuando lo deseen del duro afán de cada día y elevarse a las regiones andinas”. Yo la saludo efusivamente y agradezco. Es un aporte invalorable lo que ha hecho. Es una innegable muestra de lo que se conoce como lealtad lingüística: por la defensa y preservación de la lengua aimara. ¡Bien!

 

© Bernardo Rafael Álvarez


miércoles, 16 de junio de 2021

SOBRE HORA ZERO Y LOS INFRARREALISTAS: DIALOG0 EN LA RED*

 


Bernardo Rafael Álvarez

LAS ARMAS MOLIDAS: "No solo representa el punto culminante del desenfreno creador de Juan Ramírez Ruiz, es decir, el producto más elevado de una verdadera orgía de trabajo protagonizado por el luminoso habitante de aquel casi oscuro 444 del jirón Ancash (donde vivió durante un gran número de años). Es también la rigurosa realización del proyecto llamado Hora Zero (...) "Por su afán totalizador y su propuesta de un nuevo lenguaje como cabal signo de ruptura."

 

Juan Luis Dammert Egoaguirre

¿Cómo llegó JRR al 444 de Ancash? ¿Quién le pasó el cuarto? Muchos llegaron después.

 

Juan Luis Dammert Egoaguirre

Tibio, tibio, pero probablemente cierto. El que vivía ahí primero era José Cerna, y le dejó el sitio a JRR. Mucha poesía circuló por ahí, se pensó, se vivió. Hasta ahora no he leído Las Armas Molidas. Será motivo. No tengo el libro, lo buscaré.

 

Bernardo Rafael Álvarez

Supe que los propietarios del edificio eran chiclayanos, paisanos de Juan; probablemente llegó gracias a ese nexo. Cuando lo conocí, allí también vivía José Cerna. Y uno de los extraños habitantes allí era uno al que le decían "Cara de buque". Era el punto de encuentro, de conversación, de aprendizaje de muchos. Íbamos muchos, realmente: Juan Carlos Lázaro, Guillermo Mercado, Rubén Urbizagástegui, Ricardo Oré, Alberto Colán, Elías Durand. Un día de aquellos años locos, llegó Joseantonio Suárez, fundador con Mario Santiago, de "Zarazo", la revista inspirada en Hora Zero que fue el primer paso para que después apareciese el Movimiento Infrarrealista con Roberto Bolaño y los demás. Allí, en Ancash 444, fue donde prácticamente se gestó la internacionalización del Movimiento fundado por Juan y Jorge Pimentel.

 

Enrique Sánchez Hernani

Cierto. Yo también fui algunas veces a ese cuarto, que era como entrar a una gruta (no se veía nada) y luego de abrir la puerta desde fuera, metiendo la mano por un cristal roto. No sabía que antes estuviese allí José Cerna. A José, pataza, lo visitaba en su departamento del edificio de la cuadra 17 de la avenida Arequipa, que tenía un ascensor de espanto. Allí vivía con Elías Durand.

 

Tulio Mora Gago

No sabía que Joseantonio Súarez hubiese estado en Lima, Bernardo, al menos no lo dice en su crónica que aparece en la antología nuestra. Lo que dice es que tuvieron correspondencia que hemos publicado. Sé también por Raúl Silva que han encontrado la correspondencia entre Mario Santiago y Juan y me pidió que lo prologara. No me ha llegado aún su respuesta.

 

Fredy Roncalla

Gran amigo y siempre recordado poeta. Cada vez en Lima aun paso por el jirón Ancash antes de transcurrir por el centro. Un ritual que lleva décadas pero dentro de una gran ausencia. Visitar al poeta en

 

Bernardo Rafael Álvarez

En realidad, José Cerna llegó después al 444, y se fue luego a la cuadra 17 de la avenida Arequipa, donde también vivía Elías Durand, con sus discos. Joseantonio Suárez llegó con su pareja (creo que se llama Josefa, no recuerdo bien); con ellos dos caminamos por el centro de Lima, Juan, Jorge Pimentel y yo. En aquella época era el más notorio de la gente de Zarazo; en buena cuenta el conductor. Mario Santiago, como todos sabemos, el más "loco" por lo imaginativo, irreverente e "inconsiderado". Recuerdo, entre otras cosas, que Joseantonio nos hablaba de Octavio Paz y de su disposición a rotular a los poetas jóvenes comparándolos con los más conocidos; nos contó, por ejemplo, que a un joven mexicano que se le acercó a mostrarle su poesía le dijo tajantamente: "Tú escribes como Hinostroza". Allí, en el portón del edificio, uno de los tantísimos días que fui a visitar a Juan, me enteré de la muerte del otro Juan (Ojeda); había allí una notita escrita creo que por Jorge, dándole a JRR la mala noticia. Nos fuimos al cementerio.

 

Tulio Mora Gago

Qué extraño que Joseantonio no haya evocado ese recuerdo tan importante en su crónica que está en la antología. Le preguntaré por qué lo omitió. Porque lo que dice es que él regresó de Brasil a México y se conoció con Mario Santiago en la UNAM, en un taller de poesía que dirigía Juan Bañuelos. Yo conocí a este poeta, era de Oaxaca y formaba parte del grupo "La espiga amotinada", poetas de denuncia social pero con onda coloquialista (tipo Cisneros o Hinostroza, porque a Bañuelos, por ejemplo, le encantaba Saint John Perse) que tuvieron algún protagonismo en el movimiento estudiantil que concluyó con la matanza de Tlatelolco (1968). Más tarde (ya estamos hablando cuando yo estuve allá) ellos dirigirían la revista "Vuelta", luego que Paz la dejó. Fue a Bañuelos que Mario Santiago le pidió que renunciara a ser el director del taller porque consideraba que no conocía de poesía. Y en esas circunstancias, según escribe Chepetoño, es que Mario Santiago le mostró los libros de JRR y de Jorge y decidieron sacar la revista Zarazo, contactándose por carta con Juanito. Bueno, allí están las cartas publicadas. Chepetoño agrega que viajó de nuevo (esta vez a Portugal, a la revolución de los claveles) y que Mario conoció a Bolaño con el que formó el infrarrealismo. El resto es historia conocida.


Bernardo Rafael Álvarez

A mí también me parece extraño. Leyendo su texto cualquiera puede entender que la amistad que mantuvo con Juan se dio únicamente a través de la correspondencia epistolar. Joseantonio llegó al Perú en 1974, no recuerdo en qué mes, pero estoy seguro de que no fue antes de abril; lo digo porque vino después de que yo publicara, en enero de ese año, mi librito "Aproximaciones..." y que en abril recibiera carta de Mario Santiago anunciándome que estaban por sacar el segundo número de Zarazo en el que pensaban publicar algún poema mío. Ese número de Zarazo (que habría sido el 1, porque el anterior fue el "0") nunca llegó a salir. Es muy significativo y simbólico esto: el número "cero", como un homenaje -voluntario o no- al Movimiento que les inspiró, Hora Zero. La visita de Joseantonio se dio cuando ya estaba aquí Jorge Pimentel, que había regresado de España con su hermoso "Ave Soul". Vino, como ya lo dije, con su compañera, y usaba una especie de morral de cuero. Tomamos unas cervezas en un lugar por el jirón Azángaro y, claro, él pagó la cuenta. En aquella época aún no pensaban en el Infrarrealismo, pero su espíritu compatibilizaba con el furor creativo e iconoclasta de los poetas de Hora Zero cuya poesía los acicateó. Lo sabemos nosotros, lo reconocieron ellos y Roberto Bolaño lo dijo rotundamente.

 

Bernardo Rafael Álvarez

Entre otras cosas, en la carta que me envió Mario Santiago en abril de 1974 (tres fragmentos acabo de publicarlos como foto) se refiere a Joseantonio Suárez así, textualmente: "El Maestro joseantonio anda de excursión (A ver qué ONDAS) por centroamérica / & debe acuatizar en esta gelatina sin cuajar, en unas cuantas lunas más/". Da enseguida una explicación acerca del nombre elegido por ellos para esa parte de nuestro Continente: "'Cretinoamérica' es una Expresión de reconocimiento, de identidad autocrítica / cínica (quizás) pero neta / al Grano / Que nos inmiscuye en una u otra forma a todos los nativos de estas agrias licuadoras latinoamericanas..." La carta se despide con muestras medio exageradas de euforia: "BESITOS A TODAS-TODITITAS-TODANAS las chavalas peruanas (...) Un fuerte abrazo de patas para ti & tu tribu, tu cuate Mario Santiago (Capricornio 1953)/ & demás copilotos nave ZARAZO/ paseando ya violentamente lúcidos..."

 

Juan Luis Dammert Egoaguirre

Alguna vez me contó José Cerna de Ancash 444. Cuando el cayó por ahí, los dueños eran unos -más que chiclayanos-, trujillanos. El pata no era Cara de Buque sino Perfil de Buque. En una ocasión que José se fue a Trujillo, le dejó por un mes el tocuar a Juan y a su hermano. JRR venia de una temporada brava de dormir en carros de playas de estacionamiento, y desde ahí se empezó a quedar en ese sacha INC, a ejercer el oficio de la poesía.

 

Bernardo Rafael Álvarez

Claro, "Perfil de buque". Creo que él era hijo de los dueños.

 

Juan Luis Dammert Egoaguirre

Y su amá, "Coja Pasión"

 

Tulio Mora Gago

Habrá que hacer un segundo volumen de "Los broches mayores del sonido" para recoger estos nuevos testimonios. ¿Por qué no publicas la carta entera de Mario, Bernardo, para que todos disfrutemos de uno de sus primeros contactos con la poesía horazeriana?

 

Juan Luis Dammert Egoaguirre

José Cerna, (que tiene tb cuenta en fb) me dice, para precisar fechas: "el jato de la Arekipay estaba en la 18

Llegué a Ancash 444 una tarde de abril de 1972, que andaba caminando buscando tocuar en el centro, y me encontré con Manganzón (el dorima de Coja Pasión) ahí en la esquina de Awankay y Ankash, y le pregunté si sabía de algún alquiler por ahí, y dijo sí, tengo algo que tienes que ver, etc.

Juan y José deben haber llegado como en octubre-nov del 72

yo me fui a la Arekepay en set del 73, en buena medida porque ya mucha gente yegaba a la Ankash...,

 

Bernardo Rafael Álvarez

Precisiones que hacían falta.

 

Bernardo Rafael Álvarez

Puse unos fragmentos, porque tuve que salir temprano y además porque se demoraba esta máquina. Voy a publicarla toda, transcrita con los símbolos y los caprichos visuales de Mario Santiago. Es importante esta carta no solo como testimonio de la relación de la gente de Hora Zero con los cuates mexicanos, sino también por la carta en sí misma: la manera cómo la construyó.

 

Tulio Mora Gago

Bernardo, esos fragmentos de la carta son increíbles y esperamos con ansiedad que publiques la carta entera. Es una pieza valiosa para nosotros, como bien sabes. Por otro lado, consulté con Jorge Pimentel y él me dice que no recuerda haber conocido a Joseantonio Suárez y menos haber hablado con él sobre HZ. Lo asegura porque agrega que un dato como formar un movimiento internacional no lo hubiera olvidado nunca y me lo hubiera contado mientras escribía el prólogo. He releído también el artículo de Chepetoño y en ningún momento menciona que pasó por el Perú, sino por Brasil, Venezuela, Colombia y Centroamérica. En este caso también, tratándose de cartas intercambiadas entre JRR y Mario Santiago, es extraño que él no recuerde en su crónica que haya visitado el Perú cuando para cualquiera que escribe sobre esa relación este era un dato fundamental. Asimismo, siguiendo su crónica, la revista Zarazo salió el año 74 en México y se envió a Lima a JRR. El mismo lo sostiene en la carta que publicamos y no que lo presentó aquí en Lima. En resumen: tal vez te estás refiriendo a otro mexicano. Lo sabré con más precisión cuando le escriba a Raúl Silva y Joseantonio. Es verdad que los primeros intentos de internacionalizar a HZ tienen su primer contacto en ese intercambio epistolar entre Mario y JRR, pero la concreción de ese sueño se dio en 1975 cuando los infras fundan el infrarrealismo (y Chepetoño no forma parte del mismo porque ya estaba de viaje a Portugal), año en que José Rosas Ribeyro es expulsado del Perú a México por la dictadura militar, se hace amigo de los poetas jóvenes de ese país y participa de la fundación del infrarrealismo, y cuando Verástegui y Ollé viajan, gracias a la beca Guggenheim obtenida por el primero, al mismo país. Desde entonces la relación se hace muy fluida, Bolaño y Mario se integran, de algún modo a HZ y en esa condición participan de la redacción del 2º manifiesto que dio reanudación a HZ que, para ser francos, en 1974 ya no tenía vida orgánica. Y se hace más fuerte aun cuando yo viajo a México y establezco con Mario y los otros infras (ellos ya no tenían una vida orgánica por el viaje de Bolaño y Montané a Barcelona) una relación más que frecuente. Hay que investigar a profundidad este tema para no crear una visión confusa. Nos interesa mucho en la medida que nosotros somos los protagonistas y no investigadores ajenos al movimiento.

 

Bernardo Rafael Álvarez

Claro, Tulio. Así se dio la internacionalización de Hora Zero. Yo solo dije que -como creo que también es cierto- que comenzó con la relación epistolar de los mexicanos con Juan Ramírez Ruiz; lo cual, además, es corroborado por las palabras de Mario Santiago y de Roberto Bolaño, y aunque H.Z. orgánicamente, digamos, ya no funcionaba, no hay que olvidar que (al menos eso es lo que yo vi) Juan y Jorge mantenían una cercanía armónica y conversaban y se reunían a veces (y allí estaba yo) incluso en la Plaza San Martín, hasta las diez u once de la noche; Pilar también estaba con nosotros. Y, es cierto, Zarazo llegó a Lima por correo, antes de que viniese Joseantonio. Él llegó, repito, con su mujer, una chica joven y guapa. Recuerdo muy bien (no creo que sea un delirio), que ellos, Juan, Jorge y yo íbamos por Carabaya (Azángaro no, en esto creo que me equivoqué), caminando y conversando y por allí entramos en un Café y tomamos unas cervezas. Un hecho anecdótico: como la vereda es angosta, delante iban Joseantonio con su compañera y Jorge, enseguida Juan y yo. Yo -lo confieso- me sentía feliz de andar con ellos y tal vez por ello, inconscientemente, caminaba golpeando los tacos en el piso; Juan, al darse cuenta de eso, me pidió que no lo hiciera porque, obviamente, resultaba algo antipático. Resulta extraño realmente que Joseantonio no lo cuente en su crónica y que Jorge lo haya olvidado. Voy a preguntarle a Juan Carlos Lázaro; es probable que él recuerde algo porque estoy casi seguro que él también llegó a conocerlo porque frecuentaba a Juan. Pero de que fue Joseantonio Suárez, no tengo ninguna duda. Me gustaría conversar con Jorge, a ver si hacemos memoria.

 

Bernardo Rafael Álvarez

Caballero, nomás: al César lo que es del César. En lo que se refiere a Jorge, me equivoqué. ¡Tantos años han pasado, pues! Quien formaba parte también de la caminata por Lima no era Jorge, sino Juan Carlos Lázaro que estuvo en el grupo cuando tomamos las cervezas a las que me referí: y es probable que haya llegado también Rubén Urbizagástegui (de esto si no estoy seguro). Como muy bien recuerda igualmente Juanca (con quien acabo de conversar), Joseantonio usaba barba, y su visita a Lima se produjo en 1974. Ah, y la mujer de Joseantonio era, o es, Josefina. Los encuentros con Jorge se dieron en otros momentos, ya después, y allí estaba en más de una oportunidad Pilar. Pero, bueno, la pregunta se mantiene: ¿por qué Joseantonio no hace ninguna referencia a esto en su crónica? ¿Quizás porque el propósito de ese texto es únicamente dar a conocer cómo es que llegó a conocer a Mario Santiago, y lo demás -para el caso- es más o menos adjetivo o accesorio? El mismo Joseantonio lo sabe, y -supongo- él lo dirá en algún momento.

 

Bernardo Rafael Álvarez

Van aclarándose las cosas, Tulio. Para reconstruir (o construir) la historia de Hora Zero. ¡Bacán!

 


Tulio Mora Gago

Bernardo: anoche me escribió Joseantonio y efectivamente confirma lo que escribiste. Él estuvo unos días en Lima en 1974 y recuerda nítidamente los encuentros con Juan y otros patas de HZ. Te transcribo la carta:

Apreciadísimo amigo,

Te saludo y ni sabes con cuánto gusto...

A través del Jefazo Silva, casi siempre estoy al tanto de ti y de todos los honorables peruanos que tienen que ver con nuestras ocupaciones y hasta con nuestras preocupaciones, a veces.

Con gran dicha me remonto cada vez que se toca, por cualquier razón, el tema de los horazerianos y de inmediato me sintonizo con el mundo aquel que pudo ser.

Para Mario Santiago y para mí, fue una revelación encender la mecha con el Perú por allá, en la década de los años setenta del siglo anterior.

Como has podido ver en lo poco de la correspondencia que se rescató, sobre aquellos pasajes: inauguramos una amistad importantísima con Juan Ramírez Ruiz, y luego de él -también de regreso, por supuesto- con los grandes "patas" de entonces.

Después coincidió que en seguimiento de las luces de Hora Zero, nosotros pensáramos en Zarazo como el eco del enorme golpe de energía que nos irradiaba su atrevimiento.

En efecto, como lo consigné en el "prólogo" a lo de Mario: haciendo saber que por el año 1972 o, 1973, yo había regresado de una larga gira -como hippie- de Sudamérica, con especial énfasis en Brasil.

Luego entablamos la amistad en lo de Juan Bañuelos; conocimos lo que hacían ustedes por allá; garrapateamos el Zarazo y, poco después, las fuerzas del destino me llevaron de regreso a mi tierra -Guadalajara, Jalisco- donde por la intervención de un formidable amigo -Juan Valencia- me dieron el cargo de "la literartura" en el Departamento de Bellas Artes del Estado.

A unos cuantos meses, jalé a Santiago al occidente. Allá trabajaban con nosotros, los poetas Carlos Próspero y Ricardo Castillo.

Por aquellos tiempos de 1974, me surgió la posibilidad de un viaje a varios países del sur: Perú, Argentina y Brasil, que realicé con la que entonces era mi esposa, Pepita Sabre Marroquín.

Se trató de una gira personal y por gusto, como enorme pretexto para encontrar a los amigos, comprar libros y llevar tal vez, algunos Zarazos; pero traer de regreso, todo el material posible para nuestras publicaciones.

El punto G de ese raid, fue estar con Juan en el Perú. En efecto, con la idea subyacente de hacer de HoraZero y de Zarazo una réplica latinoamericana. Eran las motivaciones esenciales: la poesía y la sublevación. Porque me parece que Juan y yo, vibrábamos más en esa onda, que el mismo Santiago o que Pimentel.

Por supuesto que hubo muchas reuniones y muchas cervezas. Por allí, también alguna plática o lectura de textos y hasta la presentación de nuestro periódico...

Claro que debió de haber estado Bernardo más de una vez con nosotros. Si yo no lo he mencionado con especial énfasis, es porque mi memoria tiene algo de teflón. Pero también, porque el centro de interés era el abate JRR, para fraguar los planes tanto y tanto acariciados -el arcipreste, lo llamaba Santiago-.

De manera, que hay concederle toda la verdad a lo que dice Bernardo; no sé cómo le hará para recordarlo y si hay modo, hazle saber de mi afecto y que, lo saludo con grande alegría. Lo que acabó de cerrar el hermetismo de aquel viaje hacia tu deslumbrante país, fue que Midori la compañera de Juan y Pepita, hicieron muy buenas migas, de manera que, allá andábamos los cuatro juntos para arriba y para abajo.

Las conversaciones entre el abate -o archipreste- y yo, se hacían interminables; era de madrugada y seguíamos en la guáguara. No sabes qué maravilla de experiencia. De hecho, regresé de ese periplo muy bien nutrido, tanto, que acá me tienes, como nuevo, a mis tiernos 65 noviembres.

Ya te lo has de figurar: más para conversar, siempre habrá. Ni pa´ qué te aburro...

Mejor, te esperaremos por estas tierras siempre, para echarle más agua a los frijoles y dedicarnos a vacilar un rato. Si no, en cualquier día por allá andaremos cayendo, para tomarnos muchas cervezas juntos...

Salúdame a lo que queda de la flota ¿De Pimentel, qué ha sido? A ver si cuentas.

Mientras que llega tu correo-E de retorno: te ruego que recibas un abrazo requete apretado.

Con enorme gusto, Mano.

De ti,

Joseantonio.

 

Tulio Mora Gago

Y esta ha sido mi respuesta: Es un gran placer recibir una carta tuya, querido Joseantonio, tan importante, porque siguen apareciendo novedades de nuestra ya larga hermandad literaria. En esas líneas tuyas, confirmando lo dicho por Bernardo, se perfilan nítidamente los originales contactos que se concretaron formalmente cuando se creó el infrarrealismo (1975) y los posteriores vínculos a través de antologías, revistas, manifiestos (en el 2º manifiesto que reactivó HZ, en 1977, hubo participación de Bolaño, Mario y Montané), artículos, cartas, viajes y sobre todo libros.

Te agradezco infinitamente esta precisión y por supuesto informaré de manera inmediata a Bernardo Álvarez, el único, creo, de los poetas de HZ de los que conociste entonces, que han permanecido en Perú. Los otros que menciona Bernardo, José Cerna, Rubén Urbizagástegui enseñan o trabajan en EEUU, y Juan Carlos Lázaro nunca fue de HZ.

Anoche le leí tu carta a Jorge Pimentel y efectivamente no recuerda haber participado de alguna reunión durante tu permanencia en Lima. Y es que él acababa de regresar de España y Alemania, donde se casó y estuvo un año (publicó allá su 2º libro, el más memorable de esa época "Ave Soul", recientemente reeditado). Sí recuerda que para entonces ya HZ estaba virtualmente en proceso de paralización y como es público entre él y Juan no había una relación armoniosa. Por ejemplo, durante su permanencia en España, intentó organizar con tres poetas jóvenes de ese país una base horazeriana, para lo cual pidió permiso a Lima que no se lo concedieron. Esta situación puede reflejarte la poca comunicabilidad que ya existía entre lo que podríamos llamar dos grupos, al punto que Pimentel fue "expulsado" del movimiento que Juan lideraba en Lima, nuevos muchachos se habían incorporado (Yulino Dávila, Rubén Urbizagástegui, Bernardo Alvarez mientras Cerna se mantenía con Juan) y del que se habían apartado los fundadores (Jorge Nájar, José Carlos Rodríguez, Julio Polar, Mario Luna). Con esos jóvenes es que publican una revista cuyo título solo fue Hora Zero y donde no aparece Pimentel. Hacia 1975, cuando surge el infrarrealismo, HZ 1ª etapa ya no existía y cuando lo reactivamos, en 1977, JRR aceptó participar a condición de que se le cambiara de nombre, algo que no aceptaron ni Jáuregui, Pimentel, Feliciano Mejía y Verástegui, entre los más notorios. Y entonces prefirió separarse de ese segunda incursión que fue la más intensa y fructífera, en la medida que cada quien fue pensando más en su obra personal (y el crecimiento del movimiento en otros lugares como Huancayo y Cerro de Pasco, además del extranjero), hubo más agregados teóricos al "Poema integral" y por supuesto la confrontación con la poesía canónica se hizo más feroz. Los 80 han de ser recordados por la época en que HZ plasmó su obra sobre la base de su poética y al mismo tiempo la que signó la lucha feroz del canon contra nosotros. No deja de ser coincidente que fue también la época en que surgió la guerra interna.

Como verás son cosas, a la manera de "Los detectives salvajes" entre chistosas y serias, como ocurre en todo movimiento (lo mismo pasó entre Anaya y Bolaños, entre los infras), que al margen de esos sucesos deja obras, influencia, rastro y huella, y eso es lo que nos interesa.

Me hubiera gustado tener conocimiento de estos datos mientras escribía el prólogo a la antología porque comprueba, como repito, los intentos iniciales (tanto en España, con Pimentel, como en México y aquí, contigo y Juan a través de Zarazo) de lo que más tarde fue la concreción de la internacionalización de HZ con los infras y un poco más tarde, aunque no con la misma vbración ni perdurabilidad del vínculo anterior, la creación de HZ-internacional gracias a José Carlos Rodríguez y Verástegui, quienes lo impulsaron en París con poetas de diversa nacionalidad de ese y otros continentes.

Pero ya que estamos, ahora sí, directamente vinculados gracias al gran Raúl Silva, alias Flash Gordon, sería maravilloso que de pronto escribas una crónica de ese viaje a Lima que a lo mejor podría aparecer en la publicación que Raúl tiene pensado sobre el intercambio epistolar entre Mario y Juan. Ya sabrás que Bernardo tiene también una carta de Mario y es genuina -lo sé porque de inmediato reconocí la caligrafía de Mario-, y quizá también sirva para la edición de la Cartonera.

Te paso el e-mail de Bernardo

cactusberal@hotmail.com

Un fuerte abrazo, querido Joseantonio, a la espera de tu respuesta

 

Bernardo Rafael Álvarez

Extraordinario, Tulio! Significa que la memoria no me ha sido tan infiel que digamos. Ahora creo que solo falta precisar muy bien lo de Jorge.

 

Tulio Mora Gago

Lo de Jorge es definitivo, parece: anoche le leí la carta y me volvió a afirmar que nunca conoció a Chepetoño.

 

Bernardo Rafael Álvarez

No vaya a ser que, efectivamente, él -Jorge- también haya estado con nosotros esos días. Porque, repito, aunque probablemente hubo algún distanciamiento entre Juan y Jorge, lo que yo vi entonces fue una conversación en armonía (hablo del 74). Pero creo que una cosa se ha aclarado, entre todo lo dicho: que la internacionalización de Hora Zero comenzó a gestarse en esa relación, primero epistolar y luego con el encuentro personal de Joseantonio y Juan. Se impone, creo yo, la necesidad de dibujar la historia de esta relación HORA ZERO/ZARAZO e INFRARREALISMO, que -definitivamente- ya está en la Historia.

 

Bernardo Rafael Álvarez

Bueno, pues, entonces, quedó claro lo de Jorge. Esta carta de Joseantonoo es un documento muy valioso.

 

Tulio Mora Gago

Parece que no, ya le insistí y no recuerda ese detalle que él cree es importante y por lo mismo lo tendría muy vivo en la memoria. En cuanto a la internacionalización, efectivamente lo de Zarazo está ya consignado en el fragmento del prólogo de Joseantonio al libro de Mario que publiqué en la antología. Lo que no hubo fue concreción de ese contacto, algo que sí sucedió posteriormente con el lanzamiento de la 2ª etapa de HZ. En resumen, hay más datos para escribir la historia de HZ que no ha sido, por cierto, hasta ahora concretado. Como recordarás, en mi prólogo yo preciso que no quise hacer una crónica memoriosa de HZ, ya que no me correspondía (lo prueba este detalle que has destapado), sino a Pimentel y Ramírez, los firmantes de "Palabras urgentes". Lamentablemente Juanito, Mario Luna e Isaac Rupay ya no están. Habría, en todo caso, que pedirles a quienes fundaron el movimiento, que cada quien por su lado haga su propio trabajo como genialmente han hecho Eloy y Enrique en la antología. Ese debe ser el próximo libro por publicar reuniendo además todos los manifiestos, algo que me han pedido muchos patas.

 

Bernardo Rafael Álvarez

Pero, insisto: a pesar de lo que cuente Jorge y lo que haya sentido Juan, lo que yo vi fue armonía entre ellos. En varias oportunidades anduvimos por el Centro de Lima en grupo; incluso, como repito, algunas noches nos sentábamos a conversar en la Plaza San Martín y recuerdo que allí una vez un fulano me pasó la voz creyendo que podía alcanzarle algo de marihuana que, por supuesto, yo nunca tuve (era cerca de la medianoche). Fue cuando ya habíamos leído Ave soul, con prólogo de Félix Grande. En noviembre, el día de mi cumpleaños, fui a visitar a Juan y -como ya lo conté- vi pegado en el portón del edificio una notita avisándole de la muerte de Juan Ojeda y quien la firmaba era "Jorge" y por eso digo que debió ser Pimentel. Juan llegó y nos fuimos al cementerio. Por supuesto, allí también estaba Jorge.

 

Tulio Mora Gago

Bueno, querido Bernardo, el problema es que Pimentel no sabe usar una computadora, sería mejor que te comuniques con él por teléfono. Así que de intermediario hasta aquí nomás doy. Lo otro sería torturarlo, mismo grupo Colina, o meterme en su memoria y creo que no estoy preparado para eso.

 

Bernardo Rafael Álvarez

Jajajaj. Tienes razón, Tulio. Sí, voy a comunicarme, con él. Jajajaj. ¡Un abrazo, hermano!


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*Este diálogo se inició el 16 de junio del 2011, en Facebook.