"Es una mala costumbre que no debería
fomentarse, pues afea lo escrito y crea confusión", dice Arturo
Pérez-Reverte. "Afea" y "crea confusión". Lo de
"afear" o "embellecer" una frase, como objeto visual, es un
asunto de carácter subjetivo: Algunos, como el escritor y académico español -autor de El capitán Alatriste- tal vez sientan escrúpulo cuando se
chocan con una frase interrogativa que solo tiene el signo correspondiente al
final; a otros, que son los más, es obvio que no les preocupará en absoluto. Y,
desde los días tempranos de nuestro idioma, prácticamente a nadie le preocupaba
eso; fue recién en 1754, con la segunda edición de la Ortografía del español,
que apareció en escena el bendito signo de apertura (fue, como puede
entenderse, decisión o capricho de académicos, solamente). ¿Había fealdad en la
escritura del español durante los muchos siglos anteriores, por la falta del
ganchito con el punto arriba? ¿Se confundía la gente al leer frases
interrogativas con solo el signo puesto al final, con el puntito abajo?
Pérez-Reverte seguramente cree que entonces todo era un caos. ¿Y ahora, en las
redes sociales y en los mensajes telefónicos? Todo indica, realmente, que el
piso está parejo. Nadie, y esto es innegable, en los mensajes de texto, en los
tuits o en los comentarios de Facebook escribe frases interrogativas con un
gran número de palabras poniendo solo el signo de cierre; todo el mundo suele
hacer preguntas cortas, y al ser así es absurdo creer que puedan generarse
"confusiones": nadie, señor Pérez Reverte, se confunde. ¿Sería
conveniente aconsejar el uso de los signos de apertura y de cierre? Claro que
sí, pero especialmente cuando se trata de escribir textos de otra naturaleza o,
mejor dicho, en otras circunstancias (un artículo, un ensayo, una novela o un cuento,
una carta, un documento oficial, etc.); en tuits, en mensajes de texto u otras
cosas breves en Internet también, claro, sería aconsejable, pero sin darle al
consejo el carácter de obligatoriedad de que nos habla la RAE. ¿Por qué debemos
pensar que solo en nuestro idioma la falta del signo de apertura
"afea" lo escrito o crea "confusión", como afirma el
periodista y académico español? ¿O sea, en los otros idiomas en que solo
se usa el signo al final la situación es medio cataclísmica, por la feúra y la
confusión de los mil demonios? (Recuérdese que los dos signos -de
apertura y de cierre- solo se dan en castellano). No, pues: no hay ni
feúra ni confusión. La RAE nos dice esto: "Los signos de apertura
(¿¡) son característicos del español y no deben suprimirse por imitación de otras lenguas en las que únicamente
se coloca el signo de cierre"; se trata, como se ve, de una suerte de
recomendación u exigencia que no tiene nada de rigor académico: "no deben
suprimirse por imitación de otras lenguas" (o sea, ¿si la supresión no se
hace por imitación, sí vale?) ¿Quién hace esa "supresión" por querer
imitar lo que ocurre en el idioma inglés, por ejemplo? Nadie. Ah, una cosa importante: Los signos de interrogación y de exclamación, tal como los conocemos, también se emplean en ruso y en chino, al final de la frase (En ruso: "¿Cómo estás?": "Как поживаешь?"; "¡Qué te importa!": "А тебе какое дело!". En chino, las mismas frases: "你好嗎?"; "你在乎什麼!"). Concluyo: es aconsejable poner los signos
de apertura y cierre (en frases interrogativas y exclamativas), pero, si en las
redes sociales usted no lo hace y todos entienden sus mensajes o comentarios y
no caen en confusiones, quiere decir que la cosa va bien, razón por la cual no
tiene por qué preocuparse ni sentirse mal. La lengua, hablada o escrita, es,
básicamente, para -en el acto comunicativo- hacernos entender; y si con o sin
determinados signos, con palabras completas o apocopadas, con emoticones o con
las más caprichosas combinaciones ("x 100pre", por ejemplo), o los
insufribles "ellx", l@s, "amigues", etc. nos hacemos
entender, todo va bien, paisitas. Ah, pero no se les vaya a ocurrir poner
caritas felices en oficios, solicitudes, apelaciones o contratos, porque ahí sí
se friegan, caracho. 😂😂😂 ¡Un fuerte abrazo, amigos!
Ver donde otros no ven, o no quieren ver, no es cosa del otro mundo. Es cuestión de ver únicamente; así de simple. Ah, pero para ello es recomendable emplear la mirada y dejar de lado las anteojeras y también la ojeriza. Apasionarse en la vehemencia, no en el odio ni en el fanatismo. Ser tolerantes, pero no tontos. Ser perspicaces, no adivinos. Ser claros y objetivos. Ser decentes y sinceros. Justos. No esperar el aplauso fácil. Buscar la verdad. Respetar.
miércoles, 9 de junio de 2021
DE CONFUSIONES Y FEÚRAS, CUANDO GRITAS O PREGUNTAS POR ESCRITO
© Bernardo Rafael Álvarez