martes, 26 de mayo de 2015

HACEDORA DE ALEGRÍAS ANTIBIOTICAS



Ahora y aquí, donde el ensueño
no hace falta para dar flor al edén,
todo se ilumina, porque tú pones el sol.
Ondulante sonrisa de agua viva,
nigromante lectora del misterio,
inscripción volátil en arena de playa,
enfermera: hacedora de alegrías antibióticas.
Todo se ilumina en nuestro suelo,
azucena, porque tú eres el ensueño y el edén.

Soledad inventada para acompañar,
orquesta invitada para silenciar:
lenguaje de viento dibujado eres,
escritura aromática sobre hojas de geranio,
dátil, dédalo y diluvio: débil y dulce desastre.
Artesana ferial, mira hacia el cielo: sobre nubes,
distante, volando dibujas guirnaldas en el mar.

Canturreando en el silencio
apareces perseguida por mi sombra; mas
-caprichosa como el sol en estación enredada-
enciendes la pradera y, acobardado, cual
recuerdo que no sobrevive a la hojarasca,
el seco sonido de la oscuridad se detiene
seducido por tu luz.


___________________________________
(Octubre, 1982. Poema que fue dedicado a Soledad, una cálida enfermera a quien quise mucho).

sábado, 2 de mayo de 2015

NOTAS SOBRE EL USO DE LA CONCERTINA EN LA MÚSICAPERUANA/ Marcela Cornejo







Como muchos otros instrumentos de origen europeo, la concertina ingresa al espacio musical peruano desde fines del siglo XIX por vía del colonialismo económico.  Su principal puerta de entrada fue la región amazónica, acompañando a los aventureros europeos atraídos por el boom cauchero. Probablemente algunos agentes insertados en la creciente minería transnacional de la sierra, o músicos rioplatenses que visitaban principalmente las ciudades de la costa, trajeron algunas concertinas, pero lo que tengo más verificado a la fecha es el ingreso de este instrumento principalmente por el espacio amazónico.

Al día de hoy termina de desvanecer su presencia en la música popular peruana ante el empuje de instrumentos más modernos como la guitarra eléctrica, el bajo eléctrico, la batería, el saxo,  la trompeta, etc. Sobreviven algunos viejos cultores llenos de añoranzas que pocos escuchan.  Las viejas concertinas van desapareciendo de las heredades familiares, sea porque los mayores van  falleciendo,  por desinterés  de los herederos, por las averías irremisibles que impone el paso del tiempo, o todo a la vez.  Poco se repara en su valor testimonial de una interesante historia cultural musical que involucró varios departamentos del país y que llegó a ser centenaria.

La concertina es un tipo de acordeón (instrumento aerófono de fuelle) que puede ser bastante más pequeño, de forma hexagonal u octagonal, con botoneras en los extremos  (que activan los fuelles) , sin teclados, y con correas para sujetar manos  o  dedos, según el tipo.   Algunos tipos de concertina son  más grandes, como la que tocaba el Conchyamino (al punto de hacer dudar a sus paisanos si era concertina o acordeón, llamándolo acordeonista-concertinista); el detalle físico más notorio es que no tienen teclado sino botones (ejemplo).  Hay distintos tipos de concertina, pudiendo ser principalmente unisonoras  (una nota por botón) o bisonoras (dos notas por botón, una al abrir el fuelle y otra al cerrarlo).  Sobre su invención:
  • ... Concertina: El físico inglés Charles Wheatstone (1802-1875) patentó el 19 de Junio de 1829 en Londres la concertina, instrumento cromático (daba la misma nota abriendo y cerrando el fuelle) basándose en el symphonium de 1825 al que añadió un fuelle 70. En 1834 Karl Friedrich Uhlig construyó la primera concertina alemana, diatónica, que tenía mayor tesitura y resonancia y un sonido más noble que la inglesa. Esta concertina dio paso al bandoneón 71, inventado en 1840 por Heinrich Band (1821-1860) en Alemania [Hermosa 2013 : 19] (1)
En nuestro país fue un instrumento preferido de viajeros por su pequeño tamaño, lo que permitía su cómodo transporte.  Esto lo vinculó directamente, como ya está dicho,  a los aventureros caucheros (extranjeros y peruanos) y a los comerciantes  trashumantes o "aviadores" que  proveían el circuito económico cauchero, y que eran por lo general de origen andino.


El Mapa de Instrumentos... de 1978 [Bolaños Et.Al.]  proporciona la siguiente información sobre la presencia de la concertina en el Perú.  Tomémoslo como un estado de la cuestión aproximado de las décadas de 1960 y 70.    Se incluyen los datos del acordeón para poder relacionar la afinidad presencial de ambos instrumentos.    Como podemos notar, a falta de un registro cabalmente completo, se señala que se pueden encontrar en "todo el Perú":

  • 5.- Acordeón.- Es el instrumento europeo que se ha incorporado no hace mucho al uso popular en varias regiones el país.  A veces se toca en vez de la concertina.
    Ubicación geográfica: AMAZONAS: Bongará, Chachapoyas, Luya, Rodríguez de Mendoza; AREQUIPA: Arequipa; CAJAMARCA: Cajamarca; CUSCO: Acomayo, Anta, Cusco, La Convención, Quispicanchi, Urubamba; LIMA: Yauyos; PUNO: Azángaro, Chucuito, Huancané, Lampa, Puno, San Román; SAN MARTIN: Huallaga, Lamas, Mariscal Cáceres, Moyobamba, Rioja, San Martin; TACNA: Tarata; y todo el Perú. [...]
  • 6.- Concertina.- Es el instrumento europeo similar al acordeón, de figura hexagonal u octagonal, de fuelle más largo que el de aquel instrumento, y teclados de botones en ambas caras o cubiertas.
    Ubicación geográfica.- AMAZONAS: Bongará, Chachapoyas, Luya, Rodríguez de Mendoza; ANCASH: Aija, Carhuaz, Huaraz, Sihuas, Yungay; CAJAMARCA: Celendin; HUANUCO: Huánuco, LIMA: Cajatambo, Yauyos; PUNO: [s. ref.]; SAN MARTIN: Huallaga, Lamas, Mariscal Cáceres, Moyobamba, Rioja, San Martín, y todo el Perú.
    [Bolaños Et. Al: 175-176]

En el presente texto se dan sólo algunas trazas informativas provenientes de diferentes fuentes para tener  una idea  basta del arraigo de la concertina en la región amazónica y andina.  Hace falta hacer recopilación oral en campo y estudiar estos instrumentos como objetos culturales, sean de fábrica como artesanales, tanto en su morfología como en su aspecto técnico, sonoro y de las prácticas socio-culturales que involucraba.  Reparemos por ejemplo, en el sonido onomatopéyico  que el recordado Demetrio Román Casamayor (activo en los años 40 y antes)  podía hacer brotar de su concertina... ¿era de fábrica, era artesanal? Lo que conducía a la generación de varios tipos regionales de concertina popular peruana  (sea en la técnica de  su manufactura-ejecución o simplemente ejecución) no llegó como vemos, a trascender el plano de lo estrictamente popular-oral. 


Espacio amazónico

Se  puede inferir bastamente que el instrumento se insertó en las ciudades, poblados y
campamentos  ribereños, desde el departamento de Amazonas por el norte hasta el de Madre de Dios por el sur en la segunda mitad del siglo XIX, y que ha ido cayendo en desuso en la segunda mitad del  XX hasta su casi desaparición en la década de 1990 al presente.   

Cuando convergían para aprovisionarse, descansar o distraerse de sus azarosas travesías, los caucheros sabían que debían hacerse de "...armas de fuego, de bastantes víveres, y sobretodo harta cachaza o aguardiente, ventisho y mashato, cuando no de cognac y hasta champaña.  Además cada cual se procura, quien un acordeón,quien una concertina, un tambor, una flauta, un pífano, una guitarra o cosa parecida, para alegrar la fiesta o mejor dicho la borrachera..." [Buenaventura 1982 : 191]

El destacado estudioso de la cultura musical amazónica  (musicólogo, educador e investigador), Luis Salazar Orsi, señala: "La concertina fue el instrumento más usado y querido por los músicos  pioneros de la Amazonia, ya que, además de las cualidades mencionadas para la guitarra, la concertina posee un timbre tristísimo y melancólico, una línea melódica quejumbrosa en el registro agudo, particularidades estas muy acordes con la soledad y el recogimiento lírico de estas gentes, inmersos por muchos años en condiciones de vida específicas" [Salazar Orsi 1986 : 10-11].


Concertinista riojano Marcelo Reátegui en la danza de diablos de la fiesta del Corpus Cristi (1952)
(foto de Luis Salazar Orsi)


Amazonas

Ha tenido presencia en la música de las provincias de Bongará, Chachapoyas, Luya y Rodríguez de Mendoza.
[por completar]


San Martín

Carlos Velásquez, de Saposoa, comenta en su blog: "La concertina fue un instrumento muy popular. Los caucheros la llevaban para distraer su soledad en el abismo de los bosques y hasta se escuchaba la concertina en las canoas y en las balsas a lo largo de los ríos. Los shilicos (celendinos de las serranías de Cajamarca) eran comerciantes por excelencia, les llamaban los judíos peruanos, ellos siempre llevaban concertinas a la espalda y la tocaban en las pasadas de los caminos o en la puerta de sus tiendas, en el silencio de las noches: huaynos, tristes, yaravíes en añoranza de la nativa tierra distante.Aparte de la concertina, los instrumentos más comunes en la selva son la quena, guitarra, flauta,acordeón, clarinete, violín, mandolina, cabaquiña, banyo, bombo, tambor y redoblante" [Velasquez 2015].

En Rioja la concertina estuvo presente en las fiestas populares, siendo las principales la del Corpus Cristi  (v. foto) y la de Carnaval:  "...Juan Carlos Méndez Alvarado, presidente del carnaval, señaló que esta actividad costumbrista muestra una danza que antiguamente se celebraba en el Corpus Christi.  El baile, solmene y multicolor, se ejecuta con instrumentos denominados concertina, acordino o rondín, acompañados por el ritmo peculiar que producen los golpes de los pies sobre el suelo, conocido como zapateo. Agregó que su origen es evidentemente colonial, con adición de rasgos típicos regionales que la particularizan, diferenciándola de otras regiones..." [s.a. -AHORA-: 2013].

En Juanjui tenemos la memoria de un concertinista que según Izquierdo Ríos, y no obstante las marcas físicas de su azarosa vida, sonaba como uno de los mejores del mundo:   ...Con Ruperto Maldonado, natural de Juanjuí, llegué a intimar mucho; nos hicimos amigos entrañables. Me acuerdo de él como si lo estuviera viendo en este momento; era tuerto del ojo izquierdo y tenía un grueso lunar negro en el cachete; siempre estaba alegre y haciendo chistes de todo; era de buen corazón, a pesar de que dicen que 'hombre con señal es malo'. Tocaba la concertina extraordinariamente; creo que era el más grande concertinista del mundo. Con qué gracia cantaba y tocaba aquello:  'Si quieres comer iguana/ Vámonos a la chiringa'... [Izquierdo Ríos 2010 : 401]

Haciendo un poco de historia para rastrear el inicio de la presencia de este instrumento en el espacio amazónico peruano, podemos apuntar al tristemente recordado explotador cauchero Julio César Arana, nacido en 1864 en Rioja (un pequeño poblado insular entre los andes y el feraz bosque amazónico), quien aprendió a tocar concertina a los 11 o 12 años para enamorar a la que sería con el tiempo su esposa, Eleonora Zumaeta: "...rara flor riojana de ojos azules y particularmente bella, tres años mayor que él [...] Si los acrósticos tampoco lograban la rendición de su amada, había que reforzar el asedio con otras artes. Estudió guitarra, acordeón y concertina para deleitarla con improvisadas serenatas..." (Lagos 2005 : 17).  Aprendió pues, por el año 1875 o 76, lo que permite suponer que la concertina ya circulaba por esos lares, al menos entre los sectores de colonos criollos y mestizos, desde la década de 1870 o 60, pocas décadas después de su invención.


Loreto
Dama loretana con concertina [Fuentes 1908 : 187]

En Iquitos  se  ha tocado concertina en las reuniones de amigos, fiestas familiares y sociales.  A principios del siglo XX era notoria la afición de  las mujeres por tocarla.  Hildebrando Pérez anota su predilección por la concertina y el acordeón en ámbitos populares, pero no dejó de estar presente, junto al piano, en los salones, como muestra la fotografía que inserta en su trabajo:  ...[la loretana] Es aficionadísima á la música y al baile. Las niñas de la  alta sociedad tocan con buen éxito el piano; las mujeres del pueblo el acordeón y la concertina, por los que tienen marcada afición. /  Todas bailan con mucha elegancia y hasta corrección ...[Fuentes 1908 : 189].  Esta notoria afición femenina se dio también en otros departamentos amazónicos como por ejemplo San Martín, donde se puede mencionar  a la  recordada riojana Luisa Sol Sol Díaz [Salazar Orsi 2015], o el departamento de Ucayali, donde se puede mencionar a la pucallpina Laura Babilonia del Águila, abuela del célebre Wilindoro Cacique [Matos Tuesta 2012].

Las fiestas populares también fueron escenario de la concertina, siendo la fiesta de San Juan (24 de junio) la principal: “...alegres y divertidas fiestas sociales y populares amenizadas con pifano (especie de quena pequeña), tambor y bombo, para más tarde añadir el clarinete, la flauta, la concertina, el acordeón y la guitarra, y seguidamente, con orquestas de diversos instrumentos musicales” [Navarro Cauper]. 

Entre 1941 y 1942 el educador, escritor e investigador amazonista Francisco Izquierdo Ríos publicó 46 poemas en la revista magisterial Trocha, cuando trabajó como Inspector de Educación en la ciudad de  Iquitos.  Se  refieren a  distintos aspectos de la cultura amazónica, siendo dos de ellos dedicados a instrumentos  musicales, uno indígena y el otro europeo: Manguaré alude al instrumento de percusión indígena de carácter guerrero, y La concertina al instrumento aerófono de fuelle que acompañó al colono aventurero.  Este segundo poema:  "...muestra el afecto y sentimiento del cauchero, que se manifiesta a través de las notas musicales desplegadas mediante los acordes de la concertina" [Marticorena sf : 4]


Pasco y Huánuco (selva central)

En esta región -bastante cercana a Lima-, la presencia de colonos tiroleses conllevó también la presencia de sus propios instrumentos, uno de los preferidos, la concertina.  En este caso fue una incursión de colonización económica pero también socio-cultural, pues  no se trataba de aventureros en busca de  rápida fortuna, sino de personas que  buscaban establecerse y dedicarse fundamentalmente a la agro-ganadería.  Entre ellos, la concertina, el rondín y la guitarra han sido de los instrumentos musicales preferidos para evocar sus añoranzas y re-crear su música [Godbersen 2003 : 85].  En el presente siguen practicando su música con los instrumentos  con que arribaron sus antepasados y otros más modernos. 


Madre de Dios

La extracción cauchera, muy intensa en la amazonia norteña (desde el Caquetá y el Putumayo), se fue proyectando hacia el sur, y con ella las prácticas culturales colonialistas que involucraba.  Los caucheros que incursionaron en el departamento de Madre de Dios a inicios del siglo XX  también alegraron sus soledades con concertinas:  "...En 1912 el gobierno peruano dirigió una expedición para trazar la ruta colonizadora hacia las profundidades de Madre de Dios.  Puerto Maldonado fue establecida como capital de la región aquel año, siendo sus primeros pobladores caucheros y obreros (Reyna 1942). La economía basada en el caucho comenzó  a desarrollarse. Los "aviadores" eran comerciantes del boom de la goma que "habilitaban  a las personas que buscaban trabajar en la jungla".  A cambio de grandes cantidades de goma (comerciada en "fabricos" (2) ) los "aviadores" proveían harina, carne salada, guisantes, azúcar, café, utensilios de comida, armas, y en algunos casos incluso una concertina (Flores 1987 : 22).  También era posible para los caucheros comprar cigarros, Vermouth, bizcochos ingleses y otras finas comodidades (Casaverde 2008).  Aunque los caucheros estaban asociados a la producción, el entender cómo devinieron a su vez en consumidores en una economía desarrollada en torno a una actividad extractiva, ofrece una llave para entender Madre de Dios hoy.  Rochard Wilk (2006 : 150) sostiene que "nuevos patrones de consumo pueden  ayudar a preservar instituciones culturales existentes, causar cambios radicales y abandono de practicas culturales o trazar nuevos, "acriollados", híbridos o complejos mestizajes que son simutáneamente nuevos y viejos, locales y globales".  Madre de Dios encaja bien como sitio para el estudio de una "cultura cosmopolita" de consumo, tanto en el paisaje social pasado como presente..." [theobrero.com] (3)



Espacio andino

La presencia de la concertina en el espacio andino ha sido también importante.  Los comerciantes que iban y venían de la zona amazónica (los "aviadores"), introdujeron su uso en los apartados pueblos serranos.  Los testimonios encontrados dejan notar que los celendinos (dep. de Cajamarca) fueron de los más destacados en este rol articulador,  por lo menos en lo que respeta a la sierra norteña (de los departamentos de Piura, Lambayeque, La Libertad  y Ancash).


1. La Libertad

En la sierra liberteña se ha tocado la concertina en los bailes mestizos pueblerinos.  Uno de esos pueblos es Santiago de Chuco, tierra del poeta César Vallejo.  En consonancia con su patronímico, su fiesta principal, entre el 13 de julio y el 2 de agosto, es la del apóstol Santiago el Mayor, santo que sustituyó (o más bien encubrió) en el panteón peruano al dios Libiac o Illapa (análogo a rayo o trueno).   Son varios los bailes indígenas y mestizos que se despliegan a lo largo de la fiesta, entre los segundos  encontramos el uso de instrumentos de origen europeo: "...bailan y cantan al son de la caja y la huaytana (flauta alargada), la traversera (instrumento de carrizo), el clariente, y algunas se acompañan con concertinas y violines" [Espejo 1965]

Es probablemente el testimonio de Francisco Izquierdo Ríos, uno de los más elocuentes sobre el uso de la  concertina en la sierra liberteña, habiendo dejado trazada la figura de al menos un diestro concertinista  de la década de 1940, el cholo Casamayor:  "Demetrio Román Casamayor/ Es el mago de la concertina, a la que ha agregado más teclas y ha conseguido  reproducir en ella el canto del gallo y el cloqueo de la gallina.  Primero arranca en su concertina el  canto del gallo, luego rompe con un estremecido triste o un alegre tondero.  Es de verlo desafiando a  tocar concertina a sus rivales, con la cabeza en alto, el sombrero de junco ladeado, el gesto provocativo  y el arrogante canto del gallo de su instrumento, al que mantiene en el aire,  a la altura de su rostro...  Al término de la ejecución reproduce el cloqueo de la gallina, tratando así de ridiculizar al ejecutante  rival y provocando, por supuesto,  la risa de los espectadores./ Estas particularidades referidas a su concertina las emplea también en las serenatas. Casi nadie quiere competir con el Cholo Casamayor"  [Izquierdo Ríos 1949 en 1989 : 166]

Al describir las danzas y las músicas de la fiesta patronal del Apóstol Santiago el Mayor en Santiago de Chuco, cuyo día central es el 25 de julio, Izquierdo Ríos amplía su reseña acerca de los géneros populares mestizos no sólo andinos sino costeños, que se acompañaban con concertina:

"Concertinas/  Aquí encontramos nuevamente al cholo Demetrio Casamayor, 'el mago de la concertina'.  Aquí está este cholo ingenioso, ahora sin el sombrero de junco, con un cigarro encima de la oreja derecha y medio chispo, entusiasmando al público con su eximia maestría en tocar la concertina, su ingenua altanería, y el canto del gallo y el cloqueo de gallina de su instrumento... yaravíes, marineras, tonderos, cachuas (huainos, valses, tristes, arrancan sus hábiles dedos a la dócil concertina.  Al término de cada tonada el público le exige, le pide: '¡otro, otro!'.  Y el cholo Casamayor no se hace rogar.  Así, ante la solicitud general, toca y canta 'La chongoyapana', el famoso triste norteño:

      si no tienes nuevos amores,
      ya no me quieres...

Otros concertinistas (del lugar y de otros pueblos) también actúan, pero Casamayor es el campeón indiscutible de la concertina en Santiago de Chuco.  No tiene rival. En los pueblos de la selva también acostumbran tocar concertina, sin embargo ésta no goza del auge o importancia que tuvo en la época de la apoteosis del caucho; no había cauchero que no la llevara, junto con la carabina Winchester y la tishelina (4), para desfogar en ella añoranzas en la soledad de los ríos y de los bosques.  Asimismo, los shilicos (celendinos, de Celendín, provincia del departamento de Cajamarca), la mayoría de ellos comerciantes desde que nacen y que, en esos afanes, se van por todas partes, llegan a la selva con su concertina a cuestas, a la que hacen llorar tristes huainos, y por las noches, en las puertas de sus tenduchas, en esos pueblos apartados  y solitarios."  [Izquierdo Ríos 1949 en 1989 :  187].  La relación socio-cultural de la sierra cajamarquina con la sierra norte liberteña se hace evidente en el famoso Carnaval de Celendín, muy popular e interpretado por conjuntos celendinos y de Santiago de Chuco. 

En el Acto primero, Cuadro primero, de la obra teatral Colacho Hermanos (farsa en tres actos y cinco cuadros), César Vallejo, al retratar un día dominguero en Taque, aldea andina, menciona el uso de este instrumento por indígenas campesinos, lo que indica una transversalidad de uso no sólo de clase, sino étnica, que llegó a tener este instrumento:  "Es domingo.  Se ve pasar por la calleja, yendo y viniendo del campo, numerosos campesinos - hombres y mujeres-.  Los hay bebidos y camorristas.  Otros cantan o tocan concertina y  acordeón..."[Vallejo 1999 II : 403] 


2. Cajamarca

Por su ubicación  geográfica entre la franja alto-amazónica del norte y las zonas andinas de los departamentos costeños de Piura, Lambayeque y La Libertad, así como por la clara vocación andariega y comerciante de sus habitantes -en particular los celendinos- Cajamarca fué como una bisagra que expandió  el uso de la concertina en una amplia zona norteña, sobreviviendo hasta hace poco en los pueblos apartados.

Hubo extendida tradición concertinera en Cajamarca, en particular en Celendín, de la cual al día de hoy quedan evocaciones nostálgicas:  "...La primera mitad del siglo pasado fue fructífera para los músicos populares: acordeonistas, concertinistas, guitarristas, violinistas y cuanta orquesta se formó estuvieron de plácemes porque tuvieron trabajo continuo. Entonces no existían los aparatos de sonido de hoy y cualquier celebración y jolgorio necesariamente tenía que contar con el  concurso de estos virtuosos de la música. Celendín, tierra de artistas, tuvo grandes músicos como “Los Copochos”, don Clemente Rodríguez, don Juanito Vargas, el insigne ciego de San Cayetano, don Pancho Cortegana, etc..."  [Piritaño 2008]

Ciro Alegría (Huamachuco 1909- Chaclacayo 1967), escribió una hermosa novela corta tituladaSiempre hay caminos (1961) que confirma esto.   Su protagonista, un celendino aventurero llamado Candelario, encarna el espíritu de los hombres de tierra adentro de la primera mitad del siglo XX, aún muy compenetrados con la naturaleza, en los que lo racional y mítico juegan en su comprensión del mundo y en sus formas expresarse.  El evento de la concertina es de antología:  "...Sentóse de nuevo en la banqueta, tarareando el yaraví minero, y luego ordenó a Domi que le llevara la concertina.  La pequeña hízolo así al instante, sacándola de la habitación mayor.  Candelario se recostó contra la pared, cruzó las piernas y, afirmando el octagonal instrumento sobre las rodillas, abrió el fuelle.  La concertina fue como una oruga melodiosa.  Sus notas largas y melancólicas se extendieron blandamente en la noche [...] Del yaraví minero pasó Candelario a tocar otro igualmente triste, y las gimientes melodías valían como palabras de quebranto.  La música del pueblo peruano está hecha mayormente de llanto y Candelario entraba en tal pesadumbre, como en un recinto sonoro, a deplorar sus propias penas.  Súbitamente quiso alegrarse y tocó una jubilosa marinera, pero no persistió en el empeño entusiasta.  Sacó de su concertina tonadas melancólicas.  Tocaba un pasacalle errabundo, cuando el caballo relinchó a lo lejos... "[Alegría 1961 en 1983 :  23 y 25]

En las notas de un casete de música campesina del programa Tierra Fecunda, realizado en la década de 1980 se señala que la concertina es un "instrumento desconocido" en el medio peruano, sin haber reparado que en esos años el declive de su uso, otrora floreciente, ya venía de décadas atrás.  El método de la etnografía sincrónica evidencia en este caso sus vacíos.  El registro sonoro corresponde a una marinera cajamarquina interpretada con una concertina casera, hecha por el propio ejecutante:  "Marinera de Llucchubamba/  La concertina es un instrumento casi desconocido para los peruanos, que tiene alguna similitud con el acordeón.  Sin embargo, en la lejana Cajabamaba, provincia del departamento de Cajamarca, don Gualberto Alvarez Olano ha logrado fabricar, en forma totalmente artesanal, su propia concertina.  Con la participación de sus hijos ha formado el conjunto Los engreidos de Lluchubamba, que nos interpreta con este instrumento una marinera con fuga de huayno" [Thorrez 1986]


3. Ancash


Conjunto Ancashino Atusparia, fundado en 1927.  Al centro, concertinista Juan Maguiña Gonzales
Fotograma tomado de este video

La presencia de la concertina en este departamento parece vinculada a la influencia de la sierra liberteña  y del departamento de San Martín.  Probablemente también, en alguna medida, de Pasco y Huánuco, donde hay notoria presencia de colonos alemanes.  A la fecha sólo puedo mencionar su uso acompañando las Danzas de Pallas del Callejón de Huaylas y en conjuntos musicales tipo estudiantina.  El principal conjunto, sin duda, es el Conjunto Ancashino Atusparia,uno de cuyos fundadores, Juan Maguiña  Gonzáles, fue un diestro concertinista. Otros conjuntos similares son el Centro Musical Luzuriaga (con Gumercindo Ramos en la concertina) y el Conjunto Los Trovadores Chiquianos (con Perfecto Bolarte Calderón en la concertina), entre otros.

Precisamente, al destacar el rasgo característico del huayno ancashino en relación a otros estilos
regionales, José María Arguedas señala su ejecución con concertina, característica relevante hasta hace pocas décadas:   "El huayno, en las cuatro regiones del Perú, se baila con arpa y violín acompañados de otros instrumentos, diferentes según las regiones: quena y mandolina en el centro y en el sur, mandolina, guitarra y concertina en el área de Ancash, clarinete y saxofón en el Valle del Mantaro..." [Arguedas 1976 : 222]

Del uso de la concertina  en la provincia de Pallasca (limítrofe precisamente, con la sierra liberteña) Bernardo Rafael Alvarez testimonia la memoria del músico invidente Pedro Gutiérrez,  activo en las primeras décadas del XX,  muy querido y recordado: "...Don Pedro Gutiérrez, 'El Conshyamino', nuestro folclorista invidente, cuando lo conocimos solía ubicarse en una de las bancas de la Plaza de Armas (casi siempre en la que da hacia la iglesia). Con un seseo muy particular, secundado por el acompañamiento jadeante de “su acordeón o concertina”, protegido por su poncho y sombrero, rodeado por los chiquillos del pueblo y –cómo no- vigilado por la “Repolla”, su mujer, entonaba huaynos y guarachas: 'En el cielo las estrellas', 'Mi cafetal...y “La piedra de mal rodar”', su canción emblemática.  No faltaba - como en todas partes- algún mozalbete zamarro que –candorosamente perverso- le jugara una broma pesada, como presionar una tecla de su instrumento, alterando, así, la ejecución del tema musical; don Pedro se enfadaba por un instante, soltaba sin mucha convicción un carajo, pero inmediatamente sonreía y continuaba con la música. Nosotros nos alegrábamos con su alegría y nos conmovíamos con su emoción. La destreza que demostraba al hacer brotar las notas de su muy humilde instrumento, era la misma cuando confeccionaba las proverbiales “andaritas” (especie de flautas de pan hechas con cañas de carrizo), perfectamente afinadas como para pergeñar, en las noches de luna llena, las melodías inolvidables del “Zorro negro”; o para que Julio y “Shantel” -dos de sus principales usuarios- pudieran familiarizarse con la nobleza del arte órfico (su padre -nunca olvidado, especialmente por su cálido y generoso corazón-, don Santiago Zanelly, era, probablemente, el más entusiasta “cliente” de don Pedro). Durante las primeras décadas del Siglo XX, sabemos que la animación musical de las fiestas familiares del pueblo, más que la Victrola, corría a cargo de El Conshyamino. La aparición del retumbante “Pick up” prácticamente desplazó a ambos. La Victrola se convirtió en pieza ornamental o de museo y don Pedrito, tal vez invadido por una honda tristeza pero jamás deprimido, trasladó su centro protagónico a la Plaza, mas nunca se alejó de los corazones. Más que un personaje, llegó a ser un símbolo. Los pallasquinos lo guardamos en nuestra memoria y sabemos que él y don Víctor Alvarado, don Pancho Nina, don Lorenzo Paredes...forman parte de la identidad espiritual de nuestro pueblo. Hablar de Pallasca es no olvidarse de ellos, tanto como de El Chonta, de Tambamba, de Santa Lucía; de la “293” y sus entrañables “maestros”; del Toro de trapo, de las “luminarias” y del grog…A nosotros, por lo menos a nosotros, cuando niños, don Pedro Gutierrez nos dio una lección imborrable –como todas aquellas que se dan sin palabras, que se dan con el ejemplo: amen lo nuestro con todo el corazón [...] De Isabel Miranda hemos dejado de escuchar (su padre fue -lo conocimos- don Santiago Miranda; ¿se acuerdan de él?). En los años 60 grabó un disco (probablemente otros más, no lo sabemos), en el que –como está escrito en otra parte- se dibujaba musicalmente a Pallasca y su fiesta patronal, la Fiesta de San Juan Bautista.  Un segmento de aquel tema musical decía: 'Toque, toque don Pedrito su acordeón o concertina, para bailar por la Calle Grande con mi linda pallasquina'..." [Alvarez 2007]


4. Puno


Conjunto Masías, importante conjunto musical puneño de la década de 1940.  Concertinista no identificado.
(fuente: Música, danza, tradición y personajes puneños.  Augusto Vera Béjar.  Arequipa, 2006, p. 125)


La presencia de la concertina en la música puneña se da, como en el caso de Ancash, principalmente en los conjuntos mestizos urbanos tipo estudiantina.  Portugal Catacora refiere que su introducción, junto a otros instrumentos como el violín, el saxofón, el clarinete, la trompeta y  el acordeón, es una innovación que desplaza instrumentos en uso a inicios del siglo XX como la quena y la bandurria:  "...La bandurria ha sido desplazada por la mandolina y la quena ha desaparecido. En cambio se han agregado el piano acordeón, la concertina, el violín e instrumentos de viento como el saxofón, la trompeta y el clarinete...." (Portugal Catacora 1981).  La presencia de la concertina en el departamento de Puno es un poco posterior a su llegada a la región amazónica.  Aún  cuando su vecindad con el departamento de Madre de Dios hace pensar en una ruta de llegada amazónica es probable que su arribo se haya dado también por el lado boliviano, dada la afinidad de lenguajes musicales en el espacio colla altiplánico.  A diferencia del ámbito boliviano en que se hicieron grabaciones discográficas dedicadas expresamente a este instrumento, en el departamento de Puno la concertina ha tenido una presencia, aunque  de larga data y aún vigente, menos relevante:   ...La sonoridad lograda entre las mandolinas y el acordeón constituye una característica básica del orgánico en tanto que está presente en todas las estudiantinas altiplánicas. En algunos casos, en reemplazo del acordeón han sido incorporados otros aerófonos de lengüeta como el bandoneón o la concertina los que han tenido menos permanencia [Ponce 2008: 117-118]

Estudiantinas como el Centro Musical Moho o el Conjunto Masías tuvieron concertinistas en sus filas.  En Lima el Conjunto Musical Brisas del Titicaca, tuvo la participación del concertinista y profesor  Antonio Pinazo a. "Librito", apodo relacionado a  su pequeño instrumento [Autores varios 1998]

Las estudiantinas puneñas actuales están compuestas de instrumentos de cuerda (mandolina, guitarra, guitarrón, charango, chillador, y opcionalmente violin, viola, chelo, contrabajo) y de fuelle (concertina o acordeón).  Algunas incluyen instrumentos de viento (quena, zampoña, tarqa, pinquillo...) y percusión (bombo, tarola, sonajero, triángulo, platillo)

// marcela cornejo d.



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Notas


(1)  Las páginas 49 a 52  de este trabajo detallan el  puntual desarrollo performático  académico de la concertina en la Inglaterra victoriana.  En el ámbito popular, la concertina tiene  notoria presencia en la música irlandesa.
(2) Fábrico significaba provisiones para un periodo de 6 meses.
(3) "...In 1912, the Peruvian government led an expedition to forge the path for colonists to move deeper into Madre de Dios. Puerto Maldonado was established as the capital of the region that year and the first townsmen were caucheros and obreros (Reyna 1942). An economy around rubber began to develop. ‘Airmen’ were traders in the rubber boom who “enabled people seeking to slingshot into the jungle.” In exchange for large amounts of rubber (traded in fabricos,) the ‘airmen’ provided flour, salted meats, beans, sugar, coffee, eating utensils, shotgun, and in some cases, even a concertina (Flores 1987:22). It was also possible for caucheros to buy cigarettes, Vermouth, English cookies, and other fine commodities (Casaverde 2008). Although caucheros are associated with production, understanding how they became consumers in an economy developed around extraction is key to understanding Madre de Dios today. Richard Wilk (2006:150) contends that “new patterns of consumption can help preserve existing cultural institutions, cause radical change and abandonment of cultural practices, or forge new “creolized,” hybrid, or complex mixtures that are simultaneously new and old, local and global.” Madre de Dios bodes well as a site for the study of a ‘cosmopolitan culture’ of consumption, whether in the past or present social landscape..." [theobrero.com]
(4) Vasija  o taza que recoge el látex de caucho



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Estudio tomado de: Marcela Cornejo