martes, 26 de mayo de 2015

HACEDORA DE ALEGRÍAS ANTIBIOTICAS



Ahora y aquí, donde el ensueño
no hace falta para dar flor al edén,
todo se ilumina, porque tú pones el sol.
Ondulante sonrisa de agua viva,
nigromante lectora del misterio,
inscripción volátil en arena de playa,
enfermera: hacedora de alegrías antibióticas.
Todo se ilumina en nuestro suelo,
azucena, porque tú eres el ensueño y el edén.

Soledad inventada para acompañar,
orquesta invitada para silenciar:
lenguaje de viento dibujado eres,
escritura aromática sobre hojas de geranio,
dátil, dédalo y diluvio: débil y dulce desastre.
Artesana ferial, mira hacia el cielo: sobre nubes,
distante, volando dibujas guirnaldas en el mar.

Canturreando en el silencio
apareces perseguida por mi sombra; mas
-caprichosa como el sol en estación enredada-
enciendes la pradera y, acobardado, cual
recuerdo que no sobrevive a la hojarasca,
el seco sonido de la oscuridad se detiene
seducido por tu luz.


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(Octubre, 1982. Poema que fue dedicado a Soledad, una cálida enfermera a quien quise mucho).