miércoles, 24 de enero de 2024

CUATRO POEMITAS SETENTEROS

Cuatro poemitas míos escritos durante los inolvidables setentas:

 

 

RELOJ SOLAR 

 

INTIHUATANA, siendo las 12 p.m.

Explicación UNO: Nunca he viajado a Machu Picchu; pero –importante es decirlo- esa piedra, de pie en actitud O’clock marca los minutos como mi reloj Olma Bimatic-waterproof, 17 jewels/

INTIHUATANA, en Cusco/Ombligo del Mundo/piedras en desfile escalado.-Por allí pasaron hombres y mujeres, muchos, con su cántaro a la hora exacta. 

        a) Prólogo a los dichos primeros indios gente llamado uariuiracocharuna…buena gente aunque bárbaros infieles.º

Fueron maltratados/despojados por las encomiendas, no se les respetó; y se elaboraron las Leyes de Indias, que parecían proteger a los del Pirú. 

        b) Recurso de Hábeas Corpus: vosotros no sois bestias, creed, vivid libres. Documentos: 

D.1.-La exactitud de la hora

D.2.-Los papeles desconocidos

D.3.-Los quipus. Los quipucamayocs eran sabios hombres que descifraban la estructura lingüística, apuntada, del Imperio Incaico. 

        c) Informe/conclusiones: Juez Ad Hoc, yo, INTIHUATANA digo: 1) O´clock: la exactitud de la hora, el orden, la estructura perfecta, suman el primer grado de elevación de la inteligencia. 2) “Ticeuiracocha Cayllauiracocha Camacruna Runac/ hincados de rodillas”/a Él adoraban.ºº Su destrucción fue útil a los de Pizarro. El Hábeas Corpus llegó tarde, o no llegó.

-¡fredom all political prisoners!/

Prisioneros en su suelo

(1973/in the world)

 

 

 

 

 

 

 

_______________________________________

º El Primer Nueva Coronica i buen gobierno compuesto por don Phelipe Guaman Poma de Aiala/ descubierto en la Biblioteca Real de Copenague en 1908. Versión paleográfica de Franklin Pease G. Y.

ºº Ibidem


***


APROXIMACIONES A UN POEMA DE AMOR PARA BÁRBARA 

 

Elaboración inicial.

Bárbara tiene los cabellos nazarenos

su mirada es débil como un rayo de luna

sus manos son suaves como la intención de este poema.

Hablaremos de la orquídea, Bárbara,

o de la azucena, en fin, hablaremos, hablaremos

(este paisaje despejado/ donde la mano del hombre

no ha intentado transformar su virginidad nos observa (¿nos observa?)

Descripción: ficus ancianos en fila india,

móviles criaturas prisioneras de las piedras;

cielo, como siempre (¿cómo siempre?) azul,

nubes atadas a su barriga hundida, etcétera.

Te descubres, Bárbara/ apareces/

llegassirena/ envuelodeprendasíntimas (sostenes, calzones);

habitación de parquet en tímida oscuridad.

Lo bueno & lo malo/ la represión, la conducción

de los instintos, etcétera.

(Necesaria disposición de todos los elementos útiles;

recurso imprescindible, en pos de tu amor)

EROS: conducción sublime de la intención amatoria:

tus piernas tibias, suavecitas.

(Y sus senos excitantes, Bárbara. Bárbara;

o el cuerpo emergente, ella:

y el descubrimiento del amor; las palabras toscas.

Bárbara, Bárbara, Bárbara.)

TANATOS: el rechazo: Bárbara, te odio;

cúbrete el sexo con una hoja de parra, sal a caminar/

el mundo nos observa, no debe mirarnos, no debe mirarnos, cúbrete.

BARBARA, BARBARA, BARBARA

Elaboración final: difícil amarte.

Aquí el sacrificio del deseo. No obstante,

es irremediable hablar de la orquídea.

Cúbrete Bárbara/ cúbrete: el mundo nos observa.


                                ***  

 

PALLASCA (AGUAFUERTE, EN LA ONDA DE CHAGALL) 

 

(De carne y hueso + tierra húmeda + hierba sumamente

Verde & cabras & ovejas que rebotan su idioma

Cotidiano en las paredes de barro de las casa atadas

Al cielo. Voz de madre como girasol en los patios:

Testimonio inagotable del día, te acuestas y la noche

Ya está durmiendo/ Gallinas cluecas -¡chisha!- espan-

Tadas: viejas perseguidas por la lluvia de relámpagos.

¡Corre, Cástula!, chicharrones con mote para la abuela.

Ramitos de patao entre los dedos, coloración de alegría

Asida a los ojos y las calles empedradas. Mayo, mayo:

Mi primer amor tenía escarabajos en las manos. Ding,

Dong, dang, campanas inquisidoras. Bañistas de Renoir

Buscando conejos zonzos en el cementerio. Con tu música de

Carrizo, toro de trapo, pelo de choclo sobre tu enjalma,

Se aleja la noche de almíbar, como pañuelo: lagartija la

Luna, se descuelga por el Chonta. Lavanderas han

Menstruado bajo los alisos y la cantárida en mi frente,

Cosquillea. ¡Ganarán virtudes, amigos míos, a las doce

En medio de las chacras; pero vuelvan al poblado,

Con el sol tierno en los bolsillos!)

Y a un costado, yo, pálido, con

El pantalón roto y el corazón oxidado, observando el

Suicidio de cungules en el manantial sin agua.


_________________                                                                                (Lima, circa 1979)

 

                                  *** 

 

BIRD/ HOMENAJE A CHARLIE PARKER 

 

Atando rayos, disolviendo

relámpagos , acallando truenos:

And it’s a hard rain’s a-gonna fall;

mojará calles y parques y

no podremos caminar, zapatos míos,

solo crecer, coger el instante agudo de

la altura donde todos seamos

un monosílabo: vamos a

juntarnos otra vez, Dizzy (Charlie,

eterno palteado

metal agudo tu voz se repite

en tiempos fuertes, como el

deterioro de la carne y los huesos).

Saxo y trompeta reincidirán

en  el pecado y nunca será

demasiado tarde para nuestro

canto encima de las nubes.

El pájaro rompe el cascarón:

alternativa, demonio de las

estepas, to be or not to be y

nada se pudre en esta comarca,

acuoso el ojo del cuervo se deslíe

en mi frazada.

Ni el excremento de un águila

sino la vibración, ni el gluglú del

desagüe y nada, ni la palabra (perico en celo

que se muere en sus alas) perdurarán

en la niebla. Séptimo Círculo,

3er. recinto, Jheronimus Bosch

en el infierno espérame con  tu

mirada de rana: el pata del bop

está por resbalar al Octavo,

átalo a tus telarañas. Y para mí

38 botas de vino más 3 cartas

de marear: El Mar Dulce, donde

el hipocampo y los piratas se confunden.

La sal de la rosa silvestre para

quien viene a la taberna con un

albatros degollado bajo el brazo. Y

fósforo para los atormentados,

más bencina.

Y las uñas de mis pies no van

a enredarse en las raíces que

se arrastran como babosas ni

pasto del arco iris será la

armonía monocroma de mi frente.

Fuego verde como hierba:

ad lib en tu colina de helechos

quiero amar esta cacofonía organizada,

rodeado por el olor del establo,

sin otra alegría que el viento

y sobre Gerión, trazando anchos círculos,

descender en medio del ardor

inextinguible de la sección cañas.

Que desaten los rayos

para derramarlos en mis cabellos,

nos bañen con relámpagos y

golpeen con truenos:

mal venidos a Elsinor. Qué caray!

Deschávate Charlie: inauguraremos

otra vez la celebración del pecado

en medio de bosques incendiados,

con los chirridos de pájaros obscenos que no mueren.

 

   _________________                                                                 (Lima, circa 1976)

miércoles, 10 de enero de 2024

TRES TEXTOS «INMORALES»

 

 BOB DYLAN Y EL NOBEL

 

Mi primera reacción, apenas supe lo del Nobel para Bob Dylan, fue expresar que se trataba de una "farandulización" del más importante premio literario que se otorga en el planeta. Me pareció -lo confieso- que los académicos suecos habían incurrido en una suerte de desnaturalización del concepto de literatura. Creí -más que por desconocimiento, por olvido- que las composiciones cantadas eran hechuras ajenas a lo literario. Craso error. Estoy convencido de que mi razonamiento estuvo contaminado con una pizca de "jugo biliar". Para tratar de sustentar mi opinión (aquello de "farandulización") me dispuse a revisar mis libros y puse "de vuelta y media" mi biblioteca. Lo que buscaba: géneros literarios. Estaba seguro de que solo iba a encontrar poesía, narración, drama, crónica, ensayo... Pero no. También encontré -dizque como "subgénero", que al final es lo mismo- canción. Efectivamente, la canción también es literatura: canción, canto, cantar, cantata. Para decirlo de la manera más simple y "menos intelectual", con una definición como la que desde niños escuchamos, la canción también es literatura, porque literatura es -simple y llanamente- la "expresión artística que se da a través de la palabra, escrita o hablada". Y algo más. La literatura y, concretamente, la poesía no nació con la palabra escrita, sino con la palabra dicha oralmente, hablada. El rapsoda, en la antigua Grecia, el juglar en la Edad Media, el Haravicu en el Incanato, ¿qué eran? Eran poetas orales. No eran escritores. Los grandes poemas homéricos son la más excelsa expresión de la poesía oral que, claro, nosotros ya conocimos como literatura escrita. No existe, nunca ha existido, una ley -ni natural, ni divina, ni jurídica, ni moral, ni literaria- que disponga u ordene que la poesía sea solo escrita, o que prohíba que se la cante. Ya no hay -no debe haber- fronteras ni jerarquías en estas cosas: lo escrito no tiene por qué ser más noble que la creación oral. Como en arte, en general: ¿por qué debemos alabar y subyugarnos solo al "arte académico" y soslayar o ningunear a lo que -con ánimo complaciente, pero al mismo tiempo peyorativo- preferimos llamar "artesanía"? ¿Recuerdan las actitudes de más de uno frente al Premio Nacional de Cultura que se le otorgó allá por los años de 1970 al retablista Joaquín López Antay? Casi todo el mundo dio el grito al cielo. Bueno, pues, volviendo al tema, la poesía también puede ser cantada, y es cantada. Y Bob Dylan canta. Y también escribe. Y sus cantos son poesía, y de altísima calidad y valiosa. Solo falta leerla (hay un buen número de libros publicados con sus escritos; yo tengo uno, el que aparece en la imagen aquí puesta, desde 1974). Y, por supuesto, el premio que acaba de otorgársele, el Nobel de Literatura, aunque haya ocasionado resquemor en muchos, la verdad es que es indiscutiblemente merecido. Es, como ha dicho Leonard Cohen (el favorito para muchos), “como ponerle una medalla al Everest, a la montaña más alta".

 

©Bernardo Rafael Álvarez

15/10/2016

 

***

 

APOLOGÍA DEL REGGAETTON (mi comentario impopular, como casi siempre)

 

Esto que aquí escribo, tal vez no sea apto para aspirantes a la santidad. Pero -aun pidiendo las disculpas del caso, anticipadamente: como parche antes de la herida- tengo que decir, de frente y sin anestesia, ¡no a la mojigatería en pleno siglo XXI! 

Es que lo que voy a afirmar seguidamente tal vez les parezca una apostasía y, por ello, puede que quieran recomendar que se me excomulgue: ¿Saben una cosa? El reggaeton es arte, señores. Aunque parezca -o, de hecho, sea- grotesco -ya en la forma de bailarlo, ya en muchas de sus letras insinuantes o directamente sexistas o machistas, incluso en lo desaforadamente ofensivo de sus propósitos- el reggaeton es y no dejará de ser arte. 

Explico. No toda manifestación artística tiene que ser agradable para todos. En música, no todo tiene que ser villancicos, poemas sinfónicos, valses vieneses o "estas son las mañanitas", o solo el estremecedor Carmina Burana de Carl Orff; como en pintura, no todo tiene que girar alrededor de la Mona Lisa o La Ultima Cena (de Leonardo, o La Procesión de la papa (de Gerardo Chávez); ni en poesía debemos mandar al tacho los poemas de Cátulo o de Bukowski, o los Documentos Secretos de Sodoma, de Espinoza Sánchez -que no son precisamente églogas o madrigales ni sonetos a la rosa-,  y quedarnos con "las oscuras golondrinas" de Bécquer o el Poema 20 de Neruda, o las Cartas secuestradas de Gonzalo Rose. 

Estética -sépase- no es la apología de "lo lindo o bonito"; la estética nos permite o nos da, digamos, lo que podríamos llamar (permítaseme esta licencia) las "herramientas conceptuales" para poder valorar lo que es bello, feo, sublime o elegante; no nos propone ni menos impone exigencias para asumir que bello es lo que no nos gusta (no conduce nuestros gustos): si no me gusta, por ejemplo, El vuelo del Moscardón, de Rimski-Kórsakov, pues no me gusta y punto, por más explicaciones que quiera dárseme; ya lo dice el dicho: de gustos y colores no han escrito los autores (ah, pero, por si acaso, a mí sí me gusta "El vuelo del moscardón"). Y, otra cosa, el arte no es un manual de urbanidad y buenas costumbres o de etiqueta social. 

Hay arte bello, feo, sublime, elegante: el que nos puede sumir en el llanto, en la profunda meditación, puede enardecer nuestro ánimo, soliviantarnos, darnos paz, hacernos exclamar "¡Qué lindo!", o puede resultarnos deplorable, incluso puede excitarnos sexualmente o hasta darnos asco (pero no porque su efecto sea desagradable deja de ser arte). 

Pregunto: ¿Las pinturas de arte abstracto, gustan a todo el mundo? Hay quienes creen que solo son manchas sin sentido ni significado, que son disparates. ¿Acaso por eso dejan de ser obras de arte? Las "malas palabras" no están ni tienen que estar vetadas en poesía, tampoco la sensualidad ni la insinuación sexual. Que hay arte grotesco, sí, lo hay; pero si usted no está dispuesto a escucharlo, verlo o bailarlo, es fácil: no lo haga. Como en cosas de la televisión, en arte también podemos manejar el control (remoto, o cercano): podemos elegir. 

Siguiendo al Diccionario para que la cosa resulte menos tediosa (y porque, además -ustedes ya lo saben-, yo no estoy para meter en mi escritura tecnicismos de "intelectuales" ni enrevesadas expresiones "cultas") diré que toda "(m)anifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros", es arte; y lo es, más aún, cuando genera efectos -cualesquiera- en una o varias personas: gozo y placer, emoción que puede llevar al llanto, dar paz, ser estímulo para la meditación, sublevar el ánimo, asombrarnos o dejarnos perplejos, ennoblecer el espíritu, darnos rabia, asco, etc. (Incluso -aunque a algunos se les revuelva la bilis- debo decir que en muchas películas pornográficas también hay arte). 

Ah, otra cosa. Tengo que decirlo, también, sabiendo que puedo ganar el infierno por ello. El por muchos maldecido reggaeton también es literatura, como lo es (no estoy haciendo comparaciones en cuanto a calidad, por si acaso) un canto de la nueva trova, un bolero, un himno patrio o religioso, un yaraví, etc. 

¿Una obra de arte merece o debe merecer la aceptación consensual de todos? Ojalá fuera así, pero no siempre lo es. También es válida la existencia de detractores y, aunque no lo crean, de asquientos.  

En arte, la libertad está por encima de todo, señores. Es, sobre todo, un rechazo a la sumisión. El arte y la poesía no son el brazo armado de la moralina, sino la expresión impura de la libertad. ¡No al "uniforme único"!, al menos en cuestiones de arte y de poesía. 

De lo que se trata, como decían los Saicos, es de "¡demoler, demoler, demoler...!". A demoler las prohibiciones y las inhibiciones. Que ningún gobierno o autoridad quieran administrar el placer ni la alegría de la gente, y tampoco la imaginación creadora. (Lo que acaba de ocurrir en Cuba es completamente reprobable y torpe: han prohibido el reggaeton; bueno, allí impera el reino de las prohibiciones y la real decadencia). El arte es y tiene que ser libre; y la gente también debe ser libre para elegir lo que le guste. ¡Abajo la censura! Usted, solo usted es quien debe decidir sus gustos y colores: ¿Le gusta el reggaeton? Apláudalo sin remordimiento, si desea; pero si no le gusta, ódielo si quiere, hable pestes de él y de sus intérpretes: nadie se lo va a prohibir. Repito, ninguna manifestación artística tiene que gustar a todos. Pero, que el reggaeton es arte, no lo dude: lo es de cabo a rabo, aunque haya "intelectuales" que digan lo contrario.[1]

 

© Bernardo Rafael Álvarez

19/02/2019

 

***

 

 BAD BUNNY. UNAS PALABRAS POR EL DIZQUE "HEREDERO"

 

Según la revista Time, este artista es heredero de Michael Jackson. ¿Heredero? No lo es exactamente. Lo que hace Benito Martínez Ocasio, el joven puertorriqueño de 29 años, planetariamente conocido como Bad Bunny, no es precisamente lo que hacía Michael Jackson, no tiene su estilo ni sus cualidades (por mencionar algo); es decir, como artista propiamente, no ha heredado nada del llamado «rey del pop»: no es su continuador. 

Ah, pero si algo puede ser común entre ellos son los millones, millones y millones de fieles seguidores, que gustan de su arte y reconocen y celebran, a rabiar, la expresión de extremado desenfado y libertad que pone de manifiesto en las cosas que compone y canta. 

Benito, es decir Bad Bunny, es un artista que ha tenido la osadía, como los creadores geniales, de incluso mandar al demonio los buenos modales. Sabe -es evidente- que el arte, uno de cuyos instrumentos es la voz (o sea, me refiero al canto, a las canciones), puede -legítimamente- no decir nada o decir mucho, decirlo con decencia o indecentemente, y puede expresar palabras o, si lo desea, solo emitir ruidos guturales. El arte puede ser un vehículo a través del cual se transmiten mensajes (de amor, de fe, de esperanza o de indignación, etc.), Con él se puede motivar la reflexión acerca del destino de la humanidad, u otras cosas; pero no es nada reprobable si el arte (como ocurre mayormente) es empleado solo para entretener, o generar emociones de cualquier tipo (eróticas, por ejemplo), incluidas aquellas aderezadas o «contaminadas» de «inmoralidad». 

El arte del canto no está obligado a ser (aunque podría serlo, también) un catecismo en pentagrama o un código deontológico (o sea, una relación de normas éticas) dicho melódicamente. 

Ahora, pregunto: ¿Algún artista ha hecho antes algo similar a lo que hace Bad Bunny? Creo que el más próximo (no por cercanía cronológica, sino por desenfado) es el italiano Adriano Celentano, autor de «Prisencolinensinainciusol» (1973): una canción que está compuesta por palabras que (como su título) fueron inventadas por su autor y que, simple y llanamente, no dicen nada, carecen de sentido y significado ("jitanjáfora", en la lengua culta, es el nombre con que se conoce a este tipo de textos): solo generan conmoción, frenesí; aquí, como muestra, cuatro versos de la canción referida: "Ai ai smai seslet / Eni els so co uil piso ai / In de col men seivuan / Prisencolinensinainciusol ol rait". 

Como Celentano (nacido en 1938) y Jackson, Benito Martínez Ocasio es también un artista genial: ha hecho algo nuevo, inédito y admirable, que prácticamente a muchos ha desconcertado y generado simpatías y -cómo no- también rechazo. Ha roto, desvergonzadamente (como debe ser), con los esquemas y criterios tradicionales (esos según los cuales el arte solo tiene que ver con lo "sublime"). Diría que, en buena cuenta, hoy, en pleno siglo XXI, este artista es -en la música- lo que hace cien años -en arte visual- fueron los dadaístas. El arte es atreverse y no es ajena a él la irreverencia; y eso es lo que hace Bad Bunny, aunque a una «mayoría microscópica» de intelectuales no le guste: no toda expresión artística - y lo de este puertorriqueño lo es- tiene que gustarle a todo el mundo; ah, pero, como sabemos, los seguidores que lo aplauden, porque gustan de lo que hace, se cuentan por millones, millones y millones, y -además- sus ingresos económicos, por ventas de discos y presentaciones, también. En todo esto, ¿tiene que ver, tal vez, el marketing, pesa lo comercial? Puede ser. ¿Es un pecado? No, y no es un atentado profanatorio ni sacrílego contra el arte.  Honor al mérito, pues, a pesar de detractores y moralistas. 

Es que -ya en otra oportunidad lo había dicho- «(e)n música, no todo tiene que ser villancicos, poemas sinfónicos, valses vieneses o 'estas son las mañanitas'». Y algo más: el arte no es sumisión: en esto no hay "normativa", directiva, consigna o mandato que valga. El terreno y la esencia del arte es la libertad.

(Bueno, finalmente, pido mil perdones a quienes puedan, por culpa de mis palabras aquí expuestas, haber sentido lastimada su sensibilidad artística y moral. Pero, caballero nomás: se tenía que decir y se dijo, pues. ¡Un abrazo!).

 

©Bernardo Rafael Álvarez

01/04/2023



[1] Le propongo algo que puede serle muy útil: el "método" del descarte, para comprobar si el, por muchos repudiado, género aparecido en Puerto Rico es o no es arte. Solo hágase este par de preguntas: Si no es arte, ¿qué cosa es?, ¿es ciencia, filosofía, gramática, agricultura, natación? ¡Es arte, pues!

 

 


domingo, 3 de diciembre de 2023

"SOLO DAMOS PROTECCION": UN BREVE ACERCAMIENTO A LA NARRATIVA DE FRANSILES GALLARDO

Lo narré a través del Facebook y hoy lo vuelvo a contar, aquí. Hace algún tiempo (concretamente, a fines de setiembre del 2021: lo recuerdo porque justamente fue entonces cuando lo conté), en el bus en que regresaba desde La Molina, después de ver unos asuntos en la Fiscalía Provincial Penal, compartí asiento con un arquitecto y empresario de la construcción, con quien me puse a conversar durante un largo rato. Me habló de algunos importantes proyectos en los que había intervenido y de las dificultades y peligros que tuvo que sortear debido, especialmente, al asedio de delincuentes extorsionadores que, obviamente con amenazas, exigían cupos; fueron, pues terribles las circunstancias que vivió. “Y supongo que usted hizo algo para protegerse y no terminar siendo víctima fatal de esos malandrines”, le dije. Así fue. Contrató a una persona que durante algún tiempo le proporcionó la seguridad que necesitaba, con gente experta en esos menesteres, que (creo que es obvio) eran "maleados", gente del hampa. Me dio el nombre del sujeto. “¿Caracho, qué chico es el mundo -le dije-, ¡yo conozco a ese tipo!”. El arquitecto, que era un hombre de edad avanzada, me corrigió: "No lo conoce; más bien, lo conoció". Efectivamente, debí haber hablado en pasado. El tipo que le dio seguridad solía presentarse como un bondadoso “hermano evangélico” y hasta llegó a fungir de empresario televisivo, dirigiendo un canal de televisión por Internet y relacionándose con personajes conocidos de la farándula local, y era "muy respetado". 

Yo lo conocí hace, más o menos, unos veinte años; cuando un amigo mío me pidió que lo acompañara a una oficina en un edificio de cuatro pisos frente a una dependencia del Poder Judicial, en La Molina; y, según me enteré después, el tipo se había adueñado de ese edificio, sabe Dios cómo, arrebatándole a una señora de edad avanzada. Mi amigo me dijo que aquel hombre era una persona preocupada por trabajar en favor de la gente desocupada de Manchay y que le había pedido que formara parte del “sindicato” que estaba organizando. Y, bueno, llegamos a su oficina y lo conocí. 

Después de presentármelo, mi amigo le comentó que yo era poeta. “Ah, qué interesante”, dijo el tipo. “¿Y por qué no se anima usted a colaborar con nosotros en asuntos culturales?”, y agregó que mi amigo había aceptado darle apoyo en el “rubro de deportes”. Le contesté que iba a pensarlo y que pronto tomaría una decisión al respecto. Finalmente, nos despedimos. 

Cuando bajamos, de frente y sin anestesia, le dije a mi amigo: “¿Y cómo diablos has terminado relacionándote con este tipo? Este es un delincuente. ¡Lo que él llama 'sindicato' no es más que una organización criminal de extorsionadores!”. Lo dije con plena seguridad, porque -mientras conversábamos- el personaje afirmó que el mentado "sindicato de desocupados", con el cual habrían de “gestionar” trabajo para sus asociados no iba a tener “pierde”, porque “contamos con una batería brava”, agregó; y al mencionar los nombres de los integrantes de esa “batería brava”, ¡bingo!, saltó -como era casi previsible- un nombre que resultó clave: el “loco Aldo” (que era un prontuariado delincuente peruano, integrante de “los destructores”, una de las más peligrosas bandas chalacas). Sorprendido, mi amigo comprendió todo y, felizmente, resolvió romper contacto definitivo con aquel pintoresco personaje dizque organizador de "sindicatos", "seguidor" de Jehová, y que aparentaba ser una mansa paloma); yo, naturalmente, tampoco supe más de él hasta el día ese, del 2021, cuando conversé con el arquitecto y empresario, en el bus que nos traía desde La Molina. 

¿Por qué he recordado esto? Pues, porque acabo de leer unos bellos y también conmovedores relatos en los cuales se aborda precisamente el asunto de las extorsiones en la construcción civil, que es una terrible situación a la que tienen que enfrentarse, casi cotidianamente, en Lima y provincias, los empresarios, ingenieros y trabajadores, dedicados a la hechura de puentes, edificios, colegios, carreteras, etc. 

Relatos, cada uno de ellos con título propio y, en cierto modo, con autonomía propia, que -sin embargo- en conjunto conforman una verdadera novela, elaborada como una suerte de homenaje a aquellos hombres que usan casco blanco y que, como solemos decir coloquialmente y con acierto, “se la juegan” por el bienestar de los demás: los ingenieros, hombres preocupados “del estar bien”, como se dice en este libro). ¿Cómo se llama el conjunto de textos al que me refiero? Precisamente CASCOS BLANCOS Extorsiones en construcción civil. Un libro que realmente hacía falta. Su autor: el poeta e ingeniero cajamarquino Fransiles Gallardo; autor, también, de los trabajos narrativos Aguas arriba, Puka Yaku: Río de Sangre y Entre dos fuegos: Historias de ingenieros; en poesía: 9 Nueves, Estremecido gato montés, Arco Iris de Magdalena y Ventisca tu (des) amor; y el nutrido, meticuloso e integral estudio, acerca de la primera obra de ingeniería hidráulica en el Perú, Kumpy Mayu, construida hace 3500 años. 

Estos relatos están escritos con un lenguaje sencillo, directo, conversacional y ameno, en el rico e impuro castellano del Perú. A pesar de las situaciones dramáticas y extremadamente peligrosas de las que se ocupan y nos cuentan, no dejan de poner de manifiesto el oportuno y saludable toque de ironía y buen humor, que no se encuentra en la árida seriedad académica de otros autores. Es que se trata de literatura, pues; y, como sabemos, la literatura es el ejercicio de la libertad y, como tal, goza de la licencia, inalienable e insobornable, de -incluso- ponerle al mundo patas arriba; quiero decir, darle vuelta a todo: poner belleza donde hay fealdad, del dolor hacer brotar una sonrisa, darle una luz de esperanza al desfallecimiento, hacer que la vida sea más llevadera, darnos felicidad, y más, mucho más. 

Y la escritura de Fransiles Gallardo es esto, sin lugar a dudas: literatura del optimismo, que nos dice que, a pesar de las peripecias y el caminar al filo de la navaja (es decir, los peligros), el trabajo de los ingenieros es y será exultante y siempre valioso. “Los temporales, las ventiscas, las inclemencias, la incertidumbre, nada conmina, nada detiene”, afirma el autor en una de las primeras páginas, como un canto de fe; y no hay error en tal afirmación. 

Castellano impuro del Perú, dije, y lo reafirmo. Aquí unas muestras. Esta que es una expresión trujilllana: "Nos aprimeraron esos pendejos"; o sea, "nos adelantaron". Díganme si no es un verbo lindo. O esta, muy nuestra: "Lo lornearon", cuyo significado es, dicho también popularmente, "le hicieron el zonzo". Y esta que, aunque no es nuestra, es muy significativa y en gran medida se relaciona con el mundo del hampa: "Por los alrededores han abierto bares y puticlubes al paso" (antros nocturnos donde frecuentan mujeres de "la vida alegre"). O la que sigue: "Mis chalecos están atentos ante cualquier agresivo movimiento"; es decir, "mis guardaespaldas". “Fierros cortos y largos para parar y pechar las broncas”: enfrentar y devolver las agresiones. “Caminar rengo, rengo”; o sea, cojeando. Bello y sugestivo el castellano nuestro, sin duda. 

La literatura no es ni tiene que ser, precisamente, un testimonio, digamos, "fotográfico", no es la constancia periodística ni menos sociológica destinada a ofrecernos información fehaciente de la realidad; sin embargo, tiene la virtud de ayudarnos a conocerla en sus más increíbles, pintorescos y, también, sórdidos intersticios, a pesar de que su finalidad es estrictamente estética. Es lo que, precisamente, constatamos en este libro. No solo estamos ante una suerte de denuncia y puesta en alerta respecto de hechos que deberían, si se quiere, escarapelarnos (la criminalidad cada vez más desalmada en nuestro medio, y los empresarios, profesionales y trabajadores expuestos diariamente al peligro); es, igualmente (y yo lo resalto de modo especial), un documento lingüístico de gran valor para investigadores interesados en lexicología. 

Hablé del sentido del humor. Claro. En uno de los primeros relatos encontramos a un malandro (quiero decir, un delincuente), que "por coincidencias de la vida", los policías -que no conocían su nombre real- le pusieron el apodo de "Malocho". ¿Se imaginan a qué "coincidencias de la vida" se hace referencia? A estas: "... cuando lo redujeron, le sacaron la mierda a golpes y le quebraron ocho huesos; estuvo ocho semanas hospitalizado y lo sentenciaron a ocho años de cárcel por agresión a ocho policías...". Casi todo se junta allí: delincuencia, abuso policial, drama, hilarante imaginación. 

Pero el libro también da cuenta del humor cínico que brota de la creatividad perversa de la gente de los bajos fondos, como esta desbarrancada explicación que da un delincuente: "Dicen que extorsionamos, ingeniero; eso no es cierto. Solo damos protección". 

Desvergonzada y cruel protección. ¿Protección frente a qué peligros? A los que los mismos "protectores" generan; en otras palabras: "Si no cumples con lo que exigimos, te atienes a las consecuencias". Amedrentamiento sin asco. Lo dice un personaje, en el libro: "Amedrentar a los ingenieros es fácil, los llamas por teléfono y les dices que conoces a su mujer, a sus hijos, dónde estudian, qué hacen, etc., etc."; “a los gerentes, igual: les metes miedo y si se ponen machos, les dejas una corona de flores con una tarjeta en la puerta de su casa, y asunto arreglado”. Tenebroso, realmente. 

Pero el crimen no solo atenta contra la integridad de los demás: también convierte en víctimas a la gente de su propio mundo; casi siempre, a través de lo que se conoce como "ajuste de cuentas", que son asesinatos por venganza, debido al incumplimiento de algún compromiso o una deuda o porque, como se dice en el mundo del hampa, “lo cerraron con un billete”; o en enfrentamientos entre bandas, como ocurrió con el evangélico extorsionador que en el libro aparece como fundador del grupo sindical llamado “los desocupados de Villa El Salvador”: “… hace dos días se enfrentó a balazos, pedradas y palazos con los integrantes del sindicato de construcción civil de Pachacámac” y, como era de esperarse, terminó muerto. Es que “El crimen no perdona, dicen. Dios tampoco…”. 

No sé si el tipo del que hablé al principio de esta nota -aquel que hablaba de la “batería brava” con que contaba su “sindicato”- sabía que “el crimen no perdona”, pero lo cierto es que, como el evangélico de la narración, también terminó asesinado, aparentemente en un “ajuste de cuentas”. Es lo que me contó el arquitecto y empresario con el que conversé después de haber salido de la Fiscalía Provincial Penal de La Molina (y eso es por lo que me indicó que, al referirme al personaje mencionado, debía hablar en pasado); su muerte, según me dijo, ocurrió el año 2018, y su cadáver, con uno de los brazos seccionado, apareció abandonado cerca del río Lurín, en Pachacámac: sin duda, sus victimarios se encarnizaron con él. 

Las historias de los veintitrés relatos que conforman este libro corresponden a hechos más o menos similares al que acabo de referir, y son contadas con el encanto de la rudeza y la belleza de lo hosco; es decir, directamente, con el lenguaje de la calle, para ser leídas con fruición, deleite y asombro. 

Estoy convencido de que esta, la de CASCOS BLANCOS Extorsiones en construcción civil, que es, prácticamente, una novela, es literatura indispensable, valiosa y saludable, que yo celebro sin reservas y con entusiasmo y placer. Repito: un libro que hacía falta, realmente. 

© Bernardo Rafael Álvarez

 2 de mayo del 2023

sábado, 11 de noviembre de 2023

¡KACHKANIRAQMI, EUGENIO!

EL POEMA OLVIDADO QUE YEVTUSHENKO ESCRIBIÓ EN HOMENAJE A JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

El 2 de abril del 2017, es decir, un día después del fallecimiento del poeta, mi queridísima amiga Rosina Valcárcel publicó un sentido artículo en el que, como “coda”, puso lo siguiente: «El poeta Bernardo Rafael Álvarez cuenta: Hace más de cuarenta años, aquí en Lima escribió un bello y conmovedor poema a José María Arguedas que, lamentablemente, nadie recuerda. Yo lo tuve guardado (fue publicado en un diario de la época), pero, uf, no sé qué pasó». Efectivamente: nadie lo recordaba, salvo yo.  

Bueno, después de que, hace poquísimos meses, el 19 de agosto de este 2023, Eduardo González Viaña contara, también en un artículo, que a principios de los setentas acompañó al poeta en su visita a la tumba del autor de «Los ríos profundos», yo volví a recordar aquello que le conté a Rosina y me propuse, a como dé lugar, encontrar el poema aludido y, ¿saben una cosa? Otra vez -hasta hace, prácticamente, unas horas- volví a preguntar a un gran número de intelectuales peruanos, mientras, naturalmente, yo ya había empezado la búsqueda en la Biblioteca Nacional. Creí encontrar, tras la pregunta, la respuesta buscada, pero no: para todos seguía siendo un misterio aquello del poema que yo leí cuando cursaba el quinto año de secundaria, en el San Juan de Trujillo.  

Pero ya, ¡por fin!, tras varias y perseverantes sesiones en los archivos de la Biblioteca Nacional, logré -después de cincuenta y dos años- lo que esperaba: ¡encontré el bendito y entrañable poema! Y, ¿saben una cosa?, me sentí no solo aliviado, sino feliz, y comencé a llamar a mis amigos para darles la noticia.  

Se trataba, repito, de un poema dedicado al taita, y su título -directo- era este: «A LA MEMORIA DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS»; fue (como aparece dicho al pie del texto) escrito, exactamente, el 19 de mayo de 1971, en Machu Picchu (y no en Lima como erradamente yo recordaba); y lo hizo después de haber recorrido, más o menos durante un mes, algunos lugares importantes del Perú.  

¿De quién estoy hablando? Pues, de uno de los poetas rusos más queridos, que yo más quiero y admiro; aquel que, a pesar de todo (o, aunque parezca increíble), le rendía un culto sin límites a la libertad, como lo demuestran estos versos rotundos, escritos el año 2004: «Ni siquiera en la muerte confiaré en ningún ismo” / yo, otra vez joven y siempre libre, / arriesgando la vida, sonriente y fuerte, / volveré a caminar por el tejado, / o de lo contrario, no soy un poeta» (del poema: «Caminando sobre el tejado»). Un poeta cuyo nombre, en 1994, fue asignado al planeta 4234, que fuera descubierto en 1978. 

Este poeta amó la memoria de José María Arguedas. Por ello, cuando en 1971 llegó al Perú, casi un año y medio después de haber muerto el taita, le dedicó un poema escrito directamente en castellano, en el que le dice, significativamente, en unos primeros versos, lo siguiente: «Entre las flores pálidas, / dentro del muro tú te hundes. / Tú has nacido aquí, / y aquí te quedas, / como la roca cansada / por encima de los ríos profundos”. Aquí, como es evidente, hay una referencia a César Vallejo (por lo de la «piedra cansada», digo) y también a la más bella novela del narrador andahuaylino que falleció el 2 de diciembre de 1969. Luego -obviamente, en alusión al muy celebrado poema arguediano «Llamado a algunos doctores»- dice que el viento «en quechua canta» y agrega: «Para el viento es difícil / el castellano de las oficinas». Posteriormente -fiel a sus convicciones libertarias, y a despecho de las circunstancias que le tocó vivir: ser ciudadano soviético-, como un alegato a la libertad, dice: «Pero el globo de la tierra / todavía está lleno de cuarteles / y de cárceles / que son las casas de descanso / de los mejores poetas del mundo». Versos más abajo, el poeta habla de «luchar» y también de «guerrillas», pero, no como apología a enfrentamientos de violencia, sangre y muerte, sino todo lo contrario; leamos: «La bondad que no es gritona / es una guerrilla más grande», y antes había dicho: «Pero las armas de hierro / no siempre son la salida» y, además, agrega este contundente reconocimiento: «Tú fuiste simplemente bondadoso / José María, / wayqey amado».  

El poema, de noventa y dos versos, culmina, inapelablemente, así: «Y yo te prometo con toda mi alma, José María, yo te juro / que el futuro / no está más allá del futuro!». Su autor, el hijo de Zinaída Yermolaievna Yevtushenko, mujer rusa que le dio su apellido, fue -ya es tiempo de decirlo-  el gran poeta Yevgeni (o Eugenio, para nosotros) Yevtushenko, nacido el 18 de julio de 1932 y muerto (aunque, realmente sigue vivo) el 1 de abril del 2017.  

(De este poeta, que -emocionado, vigorosamente y lleno de ternura, como me contaba Jorge Pimentel, el fundador de Hora Zero-, leyó su poesía en lo que fue el cine Colón, en la Plaza San Martín, todo el mundo solo recordaba aquel medio romanticón poema llamado «La peruana», o «Mi peruanita» que -también en castellano- fue escrito, si no me equivoco, en 1984, en Argentina; pero, lo digo una vez más, nadie sabía -o nadie se acordaba- del valioso poema dedicado al taita José María Arguedas y que apareció publicado en el diario Expreso, el domingo 30 de mayo de 1971).                                         

                                                  11/11/2023

© Bernardo Rafael Álvarez

 

                              ***

 

Aquí el poema reencontrado de Yevtushenko:

 

       A LA MEMORIA DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS

 

ESTE poema a ti, José María Arguedas.

Entre las flores pálidas,

                                          dentro del muro tú te hundes

Tú has nacido aquí,

                                      y aquí tú te quedas,

como la roca cansada,

                                 por encima de los ríos profundos.

Tú estás como siempre, sano.

                                                   Es mejor que parecer un santo.

¿Tú estás de acuerdo conmigo?

                                                  Si estás, tu cabeza inclina.

José María, ¿tú oyes?

                                  El viento en quechua, canta.

Para el viento es difícil

                                    el castellano de las oficinas.

Yo te veo,

                       te siento,

                                            te respiro.

                                                              Tú, como la tierra amarga, hueles.

Tú supieras como las sierras

                                                  que amparan a cualquier vagabundo.

Pero el globo de la tierra

                                           todavía está lleno de cuarteles y de cárceles,

                                         que son las casas de descanso 

                     de los mejores poetas del mundo.

El futuro se hace con las manos,

                                                        pero sin guantes.

Sí el pasado es un río profundo,

                                                       el futuro es más profundo río.

Yo desprecio la gente

                                     que muy bien acomodada

                                                                                   en los restaurantes

con sus armas de vidrio

                                      grita

                                              “¡Arriba! ¡Arriba!”.

Pero las armas de hierro

                                         no siempre son la salida.

Hay que profundizarnos.

                                        Hay que crearnos

                                                                     a nosotros mismos.

 

Tú sabes, José María,

                                     José María querido,

cómo sufre la tierra

                                 durante los sismos.

¿Qué hacer? Yo estoy buscando,

                                                     como busca el fusil, un verbo.

Hay un verbo un poco banal,

                                                pero si es sincero,

 este verbo es fresco,

                                    como la sangre,

                                                              como la yerba,

           este verbo es LUCHAR.

                                                  Este verbo es un guerrillero.

Tú fuiste un guerrillero,

                                       guerrillero que estuvo desarmado

                   en la selva de las mentiras, en la selva del odio con su cata de farsante.

Tú fuiste simplemente bondadoso,

                                                            José María,

                                                                          wayqey, amado.

La bondad que no es gritona

                                                es una guerrilla más grande.

Y gritones de los restaurantes

                                                   con cabezas de chirimoya,

acomodándose

                           en su agradable niebla,

no entienden

                      que los Pizarros no robaron

                                                                    solamente la única joya.

Esta joya

              es el corazón de la tierra inca,

                                                                el corazón del pueblo.

¡Menos palabrería!

                               Todo esto es una basura.

Hay que servir al futuro,

                                        o ruso, o peruano.

Pero tal vez el futuro

                                  con toda su hermosura

se resbala de nuestras manos

                                                como una asustada rana.

Y cada uno de nosotros

                                       debe ser un río,

                                                                un profundo río

para unirnos en el océano

                                          que nos llama,

                                                                         nos llama.

Y yo te prometo con toda mi alma,

                                                             José María, yo te juro

que el futuro

                       no está más allá

                                                    del futuro!

 

 

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Escrito en castellano, el 19 de mayo de 1971, en Machu Picchu