No oí al candidato Castillo usar esa expresión
(me enteré al leer unos comentarios en Facebook); tal vez la dijo en algún
momento que estuve lejos del televisor; pero debo afirmar que -si es que
realmente la dijo- no se trata de un error y tampoco es reprobable, ni mucho
menos motivo de burla. Es una expresión que viene de muchísimo tiempo atrás, y
es empleada en distintos lugares de los Andes peruanos y en otros países
de nuestro Continente. Y es, en verdad, muy significativa y además bellísima.
Yo también la habría dicho. Tiene mucho de poesía, expresivamente hablando,
pero también por su connotación concreta, vinculada a acciones reales que
tienen que ver con la supervivencia humana y de la naturaleza.
Esta es la expresión en referencia: "Cosechar agua".
¿No se puede, acaso, cosechar agua? Sí se
puede. En nuestros Andes, desde antaño, se siembra y se cosecha agua, sí,
señor: es algo así como guardarla, para usos posteriores, en reservorios que pueden
ser subterráneos.
Sépase que las palabras, las expresiones, no están
condenadas a vivir atadas a un solo significado, a una sola connotación; el
anquilosamiento no es una maldición que haya caído en las lenguas: la
movilidad, el dinamismo es su sello.
Y, bueno, no solo se cosechan frutos de la tierra, los cultivados y los no cultivados; igualmente se cosechan –espiritualmente- triunfos, reconocimientos, satisfacciones, y a veces decepciones. Y, como sabemos, se siembran no solo granos (maíz, trigo, cebada…) en medio de los surcos labrados por el arado, para obtener después el alimento, el pan de cada día; hay quienes también (¿no han escuchado la tan conocida expresión?) siembran vientos y, por su imprudencia, luego cosechan tempestades. ¿Y no han escuchado también, en algunas ocasiones, aquello de que -perversamente- policías "les sembraron droga" a fulano de tal, para incriminarlo? Estas y otras son, pues, expresiones legítimas, válidas y correctas; ¿a alguien se le ha ocurrido cuestionarlas o burlarse de quienes las pronuncian? Sería absurdo y torpe hacerlo. "Sembrar agua" y "cosechar agua", tambien son frases válidas y legítimas, y no hay razón para ponerlas en entredicho ni mucho menos para generar burla.
El sembrar y cosechar agua es un hecho real,
inteligente y noble que, sobre todo, realiza nuestra gente del campo: previsión
benigna y exultante. Es una manera de poner de manifiesto esta verdad
milenaria: el hombre está atado a la naturaleza, realmente. Y Cosechar agua es, además, una frase bellísima.