lunes, 5 de diciembre de 2011

DENEGRILDEBRANDT: ¡LA COSA ESTÁ QUE QUEMA!

En realidad, yo no me explico de dónde pudo haber sacado don Marco Aurelio aquello de que la expresión “cuando las papas queman” tiene que ver con la llamada “papa sexual”.* No es así. La alusión metafórica que aparece en esta frase popular tiene relación con el tubérculo que, al estar caliente, resulta difícil de ser sostenido por las manos; y cuando decimos “las papas queman” estamos refiriéndonos precisamente a situaciones insostenibles, difíciles, de las que quisiéramos liberarnos o con las que preferiríamos no hacer contacto, con las que no nos sentimos capaces de involucrarnos, razón por la cual preferiríamos que otro las asuma. En cambio, si la “papa sexual” estuviera caliente, tal circunstancia sería, más bien, cuando nos gustaría acercarnos; porque eso no es intolerable, sino todo lo contrario: es lo que buscamos, lo que nos atrae a los varones. (Curiosamente, esta expresión se originó en un juego infantil que justamente se llamaba así: “la papa caliente”-o, en inglés: “Hot potato”).  

Este debate (Denegri/Hildebrandt), como se recuerda, no es reciente; viene desde junio del año pasado, cuando la doctora Martha Hildebrandt publicó en El Comercio una nota referida a la expresión “papa caliente” y en la que dice que se trata, “sin duda alguna, de una traducción literal de la más antigua expresión inglesa hot potato.” Tras esto, Denegri, en su programa de la televisión, habló con Marcela Robles y en un momento de la entrevista hizo el comentario en los términos que conocemos. Dijo que la expresión “papa caliente” no proviene de la alusión al tubérculo andino sino de la que popularmente se hace al órgano sexual femenino.  

Como se advierte, hasta ese momento la discusión giraba en torno a la expresión “papa caliente”. Ahí está el asunto, pues. No se trataba exactamente, en el razonamiento de don Marco Aurelio, de la expresión “las papas queman”, sino de “papa caliente”. Y, efectivamente, podría ser razonable lo que dice al respecto: papa caliente  también es igual a vulva de una mujer infectada con una enfermedad venérea que podría dar lugar a que contagie a alguien, es decir, que “queme” a la persona que pudiera tener contacto con ella.  

Pero no es eso a lo que suele hacerse alusión en el habla popular. Cuando alguien -en el uso popular- hace referencia a una mujer que tiene la “papa caliente” no alude a ninguna infección venérea, sino a la “calentura”, al "ardor" de la fémina, deseosa de tener un encuentro sexual (y, si nos vamos al extremo, podríamos decir ninfómana): fulana de tal tiene la “papa caliente” (lo contrario a mujer frígida; "es arrecha", dicen algunos, ya más grotescamente.   

El problema aparece cuando Denegri traslada, ahora sí, el comentario respecto de “papa caliente” a la expresión popular “cuando las papas queman” (En este caso, repito, la “papa caliente”, no es el órgano sexual femenino, sino la situación difícil, insostenible, de la que uno quisiera liberarse: la que nos quemaría las manos).  

Atendiendo a la explicación que da (aludiendo a enfermedad venérea), nadie, hasta donde entiendo, se alejaría de “las papas (vulvas) calientes” (así, en plural), puesto que la probable relación contagiosa (la que “quema”) se daría con una sola “papa caliente” y no con varias. ¿O es que cuando, por ejemplo, una persona va a un burdel lo hace para “encamarse” (obviamente, sin protección) al mismo tiempo con varias mujeres, eventualmente sifilíticas? No, pues. Se alejaría de una “papa caliente”, de una sola. En tal sentido, si nos atenemos a lo dicho por Denegri, resulta completamente absurdo hablar de “cuando las papas queman”; lo razonable tendría que ser “cuando la papa quema”, así: en singular. Pero no estamos ante esto.  

Pero, en cambio, cuando se habla de “las papas (tubérculo) que queman” aquí sí es legítimo hablar en plural, porque puede, en un plato o en una olla, haber no una sino varias papas calientes, recién sancochadas,  y podemos coger más de una y, así, quemarnos las manos; pero, claro, si esto ocurre, inmediatamente las soltamos. Es decir: se da una situación insostenible.    

A lo que hay que agregar esto: "Cuando las papas queman" (es decir, una situación insostenible) es una expresión usada por hombres y mujeres, una razón más por la cual resulta descabellada la explicación de don Marco Aurelio. ¿O es que él cree que las mujeres van a los burdeles en busca de relaciones sexuales, con el riesgo de “quemarse” con las “papas calientes” que allí encontrarán? Risible, completamente risible.  

“Cuando las papas queman” es, pues, la metáfora de una situación con la que no quisiéramos involucrarnos o de la que querríamos liberarnos, “zafarnos”, porque “quema” como patatas recién sancochadas.   

El hecho de que Juan Álvarez Vita haya considerado en su Diccionario de Peruanismos, para la frase “cuando las papas queman”, una explicación similar a la que Denegri defiende, no es prueba de que lo dicho sea verdad; tampoco lo es el que algunas personas “que pintan canas” se rían de la definición de la señora Hildebrandt. ¿O es que para encontrar explicaciones a frases populares, hay que documentarse con ese tipo de “pruebas”? No, pues. En estos casos, el camino es “menos académico”: funciona más eficazmente la interpretación y el sentido común. Hay mucha gente que ha celebrado la posición del señor Denegri. Me parece muy bien. Lo malo es que eso se da -según parece- no solo por la simpatía que él genera en los televidentes, sino por lo antipática que resulta, en gran medida, la doctora Hildebrandt, entre otras cosas, por su confeso y convicto fujimorismo. Esto, obviamente, le quita seriedad a las cosas.

Denegri me parece admirable, es realmente un erudito admirable, a quien tenemos mucho que agradecer; sinceramente lo digo. Pero creo que no todo lo que dice (me refiero a sus explicaciones, a sus opiniones) puede ser admitido como verdades absolutas, inamovibles; muchas me parecen deleznables.  Por ello es que, con todo respeto, me permito exponer mis opiniones discrepantes, acerca del tema aquí tratado.

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* Marco Aurelio Denegri: las papas queman.