miércoles, 15 de julio de 2020

RESISTIR

Estos días, de dolor y desconcierto,
somos, seámoslo siempre: el mundo
y la esperanza.

¡Arriba los ánimos, hermanos!
Que no se pierda la alegría.
Que los sueños no se vayan al demonio.
Que aquellas personas amadas
que se han convertido en víctimas letales de esto que está pasando,
y se han ido,
y nuestros bellos seres queridos
que felizmente nos acompañan, dándonos fuerza,
que ellos, todos,
sean nuestra exigencia
para sobrevivir y resistir.


Cuidemos nuestras manos y rostros, protejámonos de este maldito bicho invisible,
pero también, y muy especialmente, evitemos que nuestras emociones se hundan:
¡Nada de deprimirnos, carajo!
Adelante.
Aunque cuesta hacerlo, hagámoslo: sonriamos,
que sonreír es, ahora,
un muy eficaz remedio
ante cualquier amenaza.
Conversemos, leamos, escribamos, que nos cuenten chistes...

(Sonreír, en estos momentos de drama,
no es burla perversa
-entiéndanlo, por favor-;
solo es un recurso de sanación en salud: para fortalecernos,
no debilitar nuestras defensas,
y no ser presa fácil de ese peligroso enemigo).

¿Todo extremo es inconveniente?
¡No!
Extremar, exagerar en el cuidado
de la vida, de la nuestra,
de nuestros seres queridos,
de todos,
es lo mejor y más conveniente que podemos hacer, ahora.

Yo, mientras, haré lo poco que me es posible:
¡Entregarles mi corazón multiplicado,
a todos, todos, todos ustedes,
hermanos queridos!
¡Ustedes son útiles, valiosos!
Nos hacen falta, siempre nos harán falta, muchísima falta.

Que ya nadie más,
ni siquiera uno, se vaya.

Los queremos a todos aquí.
Los necesitamos a todos


                                              ©Bernardo Rafael Álvarez