martes, 28 de julio de 2020

ENTRE VEROSÍMIL Y VERÍDICO*



¡Ay, Arango, Aranguito! Es comprensible tu indignación, pero lamentable tu análisis. Vargas Llosa no ha atacado ni menos ofendido al gran Gabo (después de aquel puñetazo del 12 de febrero de 1976, solo ha habido distanciamiento). Resaltar la condición de artista que tuvo García Márquez (porque, efectivamente, lo fue) no es nada reprobable, pues solo es el reconocimiento de las elevadas bondades creativas del Nobel colombiano, de su extraordinario talento puesto de manifiesto en obras grandiosas cuyo pico más elevado (a pesar de que él mismo estaba prácticamente  en desacuerdo, porque su preferencia, más bien, se inclinaba hacia otra novela) es "Cien años de soledad". Otra cosa: Decir que una obra, como "El otoño del patriarca", "no es creíble" es, como bien dices, Arango, "pedir verosimilitud". Pero parece que no te has dado cuenta de que eso no es nada incorrecto ni menos descabellado. Ser algo verosímil no es lo mismo que ser verídico. Vargas Llosa no está sugiriendo que las obras narrativas tengan que ser verídicas, es decir, que cuenten "la verdad"; decir eso sería de torpes (la literatura no es una disciplina de las ciencias sociales). Vargas Llosa no lo ha dicho y estoy seguro que no lo diría jamás, porque él mismo (y en repetidas ocasiones) ha afirmado que la novela no es un retrato de la realidad que nos envuelve, sino otra realidad. "Creíble" y "verosímil", repito, no son lo mismo que "verídico", entiéndelo bien: verídico es verdadero; en cambio, verosímil es lo que parece verdadero. Y, además, llamar "artista" a un novelista no es nada peyorativo, ni mucho menos ofensivo; es únicamente el justo reconocimiento de una verdad. Un narrador, repito, es un artista. Pero si ese narrador también se dedica a escribir ensayos, y a efectuar análisis e interpretaciones y a reflexionar, entender y ayudar a entender, sobre hechos o asuntos de la cultura, por ejemplo, lo que hace -además de su labor propiamente de artista, es decir, de creador- es desempeñarse como intelectual; es un intelectual. Así de simple. Un narrador, vuelvo a decirlo, es un artista, porque crea y lo hace con propósitos estéticos, y su recurso es la ficción. ¿No recuerdas, Arango, "Historia de un deicidio"? Allí el Novelista peruano explica esto que digo, y lo hace desde el título: que un novelista es un deicida no precisamente porque, en rigor, "mate a Dios", sino porque es un creador de realidades, de nuevas realidades (digamos, familiarmente, para que se entienda: "le hace la competencia a Dios"). Y esas realidades que nos presentan las novelas son eso, pues, inventadas, son ficticias. Pueden ser o no verosímiles. Pueden ser o no creíbles. Pero no tienen por qué contarnos la "verdad" (al leerlas no tenemos que confrontar lo que ellas dicen, con sucesos que realmente ocurrieron, para corroborar o cuestionar su veracidad); no están obligadas a hacerlo.  Ah, volviendo a "García Márquez artista": ¿Qué ha producido el Gabo? Novelas, cuentos, crónicas, teatro, guiones cinematográficos, ha hecho talleres de cine. ¿Ha escrito otro tipo de cosas, como libros de ensayo, por ejemplo, como sí lo hizo Octavio Paz? No. ¡García Márquez fue artista, pues! Mario Vargas Llosa, a diferencia del Nobel colombiano, sí es un intelectual. Ay, Arango, Aranguito. ¿Quiénes son los que te aconsejan?** 



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* Esto lo escribí el 2017 (hoy solo lo he editado), como comentario al enlace que aparecía en el muro de un poeta que vive en USA. Me lo trajo el "recuerdo de Facebook". Pero, ¡oh, sorpresa!, acabo de darme cuenta de que, al verse etiquetado el poeta, lo que ha hecho es bloquearme. Debe ser amigo de Arango. ¡Ay, caracho!