lunes, 1 de junio de 2020

¿QUÉ QUISO DECIR USTED, DON CÉSAR, ALLÍ EN "HOJAS DE ÉBANO"? UN NUEVO ELEMENTO PARA EL DESCONCIERTO.




1: En un ensayo publicado hace dos años ("CUTIPAR / Unas palabras sobre el castellano pallasquino y la lengua culli"; enero, 2018), toqué, entre otras cosas, el tema referido a los vocablos culli en la poesía de César Vallejo. Esto es lo que dije, al respecto:

"Son cuatro las palabras, a las que siempre se alude como originarias de lenguas nativas, empleadas por César Vallejo en su poesía. Tenemos: Irichugo, Tayanga, poña y tahuashando. Las tres primeras mencionadas corresponderían a la lengua culli: Irichugo y Tayanga son topónimos (un paraje cercano a Santiago de Chuco y un centro poblado en la provincia de Sánchez Carrión, respectivamente) y poña es el nombre de una paja menuda o pelusa de algunos vegetales. Pero es tahuashando, obviamente un gerundio, lo que ha generado intriga y más de una hipótesis con pretensión hermenéutica. Contiene, en la desinencia, el fonema sibilante palatal /š/, común en el castellano del norte peruano (a partir de Pallasca) que –como vimos- sería herencia o rezago de la antigua lengua culli, pero su raíz podría corresponder al quechua (tahua: cuatro). Asumir –considerando lo dicho: que 'tahua' significa 'cuatro'- una teoría certera acerca de lo que quiso expresar nuestro poeta con el uso de esa forma verbal resultaría, simple y llanamente, imposible (pues, por ejemplo, sería ridículo y descabellado traducir la expresión como 'cuatreando'). El lingüista Ibico Rojas aventura dos posibles hipótesis: 1: Una que tiene que ver, antes que con lucubraciones etimológicas, con una interpretación basada en el sentido común. Según la última estrofa del poema, 'Llueve… llueve… Sustancia el aguacero', mientras los viejos alcanfores, vestidos 'con sus ponchos de hielo y sin sombrero', están 'tahuashando en el sendero'. Esto nos hace pensar que el poeta quiso decir que, como ancianos, los árboles –mientras velan en el sendero- están 'tiritando' o 'temblando', obviamente debido al frío. 2: Que tahuashando sería sinónimo de 'encorvando', 'flexionando' o 'curvando', en actitud reverencial ('alcanfores que velan tahuashando'), es decir: doblando la espalda; y que el componente //huasha// podría ser un lexema culli. Sin embargo (este es mi comentario), hay que tener en cuenta dos cosas: primero, que 'huasha' es un vocablo de origen quechua que significa espalda; segundo, que, si quisiéramos acepar como razonable la alusión a 'encorvando', tendríamos que reconocer que lo correcto habría sido que en el poema el gerundio apareciese en forma reflexiva: tahuashándose, o sea, encorvándose. Sea como fuere, lo cierto es que el misterioso vocablo usado por Vallejo nada tiene que ver con la lengua culli.

De lo que yo sí estoy seguro es de que lo que nuestro poeta universal quiso hacer e hizo, fue dar rienda suelta a su libertad creadora y, sin más ni más, inventó un bello y desconcertante neologismo –tahuashando-, como poco tiempo después hizo con Trilce, palabra que también, hasta ahora, sigue poniendo de vuelta y media a más de medio mundo que se esfuerza por encontrarle un significado, a pesar de que el mismo poeta se encargó de decir, enfáticamente, que no quería decir nada".

Agregué, en nota de pie de página, lo siguiente, respecto de las dos hipótesis --sobre "tahuashando- formuladas por el lingüista Íbico Rojas, en su ensayo "Tahuashando, enigma culle en la poesìa de Vallejo":

"Rojas refiere que un alumno suyo, de la Universidad Nacional de Trujillo, nacido en Santiago de chuco, le contó que nunca había escuchado la expresión #taguash#, pero sí una frase como esta: “Tahuashón ta el Shesha”, y que #taguasha# significa “encorvado” y #taguashón#, 'muy encorvado'. No quisiera poner en duda tal referencia, pero creo estar convencido de que no fue 'tahuashón' lo que el estudiante dijo como sinónimo de “muy encorvado”, sino simplemente 'huashón' que es como se le llama familiarmente (en Pallasca, en Huamachuco y, estoy seguro, también en Santiago de Chuco) al varón que, sin ser precisamente, jorobado, tiene la espalda encorvada. La frase bien pudo haber sido esta: 'Tan huashón ta el Shesha' (o sea: 'Muy huashón está el César')".

2: Según cuenta, Luis Flores Prado, en una visita a Angasmarca (provincia de Santiago de Chuco), el 20 de junio del 2019, tuvo la oportunidad de entrevistar “a un nativo de Conra" (centro poblado del distrito de Santiago de Chuco) a quien le preguntó si conocía el significado de "tahuashando" y el interpelado, enfáticamente, le dijo que no, porque esa expresión no existía en su pueblo y que, más bien, precisó, "debe ser "tagushando", que sí se usa allí y significa "está tratando de hablar" o "tratando de aprender a hablar", referido particularmente a las criaturas muy tiernas que -obviamente- aún no pueden pronunciar palabras. De lo cual se puede inferir que estamos ante una expresión con origen onomatopéyico.

¿Por qué digo onomatopéyico? Por esto: porque me parece evidente que el étimo (la raíz, su origen) de “tagushando” está en el sonido gutural "gu" (o “agú”), que es, si no me equivoco, uno de los primeros sonidos que emiten los bebitos que aún no están en condiciones de articular palabras, que aparentemente tratan de comunicarse, de hacerse entender. Y la expresión, en forma escrita, sería esta: "ta gushando" (o “ta agushando”), en que encontramos dos elementos: "ta", que es la aféresis de "está"; y "gushando" (o “agushando”), que sería -en gerundio- la forma verbal "gushar” (o “agushar"), en cuya segunda sílaba, está el fonema sibilante palatal “sh” (/š/), tan común en la sierra norte del Perú. “Gushando”: haciendo gu, o agú.

3: Pero aquí surge esta pregunta: ¿En qué lengua podemos encontrar las expresiones “gu” o "agú”, si las admitimos como palabras? Carezco de información respecto de lenguas distintas del castellano; sin embargo, estoy convencido de que no se trata de sonidos privativos de ninguna lengua en particular, y hasta me aventuraría a asegurar que, sea cual fuere el país, no se encuentran en ningún diccionario (en el nuestro no está), porque –es obvio, creo yo- no son asumidas o aceptadas, aún, como palabras propiamente dichas. (Alguien mejor informado que yo, podrá –espero- esclarecer esto, es decir, asegurarnos si aparece o no en algún diccionario de otra lengua).

4: Bien. ¿La expresión “gushando” (o "agushando") es culli? Considerando lo antes dicho, no, no podemos dar una respuesta afirmativa. Lo único que nos podría remitir a esa lengua ya extinta es el fonema sibilante palatal ya mencionado, ya que, aparentemente, ese sonido habría sido una de las características más saltantes en esa lengua. Y, respecto del "gu" o "agú", como emisiones guturales de los niños apenas nacidos, debo decir que carecen de nacionalidad, raza y color; son, me parece, universales, como lo es la expresión sonora de la risa. La forma verbal también referida, el gerundio en terminación “ando”, es, hay que decirlo enfáticamente, del castellano. No estamos, pues, frente a vocablos de la lengua culli. Obvio: tampoco tienen que ver con el quechua.

5: ¿Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que “tagushando” es realmente la expresión que quiso poner César Vallejo en el poema "Hojas de ébano”, pero, sabe Dios por qué razón, la alteró? No hay manera de demostrarlo; sin embargo, como hipótesis, es válido aceptar que sí pudo haber ocurrido tal cosa. Y si de algo podemos asirnos como recurso que haga razonable la sospecha, es esto: “tahuashando” no es, y creo que nunca lo ha sido, un vocablo del castellano de Santiago de Chuco; y sí lo es, en cambio, la expresión “tagushando”, según el testimonio de un poblador de la zona que he escuchado en la grabación que hizo hace un año Luis Flores Prado (y que todos pueden también escuchar, en la cuenta de Facebook del estudioso huamachuquino[1]).

¿Cuál sería su significado en el poema de Vallejo?  Veamos. Esta es la estrofa en que aparece el desconcertante vocablo que, en esta ocasión, me he permitido modificar con el solo propósito de procurar una explicación: “Llueve… llueve… Sustancia de aguacero, / reduciéndolo a fúnebres olores, / el humor de los viejos alcanfores / que velan ‘tagushando’ en el sendero / con sus ponchos de hielo y sin sombrero”.

Cité antes las dos hipótesis formuladas por Íbico Rojas, respecto de “tahuashando”: 1) que el poeta habría querido decir que los alcanfores, como ancianos, están 'tiritando' o 'temblando', debido al frío; 2) que “tahuashando” sería sinónimo de 'encorvando', 'flexionando' o 'curvando', en actitud reverencial. De estas dos hipótesis -digo yo- menos deleznable es la primera, a pesar de que el lingüista no recurre a cuestiones etimológicas para buscar una explicación, pues, más bien (y en este caso es razonable), se basa en el contexto conceptual en que aparece el vocablo de marras. La segunda propuesta, definitivamente, está fuera de lugar.

6: ¿Y si aceptáramos que, en vez de “tahuashando”, la desconcertante expresión en el poema de Vallejo hubiera sido “tagushando”, qué interpretación podríamos darle, cuál sería su significado? Difícil procurar una respuesta. Ya dije antes cuál es el sentido que se le da en Angasmarca a esta forma verbal: estar tratando de hablar, un bebé; y que la manera de decirla por escrito es así: “ta gushando” o “ta agushando” (“está gushando”, o “está agushando”). Sería imposible llegar a buen puerto y seguiríamos desconcertados de por vida. “(A)lcanfores que velan tagushando”, sería como esto (considerando que el “ta” es aféresis de “está”): “alcanfores que velan ta gushando”, “alcanfores que velan está gushando”. Absurdo, descabellado, sin pies ni cabeza. Lo más coherente que hubiera hecho, si es que, en verdad, Vallejo hubiese querido echar mano a la expresión que es usual en Angasmarca, habría sido que eliminara el “ta” y rescatara únicamente el “gushando” (o “agushando”). ¿Y cuál habrìa sido, repito, su significado en el poema? Este: “… los viejos alcanfores velan, tratando (como niños apenas con pocos meses de nacidos) de hablar, esforzándose por articular palabra alguna”. ¿Sería aceptable esta hipótesis? No lo puedo afirmar con absoluta seguridad, pero, sí, creo que que podría ser válida, razonable.

7: Tengo la tentación de quedarme con mi propia hipótesis, respecto de la expresión que –cualquiera haya sido su razón o motivo- es la que puso César Vallejo en el poema (“tahuashando”), y es, definitivamente, la única que debemos tener en cuenta cuando de estudiar la poesía vallejiana (en concreto, el poema “Hojas de ébano”) se trata. La he transcrito más arriba, pero aquí la repito. Esta es mi hipótesis: Lo que nuestro poeta universal quiso hacer e hizo, fue dar rienda suelta a su libertad creadora y, sin más ni más, inventó un bello y desconcertante neologismo, que ha puesto de vuelta y media a más de medio mundo. ¿Qué habría querido decir el autor del poema, con ese misterioso verbo? Él mismo, Vallejo- si estuviera vivo- hubiera contestado, rotundo, como cuando le preguntaron acerca de "Trilce": no quise decir nada.

  © Bernardo Rafael Álvarez
1 de junio del 2020