Historia absurda, ¿verdad? Claro. Y, sin ninguna duda, ustedes han detenido la mirada en una sola palabra, que es la causante del «siniestro» o «vandalismo» lingüístico. Sin embargo, aunque parezca increíble, hay razones para afirmar que todo anda bien en el texto; «académicamente» bien, quiero decir. Explico.
Para referirnos -calificándolo- a algo que nos resulta desagradable (por -según de qué se trate- su sabor, sus formas, sus colores, su modo de ser, etc.), podemos decir: feo, horrible, atroz, insufrible, en fin; pero, particularmente, en el Perú, tenemos además un muy simpático adjetivo de uso coloquial, cuyo origen es incierto. Decimos «monse». «-¿Qué te pareció esa película? // -Monse"; «-Quiero ponerme esta camisa, ¿qué te parece? //-Ponte otra, porque esta es monse»; «¿Has visto? Qué monse el pata con el que sale Isabelita»; "Este Congreso es el más monse de los últimos tiempos».
Bien. El Diccionario de la Lengua Española (DLE)*, registra lo siguiente, respecto del peruanismo que acabo de mencionar: «adj. coloq. Perú. aburrido». Una sola palabra y, ¡saz!, la definición. Y, como sabemos, cuando una palabra es definida con otra y no con una frase explicativa, simplemente estamos ante dos sinónimos, y no exactamente ante una palabra y su significado. Ergo: «monse» es sinónimo de «aburrido». Y, obvio, si esto es así quiere decir -como lo di a entender en la historia que puse al principio- que, a la inversa, lo que es monse es eso: aburrido.
En otras palabras, ateniéndonos a lo que afirma la «docta corporación matritense», en nuestro país resultaría gramaticalmente correcto calificar a una sopa desagradable -es decir, monse- como aburrida, que causa aburrimiento. Pero no, no es así.
¿Por qué? Porque «monse», es un adjetivo peruano -efectivamente, de uso coloquial- que no tiene uno, sino varios significados que, en realidad, son sus sinónimos: desagradable, feo, malo, insípido, sin importancia, de baja calidad; y, claro, también es usado para referirse a una persona aburrida, pero -entiéndase- no precisamente porque «aburrido» sea sinónimo de «monse», sino porque una persona aburrida (que por su modo de ser nos genera aburrimiento) no nos cae bien que digamos, es decir, es desagradable, nos resulta insípida: es monse, pues.
Lo que ha hecho la Academia -erróneamente, por mal aconsejada- ha sido admitir y registrar como acepción de «monse» solamente una, pero la menos acertada: «aburrido».
Creo que una de las más aceptables definiciones es la que consigna Lauro Pino en su librito Jerga Criolla y Peruanismos**: «Monse. adj. De escasa calidad» (una película monse, por ejemplo).
No fue, naturalmente (de esto estoy convencido), la Academia Peruana de la Lengua la que contribuyó con este pobre y lamentable aporte semántico (en la vigésima segunda edición -año 2001- del Diccionario ya está); tampoco el Diccionario de Peruanismos*** de Juan Álvarez Vita, cuya primera edición es de 1990; digo esto porque la acepción «Perú. 1. Adj. coloq. Aburrido», considerada por el diplomático y lexicógrafo peruano, recién aparece en la 2a. edición de su repertorio, publicada el año 2009 (en la anterior, de 1990, se decía: «Dícese de una persona mediocre». Lo cierto es que, como en otros casos, la RAE falló (segunda acepción de "fallar": no acertar, equivocarse).
No fue, repito, la Academia Peruana de la Lengua, institución fundada por Ricardo Palma en 1887, porque creo que es una de las más cuidadosas instituciones de la Asociación de Academias de la Lengua Española, ASALE; el Diccionario de Peruanismos que publicó el año 2016 es, me parece -a pesar de ser perfectible- muestra de ello. Veamos cómo define al vocablo de marras el lexicón elaborado por un equipo de lexicógrafos, bajo la dirección de Julio Calvo Pérez: «1. adj./com. ‘coloq’. Que carece de astucia, destreza y habilidad»; y también: «2. Adj.<Referido a personas, animales, cosas o hechos> Aburrido, incapaz de divertir»; y pone estos ejemplos: "Un delincuente, o mejor dicho un choro monse ingresó a robar a un hotel pero terminó herido en el rostro, nada menos que por su propia arma" (inexperto, de «mala calidad»); «la fiesta es el verdadero aburrimiento; o sea está recontramonse» (al ser aburrida, se convierte en desagradable: monse). Definitivamente, esto es mucho mejor que lo hecho por la RAE.
La de la RAE es, pues, una definición monse.
La pobre y desacertada definición que encontramos en el DLE hubiera resultado razonable si es que, al menos, hubiesen agregado una explicación, o algún ejemplo ilustrativo. Ojalá en una siguiente edición, la cosa cambie (¿Será pedir peras al olmo? Seamos optimistas****).
_____________
*Real Academia Española: Diccionario de la Lengua Española. Vigésima Segunda Edición. Madrid, 2001.
**Lauro Pino: Jerga Criolla y Peruanismos. Industrial Gráfica S. A., Lima, 1968.
***Juan Álvarez Vita: Diccionario de Peruanismos. 2a. Edición, Lima, 2009.
****Optimistas, sí. Porque pareciera que no está tan lejos la posibilidad de que en el DLE el vocablo monse aparezca mejor definido. Al menos en el Diccionario de americanismos (2010) (publicado por la Asociación de Academias de la Lengua Española, ASALE) ya hay un avance, que la RAE tal vez tome en cuenta: "monse. // I. 1. adj/sust. Pe. Referido a persona, tonta, torpe. pop. // II. 2. adj. Pe. Referido a cosa, aburrido".
© Bernardo
Rafael Álvarez