sábado, 7 de diciembre de 2024

EL CRUSTÁCEO LLAMADO "MUYMUY"

El MUY MUY: «Crustáceo comestible de tres a cinco centímetros de longitud, con caparazón a modo de uña, de color gris, que vive bajo la arena de la rompiente» (DLE). 

                               ***

Pregunto a los amigos: ¿La palabra «cuita» la pronuncian con la mayor fuerza de voz en la «i», o sea [kuíta]; o la pronuncian con el acento en la «u», es decir [kúyta]? Obvio, la pronuncian como en el primer caso mencionado, con el acento en la «i». Bueno, la pregunta la he hecho por lo que voy a exponer enseguida. 

Hay un crustáceo comestible de color gris, que mide de tres a cinco centímetros de longitud y vive «bajo la arena de la rompiente». Su nombre científico es «Emerita analoga», pero, en el Perú, popularmente -desde hace muchísimo tiempo-, lo conocemos como «muy muy», y, así como acabo de hacerlo, hemos escrito siempre su nombre. Sin embargo, en el Diccionario de Peruanismos -o DiPerú-, en el DLE (en la última edición y también en la del 2001) e incluso en el de Americanismos, curiosamente aparece registrado como «muimuy».

¿Por qué se les ocurrió escribirlo así, pudiendo haberlo hecho -para que se convirtiese en un nombre con una sola palabra- de esta otra manera: «muymuy»? ¿Por qué en la primera sílaba pusieron una «i» latina y solo en la segunda conservaron la «y»? La verdad es que no encuentro una respuesta que pudiera ser satisfactoria.

Veamos lo siguiente. El nombre tradicional y más antiguo del molusco mencionado es, como lo sabemos todos, «muy muy» y su pronunciación (también todos la conocemos) se da con golpes de voz similares en ambas sílabas: [múy.múy]. 

Y, claro, si a esa forma de escritura la queremos convertir en una sola palabra, lo razonable y naturalmente correcto es, simplemente, unir las dos referidas sílabas, así: «muymuy». Y su pronunciación, por cierto, será la misma del nombre escrito en dos palabras que acabamos de ver; es decir, estaremos ante una palabra con dos acentos: [múymúy]. Ya lo dije al principio de esta nota: la palabra «cuita» no se pronuncia [kúyta], sino [kuíta]. Y si escribimos «muimuy», tenemos que aceptar que su pronunciación (que no corresponde a la realidad, al uso) tiene que ser esta: [muímuy]; y que la pronunciación adecuada a la forma correcta de escribir el nombre es esta otra: [múymúy]. 

Repito: ¿Por qué se les ocurrió introducir una «i» en la primera sílaba y solo en la segunda conservar la «y»? ¿No se dieron cuenta de que -sin quererlo, naturalmente- lo que estaban haciendo era, en realidad, cambiarle de nombre al molusco también conocido popularmente como «chanchito de mar», «pulgón de mar», y «chiquiliqui»? 

Así como ocurre con la palabra «cuita», que hemos visto al principio, al escribir «muimuy» -como hacen los respetables académicos de la lengua- se está sugiriendo una pronunciación que, en la primera sílaba, resalta el acento (o mayor golpe de voz) de la segunda de sus vocales, la «i»; y, como bien sabemos, esta no es la pronunciación que se da en el uso, en la realidad; la escritura, tal como aparece en los diccionarios académicos, no es, pues, la correcta.  (Me permito agregar, como otro ejemplo, esta palabra hipotética: «cuicuy». ¿La pronunciaríamos [kúykúy]? No, ¿verdad?, pues, tal como está escrita, sonaría así: [kuíkuy]; para que suene de la otra forma, tendría que escribirse así: «cuycuy»). 

Por consiguiente, las dos formas de escritura del nombre que le corresponde al crustáceo, al que DiPerú describe como «diminuto, de antenas retráctiles, que "construye" (sic) madrigueras en la arena de la playa»- deberían ser las siguientes: «muy muy» (en dos palabras separadas, que es la forma tradicional, la más antigua, y es la que registra el Diccionario de Peruanismos -edición de 1999- del querido Juan Álvarez Vita) y esta otra (en una sola palabra): «muymuy». Definitivamente (y lo digo con absoluta convicción), no esta forma: «muimuy», que equivocadamente aparece en el Diccionario de Peruanismos (DiPerú), en el Diccionario de Americanismos y también en el Diccionario de la Lengua Española (DLE). 

Creo que se impone, pues, la necesidad de que los repertorios académicos, que acabo de mencionar, sean modificados en las entrada referida al nombre del crustáceo en cuestión. Es decir, que se reconozca el error en que se ha incurrido. 

                ¡Un abrazo!

 

© Bernardo Rafael Álvarez