domingo, 15 de diciembre de 2024

¿«COCOTOLOGÍA»?

Me había parecido extraño que en el Diccionario de la Lengua Española (DLE) apareciese «Tarjeta de Navidad» como significado de la palabra «Christmas». Luego de hacer las averiguaciones pertinentes, acabo de enterarme de que, efectivamente, en España es usada en ese sentido, lo que, por cierto, es legítimo. Ahora me ha surgido otra inquietud. 

Todos conocemos aquello del arte de confeccionar «pajaritas de papel», ¿verdad? Se hacen lindas figuritas de diferentes formas (no solo pajaritos) con papel (casi siempre «papel cometa») doblado varias veces. Nosotros lo conocemos mayormente como «origami» (palabra procedente del japonés), pero también se le nombra con este otro vocablo: «papiroflexia» («papȳrus», que significa papel, y «flexus», que es «doblado»).

Bueno, pues, mi inquietud es la siguiente: ¿Por qué la RAE, incorporó en el Diccionario, como nombre del arte mencionado, la curiosa expresión «cocotología» que -según tengo entendido- nunca formó parte del léxico de nuestro idioma: no fue ni es usado por los hablantes? Como sabemos, el Diccionario (me refiero, obviamente, al de la RAE) se ha hecho con este propósito (la misma Academia lo dice): recoger «el uso que los hablantes les dan o les han dado a las palabras para que otros hablantes puedan entenderlas si se encuentran con ellas» («Libro de estilo de la lengua española»). Las palabras vigentes en el uso.

Amigos que viven al otro lado del «charco», concretamente en España, me han dicho que, allá, la palabra más usual para referirse a lo que nosotros los peruanos llamamos «origami», es «papiroflexia», y me han mostrado su extrañeza por el término «cocotología», que no conocían..

¿Por qué, repito, este vocablo aparece en el Diccionario? Se encuentra en el repertorio oficial desde 1992; y, curiosamente, en esa edición no había sido aún incorporado el nombre traído del Japón, «origami», pero sí ingresó «papiroflexia». Origami recién fue «oficializado» por la Academia a partir de la edición 23 (año 2014), a pesar que desde mucho antes ya era un término usado en gran parte del territorio hispanohablante. 

Tengo la sospecha de que la inclusión de «cocotologia» en el repertorio se hizo no porque la Academia hubiese tenido información de su uso en alguna región hispanohablante (porque era imposible tal cosa), sino como un acto de reconocimiento y homenaje a don Miguel de Unamuno, al cumplirse entonces (exactamente, un día como hoy: el 15 de diciembre) sesenta años de su elección como miembro de la Real Academia Española (a la que, sin embargo, el ilustre literato y pensador no llegó a ingresar).

Claro, me preguntarán: ¿Y qué tiene que ver con esto el autor de «Niebla» y de la patética frase «Me duele España»?[1] Lo menciono por esto: porque él fue quien inventó la palabrita de marras, «cocotología», y la insertó en los apuntes que escribió acerca de su afición y gusto por doblar papeles y hacer figuritas. ¿Seguramente no le gustaban las palabras «origami» y «papiroflexia» y, por ello, prefirió crear una nueva? No, porque, como ya lo insinué, es evidente que estas palabras no existían entonces en el acervo lingüístico español. La creación del neologismo lo hizo Unamuno, uniendo la voz francesa «cocotte» (que, según dicen, es «pajarita de papel») y «-logia» (tratado o estudio).

Hago la pregunta final y concluyo: ¿Podríamos considerar correcto lo hecho por la Academia al incorporar en el Diccionario (con la marca que en este caso pareciera un eufemismo: "p. us"; o sea, poco usada) una palabra (ajena al léxico de los hispanohablantes) solo por haber sido inventada por un gran escritor; es decir, por tratarse únicamente de una simpática curiosidad literaria? 

Me respondo. Creo que no fue una decisión correcta. La Academia incurrió en lo que, digamos, sería una infracción de la norma institucional  y léxicográfica en la Corporación. Como sabemos, el repertorio oficial fue el importante aporte hecho por la RAE, desde sus primeros años,  para registrar el léxico de los hablantes (es decir, el vocabulario); no para recoger las novedades generadas por la inventiva de poetas y narradores, por más pintorescas o significativas que pudieran ser o parecer. Lo que sí hubiera sido aceptable es que el vocablo en cuestión y, naturalmente, cualquier otro creado por un escritor importante, se incluyese en un diccionario de carácter estrictamente literario, hecho para recoger voces o expresiones inventadas en el campo de la literatura; pero insertarlas en el Diccionario de la Lengua Española, no, pues este tiene otros fines. Neologismos de origen literario solo podrían ser recogidos por la Academia, en el Diccionario oficial, si comprueba,  fehacientemente, que se trata de voces que también son usadas, realmente, por los hablantes; si esto no ocurre, no. 

Por lo dicho, estimo que sería justo y conveniente que la RAE considerara la necesidad de poner atención en este asunto y que, como corresponde, cuidadosa y meticulosamente, procediese a una depuración del Diccionario oficial. Si, definitivamente, quedara demostrado (como, hasta ahora, entiendo que lo está) que «cocotologia» es una palabra no existente en el léxico del idioma español, debería ser excluida, tal vez, del Diccionario. 

Yo me permitiría sugerir a la RAE y, en efecto, aquí lo hago, que edite un diccionario literario en el que se reúnan los más significativos vocablos y expresiones que aparecen en las obras literarias como producto de la imaginación creativa de nuestros grandes escritores; sería realmente valioso. 

(Bien, lo expuesto es mi opinión, y -con todo respeto- he cumplido con darla a conocer aquí).[2] 

                                              © Bernardo Rafael Álvarez



[1] Dije que Unamuno no llegó a hacer su ingreso, como miembro, a la RAE. La frase suya que he citado, «Me duele España», revela el estado de malestar que el escritor sufrió por la situación políticamente deplorable que atravesaba su país; esa situación es lo que hizo  que no llegara a concretarse su ingreso en la Corporación.

[2] Y, claro, he presentado mi propuesta ante la docta corporación matritense.

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