Espérame, que ya voy yendo". ¿Han escuchado o, mejor dicho, han leído, expresiones como esta? ¿Creen que es correcta? Para muchos, por cierto, se trata de una suerte de redundancia: "ir" y, al mismo tiempo, "estar yendo". Claro, podríamos considerar que, efectivamente, allí hay una evidente y hasta tal vez escandalosa redundancia. (¿Si "ya voy", para qué tengo que decir "voy yendo"?). Sin embargo, son muchos los que la escriben, creo que, sobre todo, jóvenes universitarios, cuando quieren evitar la desesperación de quien los está esperando ya con algo de impaciencia: una enamorada, por ejemplo. Y no es para menos, con lo demorones que solemos ser.
Ah, pero no es todo: muchos ponen, sueltos de huesos, esto que haría santiguar atropelladamente a una monjita "bien hablada: "Ya estoy llendo", escriben. Usan la "elle", en lugar de la "ye". Repito la pregunta: ¿es correcto lo que hacen? Obvio: la respuesta que recibiré es esta: “Es una incorrección, señor”; y, claro, como diría la buena gente del Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), agregaría que eso "es desaconsejable".
Pero, aconsejable o desaconsejable, lo cierto es que (aunque no me crean) actualmente ya no estamos ante un error propiamente dicho. Hace mucho tiempo lo dije y hoy tengo la "desvergüenza" de volver a decirlo: los usos ya extendidos, asentados, dejan de ser -si alguna voz lo fueron- errores. En algún momento pudieron, incluso, ser considerados "vicios" de dicción o de escritura, pero hoy lo “incorrecto” es, casi siempre, considerado como una particularidad expresiva del idioma, y el idioma hace mucho tiempo dejó de ser uniforme. Por ejemplo, ¿recuerdan aquel "ya fuistes" o "ya llegastes"? Y vayamos un poquito más allá: en diversos pueblos de nuestra región amazónica -si no en todos- no se dice, por ejemplo, "¡Llámame!", sino algo así como "¡shámame!" (casi como la pronunciación de los argentinos). ¿Qué ocurre con estas y otras formas expresivas? Son, simplemente, características del español o castellano de cada región. Y ahora vayamos un poquito más allá, precisamente hacia la Argentina. En el imperativo del verbo "venir" lo correcto y usual -en el Perú y en la mayoría de los lugares del mundo hispanoparlante-, dirigido a una segunda persona, es así: "Ven pronto". ¿Cómo lo dicen los amigos en el país gaucho? Así: "Vení pronto, che".
¿Cuál es la explicación a esta y otras particulares que se dan en diferentes países y regiones? Se debe a que, en buena cuenta, no hablamos un solo castellano (o español) o, digamos mejor, el idioma es el mismo pero nos comunicamos con lo que, en rigor, corresponde a la variedad de nuestro idioma que se da en cada lugar: en buena cuenta, nuestros propios dialectos. Ojo: Dialecto no es, como algunos equivocadamente, piensan, un "idioma inferior, propio de algunas comunidades o etnias aborígenes", sino la manera propia, con sus propias características, cómo manejamos un idioma en determinadas regiones: con vocablos, giros e incluso tonos especiales; no es nada despectivo. Y esto es válido, legítimo y... correcto.
Es probable que haya quienes quisieran que el idioma nuestro se uniformizara, que fuera "uno" y sin "contaminaciones", como lo quisieron los primeros académicos, los fundadores de la Real Academia Española, allá por el año de 1713, y lo dijeron de manera puntual y ruda en el primer estatuto institucional (1715): "Siendo el fin principal de la fundación de esta Academia cultivar y fijar la pureza y elegancia de la lengua castellana, desterrando todos los errores que (...) ha introducido la ignorancia, la vana afectación, el descuido y la demasiada libertad de innovar...". A ello, naturalmente, se debe el emblema de la RAE acuñado aquel entonces: "Limpia, fija y da esplendor".
Bueno, las cosas, como correspondía (porque el idioma es como un ser vivo), han cambiado. La unidad y la "pureza" en un idioma son, sin duda, aspiraciones nobles y exultantes; no significa, sin embargo, que lo contrario sea precisamente algo negativo. En estas cosas, la libertad es lo que se impone, sobre todo para innovar; y -¡al grano!- con aquello de “Ya voy yendo” lo que se busca es, simple y llanamente, mayor expresividad en el mensaje, mayor énfasis, y el verbo "ir" en indicativo de la primera persona, en este caso, equivale a la misma forma del verbo "estar" ("Ya estoy yendo"); y, bueno, lo de "llendo", solo se debe a una involuntaria confusión fonética entre muchos hablantes. (Pero, claro, si usted está en desacuerdo con lo que aquí he dicho, dígamelo, por favor. Y le aseguro que pronto estaremos juntos para charlar; así que espéreme, que ya voy yendo).
© Bernardo Rafael Álvarez