viernes, 21 de diciembre de 2012

NUESTRO ASUNTO EN LA HAYA (Notas que puse en el Facebook)



2 de diciembre:
Mañana se inicia la fase oral en el proceso sobre el diferendo marítimo entre Perú y Chile. Allan Wagner pide a peruanos estar seguros de calidad y profundidad de trabajo ante La Haya. Creo que no hay motivo para dudar de esto. Pero lo que debiera pedirse a los peruanos es, más bien, que aceptemos, respetuosamente y con decencia, lo que La Haya resuelva. Es lo más prudente.

3 de diciembre:
¿SE ANULARÍA EL ACUERDO DE PESCA CON CHILE? El 4 de diciembre de 1954, Perú y Chile suscribieron un "Convenio sobre zona especial fronteriza marítima" en cuyo primer punto acordado se dice lo siguiente: "Establécese una Zona Especial, a partir de las 12 millas marinas de la costa, de 10 millas marinas de ancho a cada lado del paralelo que constituye el límite marítimo entre los dos países." Dice que "constituye el límite marítimo entre los dos países". Además de esto, en los dos puntos siguientes se habla de que la "presencia accidental en la referida zona de las embarcaciones de cualquiera de los países limítrofes, aludidas en el primer considerando, no será considerada como violación de las aguas de la zona marítima", y que la pesca o caza dentro de esa zona "está reservada exclusivamente a los nacionales de cada país". El antecedente de este Convenio, es la llamada Declaración de Santiago referida a la conservación y protección de los recursos naturales del mar y la reglamentación de su aprovechamiento (suscrita el 18 de agosto de 1952). Creo que hay que entender que, aunque el convenio de 1954 no aparece en principio y expresamente como acuerdo de pesca propiamente dicho (pues, como vemos, el punto primero habla de "límite marítimo"), el propósito que lo animó fue ese y no otro; de allí que en su punto Cuarto precisa lo siguiente: "Todo lo establecido en el presente Convenio se entenderá ser parte integrante, complementaria y que no deroga las resoluciones y acuerdos adoptados en la Conferencia sobre Explotación y Conservación de las Riquezas Marítimas del Pacífico Sur, celebrada en Santiago de Chile, en Agosto de 1952." Es decir, la razón de ser del Convenio de 1954 es la explotación y conservación de las riquezas marítimas del Pacífico Sur. Eso es lo que, entre otras cosas, deberá tener en cuenta la Corte de La Haya. Y es evidente que si el fallo es favorable al Perú (eso esperamos), el Punto Primero del Convenio (que, ojo, no es Tratado), debe quedar automáticamente derogado. Los demás puntos no tienen necesariamente que alterarse; eso solo depende de ambos países, no de la Corte, pues el tema de la pesca no ha sido sometido a su consideración. (Salvo mejor parecer)

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 Pero (ya lo he dicho antes y lo repito): más que pedir que los peruanos entendamos que los argumentos nuestros son sólidos e indiscutibles, lo que debe pedirse es que sepamos recibir el fallo (cualquiera sea) respetuosamente y con decencia; pues es lo más prudente.

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4 de diciembre:
"CONVIENEN: PRIMERO: Establécese una Zona Especial, a partir de las 12 millas marinas de la costa, de 10 millas marinas de ancho a cada lado del paralelo que constituye el límite marítimo entre los dos países." (Convenio de Pesca, Perú, Ecuador, Chile, 1954)

5 de diciembre:
"Así, ambos países reconocen que el límite marítimo es una línea paralela de 200 millas trazada desde el punto final de nuestro territorio – Boca Capones- hacia el océano Pacífico (ver gráfico)." (Acuerdo de límites entre Perú y Ecuador)

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La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados que rige desde 1980 define a estos como "acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular".

5 de diciembre:
Límite marítimo entre Ecuador y Colombia según el llamado Tratado Liévano–Lucio de 1975: "El límite marítimo empieza en la desembocadura del río Mataje, ubicado en las coordenadas 1° 28' 10.49" de latitud norte y de 78° 52' 07.27" de longitud oeste, punto en que la frontera internacional terrestre colombo-ecuatoriana llega al mar, de conformidad con el Convenio sobre Delimitación de Áreas Marinas y Submarinas de 1975 y el Tratado de Límites de 1916.-A partir de la intersección de la prolongación de la frontera terrestre y de la confluencia de las áreas territoriales de ambos países, se marca un punto medio en la bahía Ancón de Sardinas.-Desde este punto, se continúa en línea recta a través del paralelo generado por éste hasta encontrar las 200 millas náuticas correspondientes a cada país.-Se considera el área ubicada a 10 millas náuticas alrededor de este límite como Zona de Manejo Especial, donde pescadores no serán sancionados al violar accidentalmente la frontera marítima, sin que esto constituya derecho de pesca o caza, en las aguas jurisdiccionales del país vecino."

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Dice: "Desde este punto, se continúa en línea recta a través del paralelo generado por éste hasta encontrar las 200 millas náuticas correspondientes a cada país."

5 de diciembre:
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados: "a) se entiende por "tratado" un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular"

6 de diciembre:
En estos momentos, Pierre Marie Dupuy expone sus alegatos ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en representación de Chile. Mmm...

6 de diciembre:
Tengo una duda: ¿Si la frontera marítima entre Perú y Ecuador es el paralelo geográfico, entre Perú y Chile podría ser diferente?

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La frontera entre Ecuador y Colombia también se da por el paralelo geográfico.

7 de diciembre:
No sé si deban definir, pero creo que es seguro que la Corte sí los va a tener en cuenta. Esperemos con serenidad. Ni triunfalismo ni sentimientos de derrota. Decencia, sobre todo decencia. (Acerca de la insistencia chilena en el sentido de que “los documentos de los años 52 y 54 deben definir sentencia en La Haya”.)

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"Bajo el nombre genérico de tratados comprendemos toda clase de acuerdos entre los Estados, siempre que lleguen a forma­lizarse, cualquiera que sea el nombre especial con que se les de­signe." (Alberto Ulloa – Derecho Internacional Público)

12 de diciembre:
Interesante el artículo. Pero, en realidad, el clima medio paranoico frente a lo que se supone haría Chile en un hipotético caso de guerra o de "invasión", no es nada nuevo, ni es culpa de uno que otro periódico amarillo; tiene larga data, prácticamente la edad peruana después del 79. La diferencia está en que ahora casi todos tratan de mostrar una suerte de orgullo nacional que hace que muchos peruanos piensen que ahora sí "nadie nos gana"; ya no es el temor lo que envuelve a los peruanos sino el patriotismo que casi siempre (desde el tema de la gastronomía) más parece patrioterismo, chauvinismo. Pero lo cierto es que ni en esto ni en lo que se está viendo en La Haya las cosas están tan claras que digamos, y por ello es absurdo sentirnos seguros de tal o cual resultado y tampoco es cauto empeñarnos en afirmar que la solidez e irrebatibilidad de los argumentos están de nuestra parte. Lo prudente es estar dispuestos a aceptar con decencia y respeto, y, claro, sin triunfalismos ni con espíritu de derrota, la decisión jurídica -y como tal legítima- que adopte la Corte Internacional de Justicia; para eso el Perú ha puesto a su consideración el diferendo marítimo. (Acerca del artículo de Eduardo González Viaña, “Los peligros de La Haya”, publicado en La primera)

14 de diciembre:

Yo preferí decir otra cosa y no ser tan crudo. Esto es parte de lo que escribí hace unos días: "... Pero lo cierto es que ni en esto ni en lo que se está viendo en La Haya las cosas están tan claras que digamos, y por ello es absurdo sentirnos seguros de tal o cual resultado y tampoco es cauto empeñarnos en afirmar que la solidez e irrebatibilidad de los argumentos están de nuestra parte. Lo prudente es estar dispuestos a aceptar con decencia y respeto, y, claro, sin triunfalismos ni con espíritu de derrota, la decisión jurídica -y como tal legítima- que adopte la Corte Internacional de Justicia; para eso el Perú ha puesto a su consideración el diferendo marítimo." (Acerca del titular que apareció en el periódico Hildebrandt en sus trece: “Metimos la pata en La Haya y podemos perder el juicio)

14 de diciembre:
Eso, con serenidad. Y con decencia y respeto a lo que la Corte decida. Para eso el Perù sometió a su consideración el diferendo. (Respecto de lo que declaró el canciller, Allan Wagner, que dijo: “Solo nos queda esperar con serenidad”)

15 de diciembre:
Yo también he opinado al respecto y, como Álvaro Vargas Llosa, también espero equivocarme. (Después de leer la carta de Álvaro Vargas Llosa, publicada en el diario La tercera de Santiago)

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Si hemos sometido el diferendo a la Corte Internacional de Justicia, debemos atenernos a lo que La Haya decida. Pero opiniones como la de Álvaro Vargas Llosa son -aunque no parezca- necesarias, si es que queremos ser respetuosos del Derecho. Insistir tercamente en la solidez de los argumentos peruanos y en la irrebatibilidad de nuestra posición, es decir, querer asumir como cierta e inamovible la pretensión planteada ante la Corte y, así, esperar que el fallo sea -sí o sí- a nuestro favor, es muestra de optimismo, pero también de imprudencia. Lo prudente es tener la entereza de asumir con decencia y serenidad la decisión que los magistrados tomen en los próximos meses.

15 de diciembre:
Luis Solari dice que la carta de Vargas Llosa “responde a una campaña mediática para demoler la posición del Perú” con una “visión sesgada de la historia”. ¿Qué? No, señor. ¿Campaña mediática a estas alturas? ¿Para qué, si el tema del límite marítimo está en la Corte de La Haya? La posición peruana y también la chilena, no son y no pueden ser objeto de demolición mediática a estas alturas; su consagración o hundimiento ahora dependen de lo que decida la Corte. Nada más. Las opiniones del hijo de nuestro novelista deben servir para tener una visión serena pero crítica de las cosas. Para tener la entereza de asumir el resultado del diferendo (cualquiera sea) con decencia e hidalguía. (Respecto de lo declarado por Luis Solari, ex viceministro de Relaciones exteriores.)

16 de diciembre: 
Tengo una duda: ¿Patriotismo es estar convencido de que las autoridades nacionales siempre tienen la razón y que todo lo que planteen en los foros internacionales habrá de llegar a buen fin? Y, por otro lado, ¿es traición a la patria creer lo contrario? Ojo: entiéndase bien que creer no es lo mismo que desear.

17 de diciembre:
Cómo es el patrioterismo, caracho. Parece que turba la razón. He escuchado a alguien decir (y, claro, sin duda es lo que piensan muchos) que con lo escrito por Álvaro Vargas Llosa se están dando "opiniones que les sirven a los chilenos para tener argumentos a favor". ¡Qué absurdo! ¿Cómo van a servir estas opiniones para tal cosa, si los argumentos (de ambos países) ya fueron expuestas en La Haya, y fueron expuestos antes de la carta de marras? ¿O es que acaso creen que los magistrados de la Corte Internacional de Justicia van a decidir sobre la base de lo dicho por el hijo de nuestro Nobel? Lo que el periodista ha expuesto son simple y llanamente sus opiniones, que tienen mucho de pesimismo, pero son opiniones nada más. Él no ha dicho en ningún momento que que esté en contra de la posición peruana; solo ha tratado -equivocado o no- de ser realista. Otra cosa es, por ejemplo, lo expresado por el padre de nuestro Presidente, que quiere, con propósitos similares a los sentimientos fascistas, exacerbar el nacionalismo, el patriotismo, con intenciones evidentemente bélicas. Lo de Vargas Llosa solo es una metida de pata venial, metida de pata no por lo que dice, sino por haberlo dicho tan sonoramente lo cual ha dado lugar a que casi todo el mundo diga que es un "traidor a la patria". Ufff!

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Pregunto una cosa o, mejor dicho, dos. ¿Si el fallo de la Corte Internacional de Justicia saliese a favor de nosotros los peruanos, qué diríamos de Álvaro Vargas Llosa? ¿Y si resultara favorable a Chile, diríamos tal vez que el hijo de nuestro Nobel simplemente tuvo razón, o que por su culpa fue que perdimos?

17 de diciembre: 
Por fin dos voces moderadas y exentas de patrioterismo, de personas que han entendido la carta de Álvaro Vargas Llosa. Allan Wagner, el agente peruano en La Haya, invitó al hijo de nuestro Nobel a "que se informe mejor sobre la posición peruana y, en ese sentido, estamos totalmente abiertos y deseosos de brindarle toda la información que él dese al respecto”, y Rafael Roncagliolo, nuestro canciller, pidió -como el periodista hoy tan cuestionado e insultado- no caer en triunfalismos. Bacán.

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Con el caso de Álvaro Vargas Llosa se ha hecho todo un cataclismo absurdo e innecesario. Él solo ha expresado su opinión, medio pesimista, acerca del probable resultado que pudiera tener el proceso seguido ante La Haya. No se ha opuesto a la posiciòn peruana, simplemente cree -equivocado o no- que no tenemos muchas posibilidades de ganar. Hay quienes creen que su carta es inoportuna e imprudente (y por eso hasta hablan de "traición a la patria"). ¿Creen tal vez que va a influir en los magistrados de la Corte, o que estos son unos peleles? El pesimismo del hijo de nuestro Nobel solo pretende dos cosas: que el triunfalismo no nos enceguezca y que los deseos y aspiraciones no nos impidan ser realistas. La calidad de los alegatos se mide básicamente por dos cosas: uno, por su riqueza argumentativa y conceptual, lo cual les da merecimientos intelectuales, teóricos y doctrinarios de alto nivel, útiles para el aprendizaje, y dos, por el resultado concreto que se obtenga al final del proceso, es decir, en la sentencia. Ahora solo se ha logrado lo primero. Queremos ganar, es cierto; pero pensemos también que podemos perder. Y esto no lo deciden ni Piñera ni Humala, no lo deciden los políticos ni menos el periodista que ha causado desbordes emocionales en muchos patriotas a ultranza. La decisión está en manos del principal órgano judicial de la ONU. Y hay que estar preparados para recibir el fallo -cualquiera sea- con decencia y respeto.