Mary Bell Díaz Castillo, extraordinaria poeta colombiana, acostumbra (no siempre, naturalmente) a escribir poemas como una suerte de respuestas a los textos escritos por otros, y pone como advertencia esta frase: "Porque hay poetas que me inspiran". Es lo que ha hecho ahora. Ha escrito un poema como si se tratara (no lo es, en realidad) de una respuesta al pobre poemita mío titulado “Pregunta magenta” (que forma parte de mi poemario La divina hoguera). Y le agradezco.
Me hospedaría sobre tus labios
para encender la furia del pecado
y en la herida de tu sangre enrollaría el llanto de mi ombligo
como si anhelara la muerte entre el ungir de mil luciérnagas
y la fragancia de tus ojos mansos.
Mi boca
un testamento de palabras grabadas en tus dedos
anudarían el seminal aroma de un sol convertido en ave
quizás, trenzaría el sonido de un tambor con el aleluya que yace en el
agua húmeda de los mares, no lo sé.
Siento la muerte en tu piel como campanada adolorida que orbita en el
césped hirviente de mi ombligo
como latido de amaneceres derramados en la mitad de mi cuerpo
como el hambre destilada de tu aliento torturando un nido de arañas
donde amanece el alarido de tus ojos.
Ámame
en la metamorfosis clandestina de las aguas
ámame en un pedazo de delirio
en un chorrito de hierbabuena
en el vértigo de un beso sin destino
ámame
alrededor de los días con tu boca llena de palabras
ámame hacia donde voy para tocar tu nombre
ámame para no olvidarme de la lluvia donde agoniza la sal y sus gemidos.
Mary Bell Díaz
Castillo
(11-10-21)
El poemita mío:
PREGUNTA
MAGENTA
¿Si dejara la cordura tirada sobre la cama revuelta como una mochila abultada lista para la emergencia del fin del mundo
y desnudo de urbanidad y dolo
corriera hacia tu pecho
loco abismal
desenfrenado como bestia en campo abierto
con un alarido de tempestad hiriendo a las nubes
y
te amara
como en cataclismo soñado
sin merecer redención
pero sin culpa?"
(Bernardo Rafael Álvarez)