El
siguiente documento, del 9 de mayo de 1545, corresponde a la entrega de
Escudo de Armas al pallasquino CRISTÓBAL PARIACALLAN TUQUIHUARAC, descendiente del Inca Túpac Yupanqui, por haber “servido en ayuda de los españoles, en la conquista” y ser “fiel vasallo nuestro y buen cristiano”:
“Don Carlos, por la divina clemencia, emperador de los romanos, augusto rey de Alemania, doña Juana su madre y el mismo don Carlos, por la tracia de Dios, rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, Islas Tierra Firme, del Mar Océano; Conde de Barcelona; Señor Duque de La Haya; Duque de Atenas y de Neopatria; Conde de Rosellón y de Cerdeña; Marqués de Oristán y de Huesca; Archiduque de Austria; Duque de Borgoña, de Bramante y de Milán; Conde de Flandes y de Tirol, de las orientales y occidentales; -POR CUANTO:-Nos hemos informado que vos, don Cristobal Pariacallán Tuquihuarac, descendiente del gran Tupac Yupanqui Inca Huaynacapac, Señor Natural que de esta tierra, reyno del Perú, nos habías servido en ayuda de los españoles, en la conquista; ya que sois fiel vasallo nuestro y buen cristiano, para que vos y vuestros hijos y descendientes seáis más honrados, nuestra merced y voluntad es de darles por armas un escudo hecho en dos partes: que en una de ella esté una águila real en campo rosado y a los lados dos tigres que cogen arcos y encima, trae por armerita una borla colorada, y a los lados de dicha borla, culebras coronadas en campo rosado; y por una de ellas, la siguiente inscripción en el medio: “AVE MARIA”; en la otra parte, un castillo en campo amarillo; por nivel un yelmo cerrado y por divisa una águila real en sus trabajes y dependencias o follajes de azul. Como la merced nuestra fue que tengáis el presente, queremos y mandamos: que podáis traer y tener, vos, vuestros hijos y descendientes por armas, en vuestras casas, que de su uso se hace mención y un escudo tal como que aquí va figurado y pintado los cuales os damos por vuestras armas; y queremos y es nuestra merced y voluntad, que vos y vuestros hijos y descendientes, que uno de ellos llevéis y entreguéis, y podáis traer y poner armas ofensivas y defensivas por vuestros reporteros y casas, y en las de cada uno de ellos, de vuestros hijos y descendientes de ellos y de las otras partes, lugares que por vos y ellos quisieran y por bien tuvieran; y por esta carta nuestra, y por su traslado de escribano público, encargamos al serenísimo Príncipe don Felipe, nuestro muy caro y amado hijo, así mismo damos a los Infantes nuestros muy caros hijos, hermanos y los prelados, duques, marqueses, hombres peritos de mis mares; de las órdenes, priores, comendadores; alcaldes de los castillos, casas fuertes y llanos; a los de nuestro consejo: presidentes, oidores, alcaldes, alguaciles de nuestra casa, corte y cancillería real; caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos de los reynos y señoríos de las dichas Indias, Islas Tierra Firme, del Mar Océano, tanto de los que hoy son y los que serán de hoy en adelante; a todos los corregidores, consejeros, asistentes, gobernadores, jurados; y a cualquiera y cada uno de ellos, que en vuestros lugares y jurisdicciones, que sobre ellos fuerais requeridos, que vos guardéis y cumpláis y a que guarden y hagan cumplir a vuestros hijos, nietos y descendientes de ellos; y es nuestra merced que hacia vos hacemos de las dichas armas; que las conozcan y que las tengan por vuestras; y así las dejen poner y traer como a tales a vos y a los dichos vuestros hijos y descendientes de ellos y cada uno que en ello ni parte de ello embargo ni contrario alguno no pongan ni consientan poner en tiempo alguno ni poner alguna manera, so pena y de la nuestra merced, y de cada diez mil maravedíes para nuestra cámara a cada uno que lo contrario hiciera.-Dada en la villa de Valladolid a los nueve días del mes de mayo, año del nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo, de mil quinientos cuarenta y cinco.-El Príncipe.-Lys García Cardinales Yxpale...”
Escudo de Armas al pallasquino CRISTÓBAL PARIACALLAN TUQUIHUARAC, descendiente del Inca Túpac Yupanqui, por haber “servido en ayuda de los españoles, en la conquista” y ser “fiel vasallo nuestro y buen cristiano”:
“Don Carlos, por la divina clemencia, emperador de los romanos, augusto rey de Alemania, doña Juana su madre y el mismo don Carlos, por la tracia de Dios, rey de Castilla, de León, de Aragón, de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdova, de Córcega, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras, de Gibraltar, de las Islas Canarias, Islas Tierra Firme, del Mar Océano; Conde de Barcelona; Señor Duque de La Haya; Duque de Atenas y de Neopatria; Conde de Rosellón y de Cerdeña; Marqués de Oristán y de Huesca; Archiduque de Austria; Duque de Borgoña, de Bramante y de Milán; Conde de Flandes y de Tirol, de las orientales y occidentales; -POR CUANTO:-Nos hemos informado que vos, don Cristobal Pariacallán Tuquihuarac, descendiente del gran Tupac Yupanqui Inca Huaynacapac, Señor Natural que de esta tierra, reyno del Perú, nos habías servido en ayuda de los españoles, en la conquista; ya que sois fiel vasallo nuestro y buen cristiano, para que vos y vuestros hijos y descendientes seáis más honrados, nuestra merced y voluntad es de darles por armas un escudo hecho en dos partes: que en una de ella esté una águila real en campo rosado y a los lados dos tigres que cogen arcos y encima, trae por armerita una borla colorada, y a los lados de dicha borla, culebras coronadas en campo rosado; y por una de ellas, la siguiente inscripción en el medio: “AVE MARIA”; en la otra parte, un castillo en campo amarillo; por nivel un yelmo cerrado y por divisa una águila real en sus trabajes y dependencias o follajes de azul. Como la merced nuestra fue que tengáis el presente, queremos y mandamos: que podáis traer y tener, vos, vuestros hijos y descendientes por armas, en vuestras casas, que de su uso se hace mención y un escudo tal como que aquí va figurado y pintado los cuales os damos por vuestras armas; y queremos y es nuestra merced y voluntad, que vos y vuestros hijos y descendientes, que uno de ellos llevéis y entreguéis, y podáis traer y poner armas ofensivas y defensivas por vuestros reporteros y casas, y en las de cada uno de ellos, de vuestros hijos y descendientes de ellos y de las otras partes, lugares que por vos y ellos quisieran y por bien tuvieran; y por esta carta nuestra, y por su traslado de escribano público, encargamos al serenísimo Príncipe don Felipe, nuestro muy caro y amado hijo, así mismo damos a los Infantes nuestros muy caros hijos, hermanos y los prelados, duques, marqueses, hombres peritos de mis mares; de las órdenes, priores, comendadores; alcaldes de los castillos, casas fuertes y llanos; a los de nuestro consejo: presidentes, oidores, alcaldes, alguaciles de nuestra casa, corte y cancillería real; caballeros, escuderos, oficiales y hombres buenos de los reynos y señoríos de las dichas Indias, Islas Tierra Firme, del Mar Océano, tanto de los que hoy son y los que serán de hoy en adelante; a todos los corregidores, consejeros, asistentes, gobernadores, jurados; y a cualquiera y cada uno de ellos, que en vuestros lugares y jurisdicciones, que sobre ellos fuerais requeridos, que vos guardéis y cumpláis y a que guarden y hagan cumplir a vuestros hijos, nietos y descendientes de ellos; y es nuestra merced que hacia vos hacemos de las dichas armas; que las conozcan y que las tengan por vuestras; y así las dejen poner y traer como a tales a vos y a los dichos vuestros hijos y descendientes de ellos y cada uno que en ello ni parte de ello embargo ni contrario alguno no pongan ni consientan poner en tiempo alguno ni poner alguna manera, so pena y de la nuestra merced, y de cada diez mil maravedíes para nuestra cámara a cada uno que lo contrario hiciera.-Dada en la villa de Valladolid a los nueve días del mes de mayo, año del nacimiento de Nuestro Salvador Jesucristo, de mil quinientos cuarenta y cinco.-El Príncipe.-Lys García Cardinales Yxpale...”
Este documento, de singular valor histórico para Pallasca, fue descubierto en 1942 por don Manuel Alvarado (“don Manuelito”, aquel paisano nuestro que solía, antaño, representar al cura Valverde durante las Fiestas de San Juan Bautista), quien lo dio a conocer, y le entregó, al profesor don Alonso Paredes.
En las
notas que inserta en la copia mecanografiada que hizo llegar a la Comunidad de
Indígenas de la localidad (tal cual la hemos transcrito), don Alonso escribió
lo siguiente:
“Como amante de la historia patria, y especialmente de la que se trata de la tribu de los Conchucos en la época incaica, siendo la provincia de Pallasca territorio céntrico de aquella famosa tribu que dio mucho que hacer a nuestros incas, sobre todo a Pachacútec, no he omitido esfuerzo alguno en investigar, minuciosamente en los pueblos, en sus costumbres, tradiciones, ruinas, lenguaje, documentos, etc., sobre el fundamento de, los acontecimientos del glorioso pasado; cautivándome, en forma especial el pueblo de Pallasca por su rico folclore que tenía y aún tiene mucho sabor incaico, al igual que mi pueblo Conchucos que fue ayllu de Pallasca."