viernes, 29 de enero de 2016

PALLASCA, EL NOMBRE.

Pallasca es el nombre de la provincia (y también de uno de sus once distritos) ubicada en la sierra del departamento de Ancash, y que limita con el departamento de La Libertad, por el norte y este, y con las siguientes provincias ancashinos: por el sur con Corongo y Sihuas, y por el oeste con Santa. 

¿”Hijo ajeno” sería el significado de su nombre? Veamos. 

Según el laureado historiador pallasquino Félix Álvarez Brun, el nombre de nuestra provincia y de nuestro distrito provendría  del nombre de un indio noble llamado Apollacsa Vilca Yupanqui TuquiguaracApollacsa, palabra compuesta por: Apo, o apu, “Señor grande o juez superior” y llacsa, “el metal fundido o bronze (sic)”, según el Vocabulario de la lengua Quechua de Diego González Holguín (publicado en 1608). 

Más de un estudioso se ha inclinado a pensar, obviamente con menos rigor, que el origen estaría en la voz quechua “pallar” que significa “recoger”.  Don Francisco Ninaquispe (nuestro inolvidable Pancho Nina) escribió (Josué F. Vivar: "Monografía de Pallasca", 1930) que se trataría de una corrupción del nombre quechua “Pallatska” compuesto por pala (mujer casada) y atska (agrupación o reunión) y que su significado sería: “agrupación de mujeres casadas”.  

Yo me permito agregar, como nota curiosa (pero que podría ser muy útil), que en el lexicón mencionado (el de González Holguín) aparecen las siguientes expresiones cuya importancia, para explicar el nombre de Pallasca, a pesar del notable parentesco sonoro, no me atrevería a ponderar, pero creo que es legítimo tenerlas en cuenta: “Apa payasca, lluqui payasca, ttitu payasca –los dones y mercedes”. Y más cercano aún es el significado en quechua que en el mismo Vocabulario se consigna respecto de la expresión “Hijo ajeno echado a la puerta”, es decir, expósito. En quechua (Vocabulario de González Holguín), aparece así: “Pallascca huaccha”, en que, como se ve, se usa el dígrafo “ll” en lugar de “y”; es decir, tal cual se escribe actualmente el nombre de nuestro distrito y nuestra provincia. Considerando esto creo que no haríamos mal en colegir que Pallasca significaría literalmente: “hijo ajeno” o “hijo entregado, donado”.  Es, digamos, lo que más milimétricamente cercano se halla de la posible respuesta al enigma toponímico.  Pero, por cierto, el caso no está cerrado aún; así que es tarea pendiente para los especialistas. 

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A propósito, veamos lo siguiente. Ensayando una sugestiva y muy imaginativa explicación acerca del origen del nombre de Pallasca -explicación, según decía, basada “en los escritos antiguos que existen en la Municipalidad y Parroquia de este Distrito y en algunos otros documentos como por ejemplo los papeles de la compra de la Hacienda Cochaconchucos”-, don Alonso Paredes (gran  pesquisidor de nuestro pasado histórico) unía la expresión “Huanga” con “Apallacta” ("Apallacta", que, según expresaba, era la correcta representación quechua de Apallasca, el  “verdadero nombre de este pueblo”; así, para don Alonso, resultaba “Apallacta Huanga”. Su argumentación recurría, incluso, a una leyenda que afirmó haber él recogido y que fue “reunida por el señor Manuel Jesús Alvarez, los señores Corpus Ninaquispe, Fernando Ninaquispe, Nazario Romero”, entre otros, y  “copiada por el alumno Domingo Fataccioli”,  el “24 de junio, día de San Juan y fiesta del Indio, del año 1931”. Desconozco realmente a qué documentos (presuntamente existentes en la Parroquia y en la Municipalidad) hacía alusión don Alonso; pero puedo asegurar que, al menos en los "papeles de la compra de la Hacienda Cochaconchucos" (también referidos por él), en ninguna parte aparece el nombre “Apallasca” unido a “Huanga” sino solo, y más de una vez: “Apallasca”. Se lee en documento del 26 de abril de 1740: “…de esta Doctrina del Apallasca Asiento Real de Atun Conchucos y demás partidos de esta doctrina…”.  Incluso hay un documento de fecha 9 de mayo de 1760 en que claramente está escrito así: “Pallasca” (leamos: "En la estancia de Cochaconchucos terminal de la Doctrina de Pallasca Provincia de Conchucos en nueve días del mes de mayo de mil setecientos sesenta, el Señor Principal don Félix Risco Solano…”). En consecuencia, me parece razonable la interrogante que sigue: Si de tres fuentes aludidas (dos de ellas en forma imprecisa) solo una es la se tiene a la vista y en ella no aparece nada de lo afirmado, ¿es dable creer que en las otras -las no mencionadas directamente- sí aparecerá tal cosa? La duda se impone, pues. En todo caso debo decir que si documentalmente (o, mejor dicho, con pruebas estrictamente históricas) se demuestra la invalidez de una hipótesis o de una tesis, estas no podrían ser sustentadas o avaladas echando mano a una leyenda, pues, como sabemos, las leyendas solo son recursos construidos por la imaginación.  

Bueno, la verdad es que Pallasca nunca se llamó "Apallacta Huanga". 

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Pallasca -el distrito- ha sido siempre un pueblo culto y hospitalario, "bello, saludable y acogedor, por sus paisajes infinitos, por su clima y por el calor imantado de su gente, que es capaz de atraer al más distante de los humanos, convirtiéndolo en huésped perpetuo de su corazón". 

Por la ubicación de su Plaza de Armas y el declive de algunos de sus principales barrios y calles ubicados en los flancos norte y sur, para la fértil imaginación popular la apariencia de la ciudad se asemeja a una alforja que estaría montada sobre las ancas de un cuadrúpedo; de allí que socarronamente se le haya asignado el irreverente pero no mal intencionado apelativo de "Alforja del diablo". También se le ha llamado "Balcón del cielo".  

Don Moshe Huerta la llamaba, simplemente, Pallasquita linda (y así la llamo yo, también). 

A los nacidos en Pallasca, debido a la secular escasez del líquido elemento, se nos llama -en una sana ironía- "Chupabarros". 

Pallasca es el pueblo por cuyas callecitas angostas -empedradas algunas y desnudas otras- nadie pasa sin intercambiar un saludo, porque han sido hechas para juntar a las gentes, no para distanciarlas.   

     

                                                          29 de enero del 2016