La expresión peruana “No seas huamán" es lo
mismo que decir esto: "No seas huevón". Es decir, no seas tonto,
idiota, "quedao". O, como bien dice la doctora Hildebrandt:
"persona tonta, de poco entendimiento".
Se recurre a este apellido de origen quechua por
una simple y sencilla razón: por la analogía fonética que existe entre ambas
palabras (huevón y Huamán), nada más. Sin embargo -como refiere nuestra lingüística-
Juan Álvarez Vita, en su Diccionario de Peruanismos, afirma que "no puede
descartarse cierto fondo de discriminación surgido del hecho de que Huamán, que
en quechua significa halcón, es un apellido de origen indígena". 
¿En qué se habría apoyado nuestro meticuloso
lexicógrafo, para insinuar tal cosa? Pues en un artículo de Rodrigo Montoya,
publicado en La República hace un par de décadas (en julio de 1997), en el cual
el antropólogo ayacuchano dice que se trata de una expresión usada en "el
Perú -uno de los grandes paraísos de la discriminación étnica" y que brotó
"del pozo sin fondo del inconsciente colectivo". Podrá, para él, ser
nuestro país un "paraíso de la discriminación"; pero en cuanto al uso
de "huamán" y "huevón", nada tiene que hacer eso; la
expresión referida no está involucrada en asuntos de ese tipo. En otras
palabras, si en lugar de "Huamán" se hubiese usado una palabra
fonéticamente similar, pero de origen sajón, ruso o italiano, no habría habido
razones de incomodidad o de indignación "reivindicacionista",
¿verdad?
En este "paraíso de la discriminación"
también apareció esta otra expresión replanesca, para referirnos al mozo de un
restaurante: "mosaico"; ¿habrá habido en esto un malsano propósito
"antibíblico" (contra Moisés), o de antisemitismo? No, no y no. ¿Y
cuando decimos: "Estás chocando con Chocano", estamos, acaso,
aludiendo a la "peligrosidad" del poeta que asesinó a Edwin Élmore?
No, de ninguna manera. Y tampoco se quiere insinuar que el personaje
caricaturesco creado por Julio Fairlie haya sido un borracho, cuando decimos “sampietri"
en reemplazo de "zampado".[1]
Los vocablos replanescos o de jerga se crean
haciendo uso, entre otros recursos, de la analogía fonética (chaufa,
para decir chao; zanahoria, por sano; mosaico, por mozo), y
también recurriendo a la metátesis, o reubicación de sonidos o sílabas que casi
siempre da lugar a la inversión de la palabra (lleca, por calle; ñoba,
por baño; choborra, por borracho). No hay propósitos perversos o
ponzoñosos, sino solo una sana travesura.
© Bernardo Rafael Álvarez
                                                                      14/04/2020
[1] Otras expresiones: Arriola, por
"arrecho"; Tarzán, por "tarde"; Coca Cola, por
"loco"; Chiquitoy, por "el chiquito"; Pendeivis, por
"pendejo'; Monsefú, por "monse"; Conchán, por
"conchudo", sinvergüenza; Chivay, por "chivo", homosexual; Alfonso,
por “al fondo”; culantro, por "culo"; Canchis Canchis, por
"cachar", o sea: copular".
