martes, 25 de octubre de 2022

ESTE CANTO IMPOSIBLE

 



           
ESTE CANTO IMPOSIBLE

 

Había querido hacerlo:

un poema de canto a canto,

para cantarte como el viento canta, con alarido felino 

en un paisaje boscoso y laberíntico.

Y te canté:

ayataki por la vida

y no por la muerte, dije.

 

Y ahora vuelvo sobre mis pasos inseguros

para escribirte otro poema. Pero,

ojalá, como tú lo hubieras querido:

No solo un trino, 

sino la confesión indecisa a media luz

del imprudente e irrefrenable empeño de

buscar lo imposible:

como fiera salvaje, 

en el templo inexpugnable de tu medio feraz y ruda ternura y

en la soledad fecunda de alisos y retamas, simplemente amarte

y ser el osado explorador de los más íntimos secretos

que habitan los paraísos escondidos

en el cielo infinito y sin fondo, con tibieza y dulzor,

de tus universos abisales:

profundidad impenetrable y luminosa de tu alma y tu carne inalcanzables,

donde hay girasoles y remolinos de almíbar desbocados

y gemidos de deseo y esperanza.

 

Sí, este es mi canto nuevo:

el vagido casi apagado de la angustia

y la sed que tal vez sin ser saciada

quede como extravío y ahogo en el desierto,

a la espera de lo que jamás ha de llegar: el oasis imposible,

y ni siquiera un espejismo

como mentira y piedad, o como sorbo de agua salada

o de hiel.

 

Mi canto. Solo un canto, como respiración pedregosa, casi un estertor alado en el precipicio.

Porque jamás llegaré a hundirme

en la divinidad candente de tu infierno.

Porque amarte solo será una melodía embravecida pero afónica y destemplada

y el destello de las madrugadas que se resquebrajan en el corazón mismo de la primavera.

Pero, a pesar de todo, por encima de mis palabras temblorosas y la interrupción de mis amaneceres, serás en mí, siempre,

un poema en ascensión palpitante de fluidos vivos y nutricios

mientras incontenible se desborda el caudaloso río de mis sueños y pesadillas,

inundando el mundo contrahecho

que, generoso, no le niega abrigo a mi corazón que jadea y tropieza 

en este suelo de pantano que me soporta,

 

mi casi inventada, distante e imposible flor silvestre y luz.

     

 

 © Bernardo Rafael Álvarez

22/10/2022. 17:11 P. M.