La ministra de Educación,
Marilú Martens, ha sido invitada al Congreso para dar detalles acerca del tan
mentado, cuestionado y, sobre todo, atacado, Currículo Nacional de la Educación
Básica. Dura tarea, sin duda.
Ojalá -espero- sepa dar
las explicaciones sobre un tema que, en verdad, es fácil de explicar pero -por
lo visto- imposible de hacer entender a quienes lo cuestionan y rechazan por (pongámosle un nombre) "razones", alimentadas por la ceguera y la
ojeriza que les hace ver fantasmas donde solo hay realidades y sombras donde
solo hay luz, y además les impide leer con propiedad y les empuja, más bien, a
distorsionar lo que leen y terminan afirmando barbaridades como aquello de que
la mal llamada "ideología de género" afirma que ser hombre y ser
mujer -es decir, ser macho o ser hembra- es una "construcción social" (cosa que nadie ha dicho). Ojalá,
repito, la ministra pueda hacer entender y no caiga en un desborde tonto e
inútil de tecnicismos y palabras "posmodernas" que podrán querer
decir mucho pero en realidad no dicen nada. Frente a gente que apoya sus actos
e ideas en "porque lo dice la Biblia" la cosa es brava, es como arar
en el mar o predicar en el desierto.
Hay muchos que creen (en
verdad, están convencidos) que el ya famoso pero al mismo tiempo desconocido
"Currículo Nacional de la Educación Básica" afirma que la
"diferencia biológica-sexual" es algo que se va
"construyendo" socialmente. Cosa más falsa.
Veamos lo que dice el
Currículo (Punto 4 del Capítulo 2, pág.16): "Todas las personas,
INDEPENDIENTEMENTE DE SU IDENTIDAD DE GÉNERO, tienen el mismo potencial para
aprender y desarrollarse plenamente. LA IGUALDAD DE GÉNERO SE REFIERE A LA
IGUAL VALORACIÓN DE LOS DIFERENTES COMPORTAMIENTOS, ASPIRACIONES Y NECESIDADES
DE MUJERES Y VARONES. En una situación de igualdad real, LOS DERECHOS, DEBERES
Y OPORTUNIDADES de las personas NO DEPENDEN DE SU IDENTIDAD DE GÉNERO, y por lo
tanto, todos tienen las mismas condiciones y posibilidades para ejercer sus
derechos, así como para ampliar sus capacidades y oportunidades de desarrollo
personal, contribuyendo al desarrollo social y beneficiándose de sus
resultados.- Si bien AQUELLO QUE CONSIDERAMOS “FEMENINO” O “MASCULINO” SE BASA
EN UNA DIFERENCIA BIOLÓGICA-SEXUAL, estas son NOCIONES QUE VAMOS CONSTRUYENDO
DÍA A DÍA, en nuestras interacciones."
¿Dice que la
"diferencia biológica-sexual" es una construcción social? No lo dice.
Cuando habla de "lo femenino y masculino” no está refiriéndose a las
incuestionables e innegables realidades biológicas (lo digo crudamente:
macho/hembra), sino a los conceptos o nociones, digamos, a las
"costumbres" que se han ido estableciendo como si obedecieran a leyes
naturales; por ejemplo –digo yo-: la noción de que el uso de aretes corresponde
única y exclusivamente a las mujeres. ¿La naturaleza o algún mandato divino han
determinado que el uso de aretes esté prohibido a los varones? No. ¿La
naturaleza o algún mandato divino han establecido que el color rosado es solo
para mujeres y el celeste para varones? No. Esas diferenciaciones, esas y
muchas otras, son las que se han ido construyendo o han sido impuestas
socialmente a través de la historia de la humanidad. No son las otras -que,
efectivamente, son diferencias de carácter biológico-sexual- las que se quiere
digamos eliminar: primero, porque no es cierto que eso sea lo que busca la mal
llamada “ideología de género” y, segundo (lo principal), porque la realidad
biológica-sexual no puede ser alterada a voluntad.
No se es hombre o mujer
por decreto gubernamental o porque se le ocurrió a una ONG; pero tampoco un
homosexual es invención de la sociedad. El currículo de marras no pretende (y
si lo pretendiera sería algo absurdo, estúpido e ineficaz)
"homosexualizar" a los niños. Y tampoco pretende imponer eso que algunos llaman "ideología de género"; solo busca promover igualdad y equidad lo cual es justo, necesario y conveniente.
En fin. Creo que es
recomendable (aunque, claro, esta recomendación puede ser, como dije al
principio, como arar en el mar y predicar en el desierto) una lectura
tranquila, serena, desapasionada: leer con los ojos y la razón, no con el
hígado ni el fanatismo. La cosa está –como habría dicho el recordado Gordo Pepe
Vásquez, clariiiiita.