Setecientas veintiocho páginas y una pesadilla más leve que el ozono mientras saco la cuenta 1 riñón de cerdo comida para pollos agua terrosa de la cisterna una chata de ron un almuerzo en el comedor popular pan con té y mis amigos Vigo y García bajo un cielo hecho de piedras y el préstamo impagable de alguien que se alucina Esteban Dédalus balance en rojo en rojo en rojo el saldo que me revienta el alma (¿£ 0.17.5?) y así continúo el proceso de desvestimiento es sábado y miércoles dieciséis de junio y qué cosas han cambiado por dios siglo veinte cambalache qué cosas son las que pueden atormentarnos en este jardín donde los senderos colisionan y alcánzame la pasta dental pero lo que me hace falta es un halls qué podredumbre por diosito entre la lengua y las amígdalas y Kafka y las cucarachas y en cada estornudo nos morimos un poco y las excretas tienen el mismo color del desgano y el oro no brilla en la sombra de nuestra esperanza en este esquina zurrada por un borracho y un alcalde díganlo las letrinas y la asamblea popular mil novecientos cuatro suena igual que mil novecientos ochenta y cuatro y Orwell no sabe nada salvo su nombre comprimido entre dos dedos semejante a la carne circunyacente alrededor de una cicatriz ofensiva que me perturba en el barrio de Guagalbamba como chiste bobalicón y apocalíptico en el velorio de un buen hombre muerto de apoplejía el día en que el todopoderoso fue una lluvia que abrió de par en par el meridiano mar moisés verde moco el día el día el día es el mismo solo una lápida "capicúa" puede iluminarlo (j.a.a.j.*) porque se emparienta imprudente y aleve con una carcajada más pesada que una cena angiosperma de legumbres en una cárcel del perú donde trilce es un ruido de llaves y Dublín solo un repique y esta fecha ha durado cien años y cien años no son nada solo una expresión solo unas palabras solo una dificultad tierra baldía casi todo todo todo mi espejo y mi desayuno mi tristeza y mis hijos que arañan y los adjetivos que se descascaran en mi camino al infierno este mundo que no ofrece más que irrisión y puntos suspensivos puntos suspensivos puntos suspensivos más una flor de cantuta en el ojal o en tu cabello como hacían las chicas andaluzas páginas páginas no sean tragadas por los cerdos páginas página thalatha thalatha blomm
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*James Augustine Aloysius Joyce
Lima, junio del 2004