lunes, 9 de septiembre de 2024

BERNARDO RAFAEL ÁLVAREZ: DEL ESPANTO A LA TERNURA*

Foto: Camila Borge Pérez

El 5 de setiembre de 1977, la NASA lanzó una sonda robótica espacial con el fin de explorar Júpiter y Saturno y adentrarse en el espacio interestelar para recabar fotografías e información de aquellos parajes remotos. La sonda Voyager 1 lleva un disco de oro: “Sound of earth” con imágenes y sonidos de la tierra que, en caso de encontrarse con alguna civilización, le ofrezca noticias de nosotros los terrícolas y un mensaje de paz en cincuenta y cuatro lenguas de nuestro planeta, incluido el quechua. Aquello despertó la imaginación de todo el mundo. Recuerdo a mi abuela María que seguía paso a paso los acontecimientos. Ella, que era serrana, se sentía orgullosa de que la sonda contuviera fotos de sus paisanas, música de zampoñas recogida por José María Arguedas, y un mensaje que dice:  “Kay pachamanta niytapas maytapas rimapallasta runasimipi”: Desde la tierra, un saludo a todos en runasimi.

 

Han pasado tantos años que yo casi lo había olvidado, hasta que en plena pandemia me encontré en el ciberespacio con un poema llamado “Voyager”, de mi entrañable Bernardo Rafael Álvarez, que lanza versos como lanzan los náufragos botellas al mar, con mensajes dirigidos a quien alguna vez los encuentre.

 

“Acaso este poema sea 

-aunque jamás ha de llegar tan lejos- 

como aquel disco de oro (“Sound of Earth”)

(...)  

acaso como aquella sonda,

este poema, disparado al aire,

 se extravíe, ebrio de sentimiento

(...) 

pero yo, terco como una mula 

(...) 

sin remedio ni brújula, 

¡dale y dale con mi poesía, caracho!”

 

Y en verdad, la poesía de Bernardo: poesía del dolor, pero también del júbilo, poesía del cuerpo y sus fluidos, del alma y sus anhelos, describe tan profundamente al ser humano, que merecería un rinconcito en aquel disco viajero del tiempo.

 

Hijo de la "dulce Biguita" y el maestro Rafa (“mi neguito lindo” lo llama él), Bernardo Rafael Álvarez nació el 12 de noviembre de 1954 y, como bien dice Winston Orrillo: 

 

“Este singular bardo peruano, que, como los de su raigal estirpe, proviene no de la metrópoli, ni siquiera de la capital del Departamento de Áncash, sino de Pallasca (...) como el máximo penate de la poesía peruana, que vio la luz no en Lima, sino en Santiago de Chuco; y, asimismo, de otro de nuestros antepasados, el Divino Rubén, que tampoco nace en Managua sino en Metapa (hoy Ciudad Darío) poblado medio perdido en la hoy bienamada Patria de Sandino”.

 

Nuestro poeta, a su Pallasca la describe como un "aguafuerte, en la onda de Chagall":

 

“(De carne y hueso + tierra húmeda + hierba sumamente/ Verde & cabras & ovejas que rebotan su idioma/ Cotidiano en las paredes de barro de las casas atadas/ Al cielo...)”

 

En 1972 se vino a Lima y en esta inmensa ciudad-laberinto en medio del arenal de la costa peruana, enclavada entre el entre el Pacífico y la cordillera, entre sus mil vericuetos y callejuelas, jirones y avenidas, quiso el destino que fuera a dar a un departamento frente a mi casa. Como cosa del destino seguramente fue que un día tocaran el timbre y, al ir a atender, se diera con que era el poeta Arturo Corcuera en su arca de “Noé delirante” ilustrada por la gran Tilsa Tsuchiya. Pero ya para entonces, Beinaidasho era poeta. Lo había sido desde que cursaba la Primaria en la Escuela Prevocacional 293 de Pallasca y compuso su primer poema en honor al héroe pallasquino Andrés Gavancho, asesinado por las fuerzas invasoras en 1883.

 

De cuño horazeriano, la de Bernardo es una poesía de barricada. Poesía guerrillera que apunta y pone el pecho. 

 

El poeta desafía al poder que “oprime a los hombres humanos”. El poder que impone sus códigos. Que define lo bello, lo noble, lo justo. Siempre del lado opuesto de los “Wariwiracocharuna”, desdeñando e invisibilizando su exactitud, su sabiduría, su “estructura perfecta”, su inteligencia. Su dignidad de “piedra en pie”.

 

El poeta desenmascara al dios de “Nosotroslosseñores”. Les rompe “todos los vidrios del cielo”, su “mentirosa aurora”, su “fiatlux”. La enfrenta con su opuesto: su “jaibit”, su sombra, su sangre, su escoria. “Resplandor y sombra”, sombre, hombre. 

 

El poeta se arma de sombra para enfrentar al poder. “Agg puf plaf”. Como el pongo soñador de Arguedas, los embarra de versos del cuerpo: que escupe, que hiede, que moquea. Cuerpo desnutrido, nauseabundo, purulento, sifilítico por culpa de ellos. Les arroja en su palabra “un aroma de letrina”, “una patada en el poto y adiós pampa mía” y “...este gargajo”.

 

El poeta confiesa que ejerce “la apología del escarabajo como un tributo al mundo”. Y como un tributo a nuestra especie nos devuelve el cuerpo, nuestro cuerpo humano, animal de cuerpo entero: con sus miserias y sus resplandores, con sus llagas, sus orgasmos, su maravilla. Sus “ojos dehiscentes” que miran el mundo y su belleza, como habas, como alverjitas, como vulvas sagradas, tras las “Mamparas” de “abrir y cerrar sombra y luz precipicio y cima (...) pluaf pluaf pluaf/”.

 

El poeta es “Uno y trino”. “Estito nada más” y Dios. Santo y cucaracha, mosquito. Dualidad triple “como florecen los cactus”. Trinidad cantora, que trina “como las aves descuajaringadas” mientras “la ciudad excreta" búhos sabihondos y malos gobiernos.

 

Su poesía es una lección de solidaridad, de generosidad, de empatía. Nos enseña a comprender el sufrimiento del otro, desde el amor. A experimentar como propia la experiencia ajena. A echar nuestra suerte con el niño aquel “que limpia carros con sus manos repletas de groserías”.

 

Es un canto de “alabanza a la Creación y la vida”. Una declaración de amor:

 

“Cojo tu sonrisa

Entre mis dedos

Para beberla como agua de arroyo

Y tu piel de durazno

Secuestra mis sentidos...”

 

Álvarez tiene en su haber varios libros de poesía: 

• “Aproximaciones & Conversaciones” (1974).

• “Dispersión de cuervos” (1999).

• “Toro de trapo y algunas otras deudas” (2003).

• “Los bajos fondos del cielo” (2007).

• “La divina hoguera (Selección personal: 1973-2017)” (2019).

• “Sitis” (edición virtual, 2020).

 

También ha publicado los ensayos:

• “El poeta, la amada muerta y la flor del monte. Mitos tras Luis Pardo, el bandolero” (edición virtual, 2009).

• “Los valles apurados. Reflexiones tras leer el ensayo de Vargas Llosa sobre José María Arguedas y el Indigenismo” (edición virtual, 2010).

• “El habla del conshyamino. Diccionario del castellano de Pallasca” (2019).

• “Del taita Arguedas y otros temas peruanos” (2021/ 2022).

• “Lecturerías” (edición virtual, 2021).

• “Palabras amotinadas” (2021).

• “Fundacional: un acercamiento a la narrativa de Cronwell Jara Jiménez” (2023).

• “¡Habla, cho! Una aproximación al castellano de Pallasca y a la extinta lengua culle” (2023).

• “De tempestades, sueños y palabras urgentes. Hora Zero y los días aquellos” (edición virtual, 2023).

 

La poesía de Bernardo Rafael ha sido incluida en antologías como:

• “Hora Zero, la última vanguardia latinoamericana de poesía” (2000).

• “Un canto por Sierra Maestra” (2000).

• “Yacana / 51 poetas” (2005).

• “Poesía Peruana contemporánea, 33 poetas del 70” (2005).

• “Hora Zero. Los broches mayores del sonido” (2009/ 2019).

• “Letras para crecer”. Autores peruanos y extremeños” (2015).

• “Voces de la poesía peruana” (2021).

 

Además, Bernardo Rafael Álvarez administra en internet el "Consultorio Gratuito del Idioma", trinchera desde la que defiende la libertad y la belleza de la palabra.

 

En fin, son estas sólo algunas de las razones por las que la Sociedad Literaria Amantes del País se honra en entregarle la medalla “Palabra en Libertad”. 

 

 

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* Palabras de Marcela Pérez Silva. Entrega de la medalla “Palabra en Libertad” al poeta Bernardo Rafael Álvarez. Casa Mariátegui, 4 de setiembre, 2024