Como ventarrón
o imprudente insolencia
en horas de la madrugada.
Y que golpee, desconsiderado, las frágiles puertas de tu corazón,
aquellas, hechas con alas de mariposa. Y que,
sin preguntar quién llama,
me reciba tu verdad incandescente
como abrazo de caricias luminosas.
o imprudente insolencia
en horas de la madrugada.
Y que golpee, desconsiderado, las frágiles puertas de tu corazón,
aquellas, hechas con alas de mariposa. Y que,
sin preguntar quién llama,
me reciba tu verdad incandescente
como abrazo de caricias luminosas.
Un poema, sí.
Es lo que quise escribir.
Y que sea como un ramillete de geranios
o un puñado de pétalos de azahar,
O un canto de latidos
alabando la alborada que brota
en tu sonrisa de cielo en primavera.
Es lo que quise escribir.
Y que sea como un ramillete de geranios
o un puñado de pétalos de azahar,
O un canto de latidos
alabando la alborada que brota
en tu sonrisa de cielo en primavera.
Un poema, sí.
Pero un poema, no. Sino un ave,
con una rama de laurel en el pico.
Una luz como pesadilla atada a una estaca del establo falaz
que es esta pantalla que me aturde
y desconcierta,
y me regala, como pan recién horneado, tu nombre
y la certeza de que no eres una mentira
sino el parpadeo indeciso,
el brillo fugaz de un relámpago.
Pero un poema, no. Sino un ave,
con una rama de laurel en el pico.
Una luz como pesadilla atada a una estaca del establo falaz
que es esta pantalla que me aturde
y desconcierta,
y me regala, como pan recién horneado, tu nombre
y la certeza de que no eres una mentira
sino el parpadeo indeciso,
el brillo fugaz de un relámpago.
Un poema, sí.
En este día
de amor y nacimiento,
para ti,
domadora de los minutos y los vientos que polinizan,
hacedora de madrugadas,
arrullo de horas nocturnas,
canto nuevo del mediodía y su fuego.
En este día
de amor y nacimiento,
para ti,
domadora de los minutos y los vientos que polinizan,
hacedora de madrugadas,
arrullo de horas nocturnas,
canto nuevo del mediodía y su fuego.
Un poema, sí.
Y lo hubiese escrito
en la piel carnosa de una penca
como los enamorados hacían
en los parajes solitarios de algún pueblo olvidadizo,
o en el parabrisas de un camión que
incontenible traga caminos y polvaredas.
Y lo hubiese escrito
en la piel carnosa de una penca
como los enamorados hacían
en los parajes solitarios de algún pueblo olvidadizo,
o en el parabrisas de un camión que
incontenible traga caminos y polvaredas.
Un poema, sí.
Aun dudando si eres real o solo el dulce embuste de aves migrantes,
o acaso un espejismo.
Qué importa:
Fuiste el horno y su rescoldo,
Aun dudando si eres real o solo el dulce embuste de aves migrantes,
o acaso un espejismo.
Qué importa:
Fuiste el horno y su rescoldo,
y soplo hacedor que insufla días
nuevos.
Un tintineo de cristal en selva virgen.
Un himno de esperanza y de sueños,
y su alimento de poemas ingenuamente
garabateados.
Y este es mi regalo, pues.
Solo palabras
porque solo palabras tengo,
afónicas, dislocadas, contrahechas.
Pero untadas de fe y de verdad.
Solo palabras
porque solo palabras tengo,
afónicas, dislocadas, contrahechas.
Pero untadas de fe y de verdad.
(Para ti,
como un corazón hecho con pan de la Sierra
y miel de tábano).
como un corazón hecho con pan de la Sierra
y miel de tábano).
© Bernardo Rafael
Álvarez
14/02/2020