martes, 7 de septiembre de 2021

¿SETIEMBRE O SEPTIEMBRE?

Claro, las dos formas son correctas. Sin embargo, a la pobre explicación que en El Comercio* aparece, hace falta sumar lo siguiente. Tal vez sea cierto lo que dicen -el Diccionario y el Fundéu-: que "el uso culto prefiere la forma septiembre" (sí, muchos la prefieren). 


Pero es conveniente saber de qué hablamos cuando de "uso culto" hablamos. "Uso culto" o "habla culta" no es sinónimo de "perfección" o de "mayor corrección" en el hablar, o cosa por el estilo. Aunque algunos digan otra cosa, lo cierto es que -refiriéndonos a nuestro idioma- cuando hablamos de uso o habla culta nos referimos tan solo al castellano usado cotidianamente por los hablantes que tienen, digamos, un nivel cultural o académico "elevado"; los profesionales, por ejemplo. Es decir, el concepto "habla culta" no tiene una connotación estricta o únicamente de carácter lingüístico sino, en cierto modo (permítanme esta licencia medio desubicada), "sociológica" (lo que se habla o cómo se habla en cierto sector de la sociedad, el sector con "mayor formación", los "leídos"). Una muestra: Así, como lo dije en anterior oportunidad, la forma "querramos" (del verbo "querer"), que es gramaticalmente incorrecta, no solo la usan los sectores "incultos" sino también, y con muchísima frecuencia, los otros; lo cual significa que también forma parte, pues, de la lengua culta; y lo digo con absoluta seguridad, aunque a los académicos se les "reviente" el hígado o me odien (esta última parte de mi frase es una broma, por si acaso). 


Ahora, pasemos a lo de "setiembre" o "septiembre". La nota de El Comercio dice que cuando llega el noveno mes del año a muchos les invade esta duda: ¿"setiembre" o "septiembre"? No sé dónde ocurrirá eso, porque en nuestro país, no pasa tal cosa. Aquí, a nadie le invade esa "duda" y nadie se preocupa en morderse los labios para decir "septiembre", pues todo el mundo pronuncia "setiembre"; en el caso de la escritura la cosa sí es distinta: unos escriben "setiembre" y otros "septiembre", sean o no personas "cultas". ¿Por qué ambas formas son correctas, y ninguna de las dos es "superior" a la otra? Veamos. 


El origen del nombre que designa al mes de la primavera -voy a decirlo, como siempre, de un modo sencillísimo- está en el número siete; es que antiguamente este era el mes número siete (septembris: mes número siete), porque entonces el año solo tenía diez meses y, aunque -después- con el calendario gregoriano pasó al noveno lugar, su nombre se mantuvo hasta ahora. Vale "septiembre" porque, como se ve, conserva los "rasgos" de su origen etimológico, del latín: septem es siete; pero vale, también "setiembre" por una razón similar (etimológica): la raíz "set" proviene de siete (y, como ven, no hay allí una "p"). Quien pronuncia o escribe "septiembre" solo se ajusta al aspecto etimológico más remoto, nada más: y no es "más correcto" lo que hace, solo es diferente. 


¿Alguien querría decir que solo debemos ajustarnos a la etimología latina? Si fuera así, tendríamos que comenzar con el nombre del que es conocido como un número natural, el siete, ¿verdad? Por qué digo esto: porque, si se tratara de eso, entonces tendríamos que llamarlo "siepte", en lugar de "siete" (porque en latín hay una "p"). Pero, claro, no lo vamos a hacer, pues lo que ha quedado férreamente establecido -y así lo entendemos- es "siete", y -otra cosa- sabemos muy bien que la etimología no cumple (voy a decirlo con una palabra medio "jurídica") un papel vinculante, no nos obliga; únicamente es una referencia "histórica" (que nos dice cuál fue el origen de una palabra), nada más. 


Bien. Decimos setiembre, y nadie nos lo va a prohibir; y si decimos o escribimos "septiembre", igual. Y esto es lo que ha entendido la Academia, por ello es que las dos formas aparecen en el Diccionario: es lo que corresponde, pues.  Así que no tenemos por qué preocuparnos, paisitas: todo anda bien en esto, felizmente. 


¡Un abrazo!


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https://elcomercio.pe/respuestas/cual-es-la-forma-correcta-de-escribir-septiembre-o-setiembre-ortografia-rae-fundeu-revtli-noticia/

 

© Bernardo Rafael Álvarez


domingo, 5 de septiembre de 2021

ENTRE EL HIATO Y EL DIPTONGO: INSANIA, VESANIA, SOSIAS, ESTADIO

Estas palabras (insaniavesaniasosiasestadio), como casi todas en nuestra lengua, tienen su origen en el latín. Insania viene de "insania" o -como aparece en el traductor Google- "insaniam" (locura, privación del juicio); vesania, de "vesania" (locura, desvarío, delirio, extravagancia); sosias (también “sosia”), proviene de "Sosias" (uno de los personajes de la comedia "Anfitrión", de Plauto), y se usa para nombrar a la “Persona que tiene parecido con otra hasta el punto de poder ser confundida con ella”, en otras palabras: nuestro “doble”.  Y, bueno, estadio tiene su origen más remoto en el griego "stádiom" del que surgió "stadium", en latín; era una medida de longitud y ahora son otros los significados que tiene: el nombre del "Recinto con grandes dimensiones con graderías para los espectadores, destinado a competiciones deportivas", y también es el "Período o fase de un proceso" (Diccionario de la Lengua Española, DLE). 

Muchos, en el Perú (creo que en otros países, también), suelen decir [insanía] y [vesanía], así, con la mayor fuerza de voz en la “i”, al final. Respecto del primer vocablo mencionado, el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPHD) dice que “debe evitarse la forma con hiato insanía, que se aparta de la acentuación etimológica”; respecto del otro término afirma lo siguiente: “Las dos vocales finales forman diptongo: [be - sá - nia]; es, pues, errónea la forma con hiato vesanía”. Es obvio que, según el DPHD (es decir, la RAE), lo inadmisible de acentuar la “i”, en estas dos palabras, se debe a que se estaría cometiendo una “infracción” al no respetarse la acentuación que tenían en su cuna de origen: Si en latín sonaban y suenan [in-sá-nia] y [ve-sá-nia], pues así deben sonar también en castellano, según la Acaddemia y lo otro ([in-sa-ní-a] y [ve-sa-ní-a]) es “incorrecto” e “inaceptable”, repito, según la RAE y su Diccionario Panhispánico de Dudas. 

Ahora veamos la tercera palabra en cuestión: “sosias”. Supe de ella, por primera vez, hace muchísimos años, cuando leí “Los hombres y las botellas” (primera edición, 1964) del gran narrador peruano Julio Ramón Ribeyro; la encontré en el bello cuento “Doblaje”, pero no aparecía tal como acabo de escribirla sino así: “sosías”, con tilde en la “i”. Bueno, pues, Ribeyro decía [so-sí-as], y muchos otros hacen lo mismo, y de esto -es obvio- está enterada la RAE; veamos lo que afirma en el DPHD: “Aunque la pronunciación etimológica es [sósia(s)], con diptongo entre las dos vocales contiguas, en algunos países de América del Sur se ha extendido la pronunciación con hiato sosía”. Es todo lo que expresa al respecto: nada de “incorrecto” ni menos de “inaceptable”; solo hace una referencia a lo que ocurre en la realidad, en el uso. 

¿Por qué, entonces, acerca de las otras palabras comentadas asume una actitud virtualmente censora, prácticamente prohibitiva? Presumo que se debe a esto: a que, probablemente, tiene información de que no son muchos los que dicen [in-sa-ní-a] y [ve-sa-ní-a] y que, en cambio, son muchísimos (en esta parte del Continente americano) los que dicen [so-sí-as], y –como es lo justo- no le queda sino reconocer lo que entre los hablantes se da, pues la Academia sabe que el uso (“árbitro, juez y dueño en cuestiones de lengua”, Horacio dixit) es el que manda, pues. 

Ahora, ¿podemos decir, o seguir diciendo, como ocurre con “sosías” (así, con hiato al final) “insanía y vesanía? Sí. Primero, porque es evidente que se trata de una pronunciación más agradable que aquella con diptongo en la última parte; segundo, porque no estamos obligados a conservar la acentuación u otros aspectos correspondientes a lo que es la etimología (no porque en latín o en otras lenguas sonaba o se escribía de tal manera, debemos, como una obligación, hacer lo mismo en castellano; eso no es ley lingüística, y no hay autoridad que tenga la facultad de disponer cómo es que debemos hablar); tercero, cuando determinado uso, en una lengua, se generaliza, se masifica, llega a imponerse y deja de ser “incorrecto” –si es que antes lo fue-, ya que termina legitimándose y en algún momento -tarde o temprano- terminará siendo incorporado al Diccionario.

¿Y en cuanto a “estadio”, nombre del “período o fase de un proceso”, y no el recinto deportivo? “Es errónea la acentuación estadío, a pesar de ser frecuente en textos médicos”, dice el DPHD. Bueno, creo que respecto de esto vale –por analogía- lo antes comentado acerca de las otras palabras. Con el tiempo y las aguas, la RAE cambiará de opinión; pero si ello no ocurriera, no tenemos por qué preocuparnos. Médicos, psicólogos y quienes más quieran seguir diciendo "estadío" (así, con tilde en la "i") -para referirise a un período o fase de un proceso, y no a la cancha de fúbol- háganlo, simplemente háganlo: no cometerán absolutamente ningún error. ¡Adelante! ¿Saben una cosa? En asuntos del idioma, nadie está sometido al Rey.