lunes, 27 de marzo de 2017

ENTRE DESPLOMARSE Y CAERSE

No es por dar la contra a los indignados ni por querer solidarizarme con José Luis Justiniano Martínez, el vapuleado Gerente de Infraestructura Vial de Emape. Solo quiero -una vez más- meterme en el a veces espinoso pero siempre grato y apasionante terreno de las palabras y sus significados, para hablar, ahora (con el riesgo de terminar desplumado en el intento) de aquello que el "pocas pulgas" funcionario municipal dijo hace una semana, tratando de acomplejar a un reportero y de hacer quedar mal al no minúsculo número de hombres de prensa que hay en nuestro país con eso de que " usted no me ve a entender quizás nunca, porque usted es periodista".

Bueno, el tema a tratar ahora es este: CAERSE y DESPLOMARSE.

Comencemos con una pregunta: Si un edificio se cae, ¿también se desploma? Ya escuché (o, mejor dicho, adiviné) la respuesta, que es acertada. Obvio, pues: también se desploma. Es que estamos ante dos verbos que -como usted sabe- son sinónimos: lo que se cae se desploma (como esto: lo que baja, desciende). Juan perdió la conciencia y, ¡saz!, se desplomó sobre el pavimento. Clarísimo. Indiscutible. Repito: caerse y desplomarse son sinónimos.

Ahora pasemos a otra interrogante, tal vez un poquito más complicada: ¿Lo que se desploma siempre se cae? Obvio, la respuesta que -estoy seguro- recibiré de todos y en coro es esta: Sí, lo que se desploma siempre se cae, porque desplomarse y caerse son sinónimos.

Bien, ahora me toca a mí intentar una respuesta. Aquí va: Lamento desmentirles, paisanos: la verdad es que no todo lo que se desploma se cae. ¿Por qué? Por una sencilla razón (razón que, en esta explicación, nada tiene que ver con asuntos de ingeniería civil o cosas por el estilo sino, solamente, de semántica lingüística). He aquí la explicación: Todos los sinónimos del verbo pronominal “caerse” tienen que ver necesariamente (ya de forma directa o aproximada) con la idea de “venirse abajo” (hundirse, abatirse, desplomarse, derrumbarse, desmoronarse, desprenderse, derribarse, despeñarse, rodar, descender, resbalarse, tropezar. dar de bruces, perder el equilibrio, besar el suelo, romperse las narices, venir a tierra, etc.). Sin embargo, no todos los sinónimos del verbo “desplomarse” tienen esa misma significación, no todos tienen que ver con “caerse”, con “venirse abajo”; también están estos sinónimos: inclinarse, desviarse, torcerse, tumbarse. Es evidente o, mejor dicho, estoy seguro, que el ingeniero Justiniano eso es lo que quiso decir. ¿Saben por qué? Porque la primera acepción del verbo desplomar, en su forma transitiva, que registra el Diccionario Oficial es esta: “Hacer que una pared, un edificio u otra cosa PIERDA LA POSICIÓN VERTICAL”; y la segunda, en su forma pronominal (desplomarse), es esta: “Dicho especialmente de una pared o de un edificio: Caerse, PERDER LA POSICIÓN VERTICAL”.

Ahora veamos de dónde viene esto. Viene de “plomo”, pero no del elemento químico de número atómico 82, sino del instrumento (más conocido como "plomada") que usan los trabajadores de la construcción para señalar la línea vertical y poder, de ese modo, evitar que las columnas y paredes de los edificios que están construyendo resulten inclinadas, es decir, que no queden “hasta las patas”.

Esa es la razón por la que el ya famoso y caricaturizado ingeniero Justiniano Martínez decía que hablaba “técnicamente”, agregando, insolente y medio ofuscado: “usted no me va a entender quizás nunca, porque usted es periodista”.

O sea, en resumen: no todo lo que se desploma se cae. ¿Hace falta un ejemplo, para graficar la cosa? Sí, pero el ejemplo no puede ser el “Puente Solidaridad”, porque ese sí, efectivamente, se ha caído y, por consiguiente, desplomado. El ejemplo es otro, más valioso y bello; una maravilla, en realidad. Está allá en Italia. A su nombre, el gran poeta peruano Luis Hernández, le agregó esto en un hermoso poema: “Et cinis et cilicium”, y mucho antes que él, Ezra Pound (en cuyo homenaje fue escrito el poema referido), puso esto entre paréntesis: “alabaster, not ivory”. Todos saben a qué me refiero: a la Torre de Pisa, que es precisamente eso a lo que aludía al hablar “técnicamente” el ingeniero Justiniano: una torre desplomada, que no se ha caído. Es decir, una torre que solo está inclinada, que "ha perdido su posición vertical" (DRAE).

(Listo. Ahora espero huaicos, caídas y desplomes, sobre mi mísera humanidad). 😃

lunes, 13 de marzo de 2017

EL "ANTIRRACISMO" RACISTA

Dicen que hay racismo y discriminación en el video que puede verse en el siguiente enlace: MANIFIESTO.

¿Racismo? ¿Discriminación? Solo voy a decir que en el video no hay nada, absolutamente nada de racismo ni discriminación; solo mensajes contra la violencia, y punto. Son los de la página llamada "manifiesto.net.pe" los que ponen de manifiesto una actitud racista y discriminatoria al, virtualmente, rechazar con una innegable rabia la presencia en ese video de personas que no son "cholas, andinas, pobres, negras, selváticas", etc.

¿Si a quienes realizaron el video se les hubiese ocurrido poner, en lugar de las personas que allí aparecen, solo a gente morena o solo a gente andina, habríamos tenido que aplaudirlos por su "amplitud de criterio", por su demostración "antirracista" y "antidiscriminatoria"?

¿Es que para hacer un video como el que nos ocupa, los encargados de hacerlo deben (obligados no sé por qué ley) poner necesariamente a un negro, un andino, un blanco, un chino, un selvático, un pobre, un rico, un alto, un bajo, un gordo, un delgado..., para que podamos decir "¡Oh qué bien!"?. No, no tiene que ocurrir tal cosa para demostrar antirracismo y antidiscriminación. Y poner solo a un blanco o solo a un negro o solo a un andino, tampoco es muestra de racismo y discriminación. Si fuera así, todos estaríamos fregados: a Juan le dirían: ¿por qué te casaste con una gringa? A Rosa le dirían: ¿Por qué te casaste con un moreno? Y a Rodolfo le llamarían la atención por haber escogido como esposa a una mujer andina. Todos los varones estaríamos obligados a casarnos con varias mujeres de distinto color y extracción social para ser "justos" y magnánimos; y las mujeres tendrían que hacer lo mismo. Esto que insinúo es absurdo y grotesco, ¿saben por qué?, porque el tema del racismo no va por allí.

Hay que saber, en primer lugar qué cosa es racismo; es la "exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive".

¿En el video hay muestras de "exacerbación del sentido racial"? No, solo hay unos personajes supongo que conocidos en el ambiente de la televisión peruana que, contratados o gratuitamente, han sido llamados para transmitir mensajes contra la violencia. Quienes sí estarían haciendo eso (exacerbar el sentido racial para discriminar y rechazar al "otro") serían los de la página cuyo mensaje, en el fondo, es este: "Boten a esos blanquiñositos y pongan cholos".

¿Acaso nuestra civilización posmoderna está caminando -¡en aras del antirracismo!- a la puesta en práctica de un racismo visceral contra la gente "blanca" o de pelo rubio?

¡LUZ! ¡MÁS LUZ! (Ideología sí, ideología no)

"Es habitual que los críticos de la ‘ideología de género’ se vean obligados a expresar por qué esa “ideología” es falsa. Pero es en ese momento que demuestran su mayor ingenuidad, o su mayor peligro, porque recurren a explicaciones estereotipadas –como un “orden natural”, o “la tradición nacional”, o una “doctrina religiosa”–, como si estas explicaciones no requiriesen igualmente de justificación o como si tuviesen una evidencia intrínseca –justamente lo que haría de ellas, en el sentido más estricto, el ser meramente “ideologías”–." (Miguel Giusti)
Ahí, creo, está el punto central del artículo de Giusti. Ambas posiciones (la de los críticos de la "ideología de género" y de los que la defendemos) corresponderían, vistas en "rigor", a "ideologías" (conste que estoy usando condicional y hasta comillas). Por qué lo digo: por lo siguiente. En buena cuenta, ambas recurren al "orden natural". Nosotros, los que defendemos y fomentamos la identidad e igualdad de género aceptamos que esto no es una invención o un capricho sino una realidad que debe darse porque corresponde precisamente a una suerte de "orden natural"; no lo entendemos como una imposición de las "oeneges" o cosa parecida. Los que se oponen a esto, afirman que la feminidad y la masculinidad, deben seguir tal como las conocemos (mujer a la cocina, hombre a la calle; celeste para varoncitos, rosado para mujercitas, etc.), porque entienden que esto, a diferencia de la otra posición, sí es lo natural. Visto así, pues, estaríamos frente a dos "ideologías" (conjunto de ideas) contrapuestas. El autor de la nota mencionó a Marx. Bien. Una ideología no es simplemente lo que el Diccionario define -un conjunto de ideas-; es, sobre todo, ese conjunto de ideas que trata de ser impuesta sobre otras o –con ellas como instrumento- de "postular modos de actuar sobre la realidad". Queramos o no aceptarlo, esto es lo que está ocurriendo ahora: hasta marchas se han dado, incluso peleas e insultos y amenazas.
Hagamos una comparación o establezcamos una analogía: Marx hablaba de que el "orden natural" determinaba o imponía la lucha de clases como la partera de la historia y que la propiedad privada era la madre de todos los males. ¿Qué se construyó a partir de esas premisas? Una ideología. Por el lado opuesto (burgués, pequeño burgués, oligárquico, derechista, liberal o lo que quiera llamarse) se sostenía y sigue sosteniéndose que el "orden natural" es la vocación jerárquica y patrimonial del ser humano (de lo que se deriva todo lo demás: patrones y sirvientes, libre mercado, etc.). ¿Corresponde esto a una ideología? Sí.
¿Es posible hallar algo de similitud o analogía, entre estas cosas de Marx y las que ahora nos ocupan, la “identidad de género” y “con mis hijos no te metas”? Creo que sí.
Que las ideologías sean buenas o malas, o si una es verdadera y la otra es falsa, son -creo- motivo de otro debate, harina de otro costal.

De lo que se trata ahora es de esto: ¿Estamos -en este asunto de "identidad de género sí" y "con mis hijos no te metas", frente a un enfrentamiento de ideologías? Reconozco que soy víctima -o beneficiario- de una ignorancia supina: no conozco la respuesta. Por eso, como el gran Goethe, prefiero pedir: “¡Luz! ¡Más luz!” :)