lunes, 10 de abril de 2023

YA VOY YENDO

Espérame, que ya voy yendo". ¿Han escuchado o, mejor dicho, han leído, expresiones como esta? ¿Creen que es correcta? Para muchos, por cierto, se trata de una suerte de redundancia: "ir" y, al mismo tiempo, "estar yendo". Claro, podríamos considerar que, efectivamente, allí hay una evidente y hasta tal vez escandalosa redundancia. (¿Si "ya voy", para qué tengo que decir "voy yendo"?). Sin embargo, son muchos los que la escriben, creo que, sobre todo, jóvenes universitarios, cuando quieren evitar la desesperación de quien los está esperando ya con algo de impaciencia: una enamorada, por ejemplo. Y no es para menos, con lo demorones que solemos ser. 


Ah, pero no es todo: muchos ponen, sueltos de huesos, esto que haría santiguar atropelladamente a una monjita "bien hablada: "Ya estoy llendo", escriben. Usan la "elle", en lugar de la "ye". Repito la pregunta: ¿es correcto lo que hacen? Obvio: la respuesta que recibiré es esta: “Es una incorrección, señor”; y, claro, como diría la buena gente del Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD), agregaría que eso "es desaconsejable". 


Pero, aconsejable o desaconsejable, lo cierto es que (aunque no me crean) actualmente ya no estamos ante un error propiamente dicho. Hace mucho tiempo lo dije y hoy tengo la "desvergüenza" de volver a decirlo: los usos ya extendidos, asentados, dejan de ser -si alguna voz lo fueron- errores. En algún momento pudieron, incluso, ser considerados "vicios" de dicción o de escritura, pero hoy lo “incorrecto” es, casi siempre, considerado como una particularidad expresiva del idioma, y el idioma hace mucho tiempo dejó de ser uniforme. Por ejemplo, ¿recuerdan aquel "ya fuistes" o "ya llegastes"? Y vayamos un poquito más allá: en diversos pueblos de nuestra región amazónica -si no en todos- no se dice, por ejemplo, "¡Llámame!", sino algo así como "¡shámame!" (casi como la pronunciación de los argentinos). ¿Qué ocurre con estas y otras formas expresivas? Son, simplemente, características del español o castellano de cada región. Y ahora vayamos un poquito más allá, precisamente hacia la Argentina. En el imperativo del verbo "venir" lo correcto y usual -en el Perú y en la mayoría de los lugares del mundo hispanoparlante-, dirigido a una segunda persona, es así: "Ven pronto". ¿Cómo lo dicen los amigos en el país gaucho? Así: "Vení pronto, che". 


¿Cuál es la explicación a esta y otras particulares que se dan en diferentes países y regiones? Se debe a que, en buena cuenta, no hablamos un solo castellano (o español) o, digamos mejor, el idioma es el mismo pero nos comunicamos con lo que, en rigor, corresponde a la variedad de nuestro idioma que se da en cada lugar: en buena cuenta, nuestros propios dialectos. Ojo: Dialecto no es, como algunos equivocadamente, piensan, un "idioma inferior, propio de algunas comunidades o etnias aborígenes", sino la manera propia, con sus propias características, cómo manejamos un idioma en determinadas regiones: con vocablos, giros e incluso tonos especiales; no es nada despectivo. Y esto es válido, legítimo y... correcto. 


Es probable que haya quienes quisieran que el idioma nuestro se uniformizara, que fuera "uno" y sin "contaminaciones", como lo quisieron los primeros académicos, los fundadores de la Real Academia Española, allá por el año de 1713, y lo dijeron de manera puntual y ruda en el primer estatuto institucional (1715): "Siendo el fin principal de la fundación de esta Academia cultivar y fijar la pureza y elegancia de la lengua castellana, desterrando todos los errores que (...) ha introducido la ignorancia, la vana afectación, el descuido y la demasiada libertad de innovar...". A ello, naturalmente, se debe el emblema de la RAE acuñado aquel entonces: "Limpia, fija y da esplendor". 


Bueno, las cosas, como correspondía (porque el idioma es como un ser vivo), han cambiado. La unidad y la "pureza" en un idioma son, sin duda, aspiraciones nobles y exultantes; no significa, sin embargo, que lo contrario sea precisamente algo negativo. En estas cosas, la libertad es lo que se impone, sobre todo para innovar; y -¡al grano!- con aquello de “Ya voy yendo” lo que se busca es, simple y llanamente, mayor expresividad en el mensaje, mayor énfasis, y el verbo "ir" en indicativo de la primera persona, en este caso, equivale a la misma forma del verbo "estar" ("Ya estoy yendo"); y, bueno, lo de "llendo", solo se debe a una involuntaria confusión fonética entre muchos hablantes. (Pero, claro, si usted está en desacuerdo con lo que aquí he dicho, dígamelo, por favor. Y le aseguro que pronto estaremos juntos para charlar; así que espéreme, que ya voy yendo).

 

© Bernardo Rafael Álvarez

 


jueves, 6 de abril de 2023

¿LA CARIDAD ES "HUMILLANTE"?

¿Esto que, desde hace algún tiempo es celebrado con entusiasmo por personas bondadosas, fue realmente dicho por Eduardo Galeano, el autor de ese gran libro (pero por algunos cuestionado) "Las venas abiertas de América Latina"? Yo, por decir lo menos, lo dudo; sería deplorable si fuera verdad que él fue quien lo expresó. No es, definitivamente, motivo de crítica ni rechazo el hecho de que crea en la solidaridad y no en la caridad; es legítimo y es su derecho que adopte esa posición. Pero afirmar que "la caridad es humillante" dizque porque "se ejerce verticalmente y desde arriba', ya la cosa es preocupante. ¿La caridad es "humillante"? ¿Quién, con un mínimo de sentido común, puede aceptar esa disparatada "verdad"? ¿Saben qué cosa es la caridad? Es, simple y llanamente, una actitud... ¡solidaria!; es solidaridad con el sufrimiento ajeno, pero no se expresa como un simple "abrazo solidario" o con una palabra de aliento, sino con hechos concretos: de ayuda, de apoyo. Y la ayuda, el apoyo, frente a situaciones de extrema necesidad, incluso de carencias, es eso, precisamente, un acto de caridad. Y, claro, también se conoce concretamente- como caridad a la limosna o auxilio que se presta a otras persones; ¿es diferente la solidaridad? ¿Se acuerdan de aquella bella y muy significativa frase de la madre Teresa de Calcuta, según la cual "solidaridad es dar hasta que te duela'? La caridad no siempre se ejerce "desde arriba", no siempre es "vertical". Y mucho menos es "humillante". Si la caridad fuera humillante entonces alcanzarle unas monedas a un mendigo en la calle, sería el acto más infame y vil que cometeríamos. (¿O no será que hay quienes quisieran que la mendicidad desaparezca tal como se hacía en la Rusia comunista, según se cuenta, sin pestañear, en un libro de César Vallejo? Esto es lo que dice allí ("Rusia en 1931"): "El Soviet observa dos procedimientos: atraer al mendigo e incorporarlo al trabajo, y, en caso imposible, exacerbar su miseria para suprimir el mal por eliminación de la vida del mendigo". ¡Pavoroso!). Repito: dudo de que Eduardo Galeano haya dicho esta horrenda barbaridad: "que la caridad es humillante".  ¡Un abrazo a todos, en esta noche de Jueves Santo, hermanos!

(c) Bernardo Rafael Álvarez

sábado, 1 de abril de 2023

SOBRE LA VACANCIA PRESIDENCIAL Y LA ACUSACIÓN CONTRA PEDRO CASTILLO

 MI COMENTARIO IMPOPULAR Y "POLÍTICAMENTE INCORRECTO":



Lean esta parte de la resolución, leída está tarde por el juez San Martín[1]:

"Anunciar públicamente la instauración de un tal gobierno de emergencia nacional y especificar las medidas correspondientes a esta finalidad, POR QUIEN TENIA EL CONTROL DEL PODER Ejecutivo, por lo menos importaba (...) ejercer un ACTO DE VIOLENCIA psíquica y relativa CONTRA LA CIUDADANÍA, PORQUE DESDE SU POSICIÓN DE PODER TENÍA LA FACULTAD DE ORDENAR A LAS FUERZAS DEL ORDEN utilizar su poder coactivo con el armamento correspondiente, así no se use, para sostener este comportamiento inconstitucional...".

¿Eso es "alzamiento en armas" (es decir, "rebelión") "para variar la forma de gobierno, deponer al gobierno legalmente constituido o modificar el régimen constitucional"?

La rebelión es, fundamentalmente, un acto de desobediencia; es decir, resistencia a la autoridad. El que, como dice la resolución, "tenía el control del poder" (el Poder Ejecutivo), ¿contra quién "se rebeló"?, ¿en contra de sí mismo?

Según el Código Penal, comete delito de rebelión quien "se alza en armas". ¿Ese "alzamiento en armas" contra quién debe darse? La respuesta creo que es obvia: contra la autoridad legalmente constituida. ¿El señor Castillo hizo uso de armamento, al dirigir su mensaje televisado? No.

Efectivamente, Castillo -como dice la resolución- "desde su posición de poder" tenía la facultad de disponer que las fuerzas del orden, "usen su poder coactivo con el armamento correspondiente", lo cual significaba, por lo menos, la posibilidad de que ejerza "un acto de violencia psíquica contra la ciudadanía". Eso: "tenía la facultad de disponer de las fuerzas del orden", para ejercer, por lo menos, "un acto de violencia psíquica contra la ciudadanía" (pero no lo hizo). ¿Habría significado tal cosa un "alzamiento armado" contra el poder establecido? No, definitivamente no; sería, en todo caso -como dice la resolucion- "contra la ciudadanía", al ejercer, como ya vimos, "un acto de violencia psíquica" contra ella (pero, repito, no contra el "poder establecido".

Insisto: el señor Pedro Castillo no cometió delito de rebelión, ni siquiera en grado de tentativa. Es necio afirmar lo contrario (como lo hace todo el mundo: incluso prestigiosos juristas, increíblemente). Si no hay "alzamiento en armas" es extremadamente descabellado hablar de delito de rebelión: el Código Penal es clarísimo y rotundo y no ofrece lugar a dudas ni a interpretaciones antojadizas: textual y, por ello, indubitablemente, señala que la condición o requisito indispensable es el "alzamiento en armas".

¿Qué cometió, entonces, el señor Castillo? Simplemente incurrió en la infracción constitucional claramente tipificada por el artículo 117 de la Constitución Política: el haber dispuesto la disolución del Congreso sin que existiese la causal que indica el artículo 134 de la Carta Magna (censura o denegatoria de confianza a dos Consejos de Ministros). Al no haberse concretado la disolución del Congreso, tal como fue el propósito de Castillo, quiere decir que la referida infracción constitucional (que es prácticamente un delito) se perpetró en grado de tentativa. Así de clarísima es la situación. 

Por tanto, ¿qué es lo que correspondía en tales circunstancias? Lo que procedía era la acusación constitucional, en atención al ya mencionado artículo de la Carta Magna, el 117; y, seguidamente, debía efectuarse el juzgamiento y todo lo demás. Acusación y juzgamiento contra el Presidente de la República (obviamente, en ejercicio de sus funciones).  Al final de ello, lo previsible era la irremediable destitución. Y, al ser destituido, como consecuencia del juzgamiento, lo que venía como un hecho definitivo es que el puesto o cargo de Presidente de la República quedaba automáticamente vacío, es decir, como lo señala el inciso 5 del artículo 113 de la Constitución, se concretaba la vacancia presidencial: vacancia por haber sido destituido el titular y no por aquello que señala el inciso 2: "incapacidad moral permanente". 

Lo que se ha hecho, al ser declarada la vacancia presidencial por "incapacidad moral permanente", ha sido, pues, irregular y, sobre todo, inconstitucional. En otras palabras, el Congreso cometió una reverenda pachotada, un gigantesco disparate.

¿Qué significa todo esto? Que, legal y constitucionalmente, todo lo hecho adolece de nulidad y, como sabemos, todo acto nulo genera consecuencias también nulas. 

(No sé si se tenía que decir, pero, sea como fuere, ya lo dije. Y lo he hecho con absoluta convicción y plenamente amparado en la ley y, sobre todo, en la Constitución).

 

                                           © Bernardo Rafael Álvarez

                                                         (Publicado inicialmente en Facebook, el 13/12/2022)


[1] Lea aquí la resolución: Apelación Pedro Castillo 



BAD BUNNY. UNAS PALABRAS POR EL DIZQUE "HEREDERO"

Según la revista Time, este artista es heredero de Michael Jackson. ¿Heredero? No lo es exactamente. Lo que hace Benito Martínez Ocasio, el joven puertorriqueño de 29 años, planetariamente conocido como Bad Bunny, no es precisamente lo que hacía Michael Jackson, no tiene su estilo ni sus cualidades (por mencionar algo); es decir, como artista propiamente, no ha heredado nada del llamado «rey del pop»: no es su continuador. 

Ah, pero si algo puede ser común entre ellos son los millones, millones y millones de fieles seguidores, que gustan de su arte y reconocen y celebran, a rabiar, la expresión de extremado desenfado y libertad que pone de manifiesto en las cosas que compone y canta. 

Benito, es decir Bad Bunny, es un artista que ha tenido la osadía, como los creadores geniales, de incluso mandar al demonio los buenos modales. Sabe -es evidente- que el arte, uno de cuyos instrumentos es la voz (o sea, me refiero al canto, a las canciones), puede -legítimamente- no decir nada o decir mucho, decirlo con decencia o indecentemente, y puede expresar palabras o, si lo desea, solo emitir ruidos guturales. El arte puede ser un vehículo a través del cual se transmiten mensajes (de amor, de fe, de esperanza o de indignación, etc.), Con él se puede motivar la reflexión acerca del destino de la humanidad, u otras cosas; pero no es nada reprobable si el arte (como ocurre mayormente) es empleado solo para entretener, o generar emociones de cualquier tipo (eróticas, por ejemplo), incluidas aquellas aderezadas o «contaminadas» de «inmoralidad». 

El arte del canto no está obligado a ser (aunque podría serlo, también) un catecismo en pentagrama o un código deontológico (o sea, una relación de normas éticas) dicho melódicamente. 

Ahora, pregunto: ¿Algún artista ha hecho antes algo similar a lo que hace Bad Bunny? Creo que el más próximo (no por cercanía cronológica, sino por desenfado) es el italiano Adriano Celentano, autor de «Prisencolinensinainciusol» (1973) una canción que está compuesta por palabras que (como su título) fueron inventadas por su autor y que, simple y llanamente, no dicen nada, carecen de sentido y significado ("jitanjáfora", en la lengua culta, es el nombre con que se conoce a este tipo de textos): solo generan conmoción, frenesí; aquí, como muestra, cuatro versos de la canción referida: "Ai ai smai seslet / Eni els so co uil piso ai / In de col men seivuan / Prisencolinensinainciusol ol rait"

Como Celentano (nacido en 1938) y Jackson, Benito Martínez Ocasio es también un artista genial: ha hecho algo nuevo, inédito y admirable, que prácticamente a muchos ha desconcertado y generado simpatías y -cómo no- también rechazo. Ha roto, desvergonzadamente (como debe ser), con los esquemas y criterios tradicionales (esos según los cuales el arte solo tiene que ver con lo "sublime"). Diría que, en buena cuenta, hoy, en pleno siglo XXI, este artista es -en la música- lo que hace cien años -en arte visual- fueron los dadaístas. El arte es atreverse y no es ajena a él la irreverencia; y eso es lo que hace Bad Bunny, aunque a una «mayoría microscópica» de intelectuales no le guste: no toda expresión artística - y lo de este puertorriqueño lo es- tiene que gustarle a todo el mundo; ah, pero, como sabemos, los seguidores que lo aplauden, porque gustan de lo que hace, se cuentan por millones, millones y millones, y -además- sus ingresos económicos, por ventas de discos y presentaciones, también. En todo esto, ¿tiene que  ver, tal vez, el marketing, pesa lo comercial? Puede ser. ¿Es un pecado? No, y no es un atentado profanatorio ni sacrílego contra el arte.  Honor al mérito, pues, a pesar de detractores y moralistas. 

Es que -ya en otra oportunidad lo había dicho- «(e)n música, no todo tiene que ser villancicos, poemas sinfónicos, valses vieneses o 'estas son las mañanitas'». Y algo más: el arte no es sumisión: en esto no hay "normativa", directiva, consigna o mandato que valga. El terreno y la esencia del arte es la libertad.

(Bueno, finalmente, pido mil perdones a quienes puedan, por culpa de mis palabras aquí expuestas, haber sentido lastimada su sensibilidad artística y moral. Pero, caballero nomás: se tenía que decir y se dijo, pues. ¡Un abrazo!).

 

©Bernardo Rafael Álvarez