Es evidente que, cuando se trata del tema del "Estado laico",
hay gentes que quisieran que solo nosotros, "los de a pie" (abogados,
médicos, obreros de construcción civil, amas de casa, empresarios, zapateros,
etc.) debamos meternos y opinar en temas de política o en cualquier otra cosa
(como, por ejemplo, los polémicos asuntos de los abortos, de las violaciones,
de la unión civil o matrimonio homosexual), y los curas no. ¿Debemos obligarles
a que se quiten la sotana si es que quieren ocuparse de estas cosas "que
son ajenas a la religión"? Y, ahora, si -por ejemplo- los curas quisieran
atreverse a opinar, ya directamente, sobre temas femeninos, ¿tendríamos (como
una chiquilla deslenguada, virtualmente lo sugirió hace poco, y por ello hubo
quienes la aplaudieron a rabiar) que obligarlos a que vayan a un hospital para
que les implanten en el vientre un útero? ¿Qué está pasando, señores, en este
siglo XXI en que -debemos suponer, ¿no?- la inteligencia debería estar
alcanzando su mayor esplendor? ¿Nos estamos volviendo estúpidos? ¿No habrá por
allí (como van las cosas, ya no sorprendería) alguien a quien se le ocurra
recomendar que se les quite el derecho de hablar a los negros y a las mujeres,
porque, tal vez, estén reinventando la teoría de que hay dos clases de humanos:
inferiores y superiores? Y, bueno, siguiendo la corriente de la tontería o,
mejor dicho, del chiste idiota, ¿no sería conveniente una ley que disponga
cosas como estas: que los médicos hablen solo de medicina, que los abogados se
ocupen únicamente de temas forenses, que las amas de casa, solo de lechugas y
camotes, que los empresarios solo de sus cuentas en Panamá y que los zapateros
(como un brillante abogado me lo espetó) se ocupen de medias suelas, es decir,
tal como reza la frase ya proverbial: "zapatero a tus zapatos"? Ah,
me olvidaba de algo. Cuando la opinión de los curas coincide con las de los
"anticlericales", "agnósticos". "ateos", o como
quieran autodefinirse, ahí sí la cosa cambia: bendita la palabra venida desde
el púlpito y quien la dijo es visto hasta casi como un héroe de la revolución. Se han dado varios casos, aquí y en el extranjero (cosas del palo cilíndrico,
llamado rasero :) ). Uff! Tenía razón Cantinflas cuando decía: "¡De que
los hay, los hay!", y también Cervantes (a través del Quijote):
"¡Cosas veredes, amigo Sancho!" :)
Ver donde otros no ven, o no quieren ver, no es cosa del otro mundo. Es cuestión de ver únicamente; así de simple. Ah, pero para ello es recomendable emplear la mirada y dejar de lado las anteojeras y también la ojeriza. Apasionarse en la vehemencia, no en el odio ni en el fanatismo. Ser tolerantes, pero no tontos. Ser perspicaces, no adivinos. Ser claros y objetivos. Ser decentes y sinceros. Justos. No esperar el aplauso fácil. Buscar la verdad. Respetar.