Lo que puse en mi “muro” del Facebook,
respecto de lo dicho por el cardenal Juan Luis Cipriani:
"Completamente en desacuerdo, don Juan Luis, con todo aquello que usted habla acerca de la llamada 'ideología de género'. Pero, tengo que agregar, sinceramente, que me siento asqueado al escuchar que los abortos de niñas se deben 'no porque hayan abusado' de ellas 'sino porque, muchas veces, la mujer se pone, como en un escaparate, provocando'. Esto es una barbaridad, señor, una virtual y lamentable justificación de los abusos. Horrendo. ¡Uf!
(30 de
julio)
"Además, dice el Arzobispado, 'lamenta que las palabras de Juan Luis Cipriani hayan podido interpretarse
erróneamente'. Se equivocan. No había nada que interpretar, señores del Arzobispado. En lugar de querer poner en entredicho nuestra capacidad de entendimiento, lo
mejor hubiera sido que, con hidalguía, don Juan Luis Cipriani pidiese disculpas. Eso habría sido lo más decente".
(31 de
julio)
Bien. Ahora, mi posición impopular:
Yo no solo estoy en
desacuerdo con lo dicho por el cardenal, sino, además, me siento asqueado por
la barbaridad y disparate que dijo ayer (y así lo he expresado en mi muro del Facebook). Pero, ¿saben una cosa?, jamás pediría que se le calle la boca o que se le prohíba (ni a él ni a nadie)
pensar y expresar sus opiniones, por más reprobables que sean.
(Espero las pedradas y los escupitajos).
(31 de julio)
Bueno, ya reconoció que lo
dicho por él fue "una frase totalmente desafortunada y equivocada"
(una barbaridad, realmente). Pero, ¿no sería recomendable, afortunado y
acertado que, además, dijera estas dos palabritas que juntas son mágicas y nada
complicadas: "pido disculpas"?
(01
de agosto)
Mi comentario (como casi todos) impopular:
El cardenal se equivocó, metió la pata, en
realidad (lo dije en mi muro de Facebook y expresé mi desacuerdo y repudio), pero el
cardenal ha tenido la hidalguía de reconocer su error, se ha rectificado. Sin
embargo, muchos no le perdonan. Y a un error responden no con otro error, sino
con un gigantesco despropósito, con una infamia: presionan a un medio para que
se concrete algo que es inadmisible, reprobable: quieren que se le prohíba a
una persona el derecho a expresar su opinión; quieren que uno de los derechos
humanos fundamentales sea atropellado sin más ni más. Y esto es, simple y
llanamente, una barbaridad sin nombre. Y lo más vergonzoso es que esto lo piden
aquellos que se desgañitan hablando de justicia social y de libertades.
¿Justicia social y libertades solo para quienes piensan como ellos? Ya deberían
dejarse de tonterías; dejarse de linchamientos irracionales. Voltaire decía:
"No comparto tu opinión, pero daría mi vida por defender tu derecho a
expresarla". Yo digo lo mismo! Roosevelt, en 1941 dijo: "Freedom of
speech, freedom of religion, freedom from want and freedom from fear". Yo
también lo digo, pero en español: Libertad de expresión, libertad de culto,
libertad para vivir sin necesidades y libertad para vivir sin temor". Y
agregaría esto: libertad incluso para equivocarse.
(02 de agosto)
Un amigo me dijo esto:
Ber la libertad de expresión no es un derecho
absoluto (…) Cipriani, más allá de las disculpas que ha ofrecido, es una
persona no grata para muchos peruanos que ya están hartos de sus desafortunadas
intervenciones (…) Se debe hacer algo porque ese señor ya le colmó la paciencia
a demasiadas personas (…).
Mi respuesta:
Bueno, estimado amigo, como adivinarás,
respeto tu opinión pero no la comparto. La libertad de expresión, es cierto,
como todo derecho, no es un derecho absoluto: está sujeta a limitación o
regulación. Pero esta limitación o regulación se da no porque lo que dice
determinada persona "nos ha colmado la paciencia" o porque ella
"no es grata para muchos peruanos". ¿Las opiniones tolerables solo
deben ser aquellas que nos caen bien, que no nos alborotan la paciencia? ¿El
derecho a opinar solo debe ser para aquellos que nos caen bien, que nos son
gratos? Así no funcionan estas cosas, hermano. La regulación o limitación de la
libertad de expresión, se da no por discrepancias. Se da cuando las
expresiones, vertidas públicamente, hacen o pueden hacer daño: cuando se
convierten en delitos; por ello es que existen los delitos de injuria, calumnia
y difamación, y también el de apología del delito o del condenado por cierto delito, y el de
apología del terrorismo; se había propuesto el de "negacionismo",
pero felizmente no prosperó (fui, modestia aparte, el primero que se opuso a
esa absurda propuesta:¿DELITO DE NEGACIONISMO? ).
(¿En qué parte del Código Penal se encuentra tipificado el delito cometido por
el cardenal Cipriani? Si es que está identificado, adelante: que se formalice la
denuncia; pero si no, no pues). Pedir -como están haciendo muchas mentes lúcidas e indignadas de
nuestro país- que se cierre un programa para que una persona deje de opinar, es
un derecho que no debe ser impedido, pues todos tenemos el derecho de petición;
pero contra ese derecho está el de quienes pensamos diferente, de opinar en
forma discrepante: esto es lo que hago yo, y lo digo sin ambages (como es mi
mala costumbre): pedir que se le prohíba hablar a alguien es una reverenda
barbaridad (y no tiene amparo legal ni moral).
(02 de agosto)