lunes, 8 de febrero de 2021

EN UN CORO DE LATIDOS

 Para Nurita Castillo, mi amiga del alma: símbolo de vida y de fe.



Si quieres llorar, llora.

Pero jamás dejes de sonreír,

Aunque pueda parecer locura o insolencia.

Aunque el cielo quiera aplastarte,

Aunque se abra el suelo bajo tus pisadas,

Aunque -en estos días desquiciados- alguien se te vaya.

Tu sonrisa, y no tu llanto,

Hará que ese ser querido permanezca siempre en ti,

Que el suelo suture sus cicatrices,

Que el cielo te eleve y te libere.

La sonrisa no es expulsión de demonios,

Es nacimiento de deidades hacedoras

Y anuncio de días nuevos,

Perpetuidad sin desesperanza,

Lucha a muerte contra la muerte.

Sonríe y, por favor, contágiame resurrecciones cotidianas.

Sonríe y fecunda, por favor, mis ganas irrefrenables de vivir.

Y dime algo, aunque sea una palabrota;

Lo que digas ha de ser bálsamo y flor de naranjo.

Y a pesar de no sentir tu piel en estos días desgonzados y contrahechos,

Siento la tibieza húmeda de tu fe como un soplo de luz.

¿Quieres llorar? Lloremos,

Pero que nuestras lágrimas resplandezcan

Y sean el brillo infinito de la sonrisa que nos hace falta.

No todo se ha acabado.

Esperar es construir nuevas alegrías ahora.

Y yo espero.

Nos abrazaremos, uno a uno, 

como jamás nos hemos abrazado: como criaturas,

Sin rencores,

Sin dolores,

Dispuestos a vivir por nosotros,

Por los demás.

En un coro de latidos.

Con esperanza.


© Bernardo Rafael Álvarez

7/2/2021. 21;23