2: Camina, si quieres, en medio de la gente, a ver si -al poner atención
en los rostros disímiles, tal vez caricaturescos, pero
"inspiradores", o en el drama del mundo, o en tus propios silencios o
gritos- se te ocurre algo fuera de lo común. Cuando esto sucede, es muy posible
que algo poético se esté gestando, ¡albricias!
3: En tu casa, o donde quiera que estés, cuando adviertas que algo extraño ocurre en tu mente, en tus emociones, y sientes que reclama por salir en forma de
palabras, en frases quizás medio contrahechas, lo que deberías hacer es coger
una hoja de papel y un lápiz o lapicero ("bolígrafo" le dicen los
cultos), o tu cel o tu laptop, y enseguida escribir. Ah,
y no tienes que preocuparte por aquello que todos llaman “perfección”: tú
eres quien debe crear tu propia perfección poética (en otras palabras: escribe como solo a ti se te venga en gana y no hagas caso a los tontos que creen que la poesía es oficio solo de "iluminados": cualquiera puede ser poeta, y nadie tiene que impedirlo). Cuando lo hagas (¡albricias!, otra vez) habrás escrito tu primer poema.
4: Nunca pienses que un poema es únicamente la expresión
"excelsa" del idioma. No. Nada que ver. (Excelsa solo es el nombre de
la "muchacha" argentina en la "Familia P. Luche" ☺). Un poema es
solo una manera diferente de expresarnos que, aunque parezca increíble, puede
ser como la de todos: con alegrías, penas, rabias, desilusión, fe, amor, odio,
indiferencia, etc. También con palabras "vulgares" y hasta malsonantes, puede
escribirse un poema; incluso la coprolalia tiene cabida en un poema. No solo los “poetas” (esos seres medio extraños, "divinizados" por algunos incautos, e incluso por ellos mismos)
pueden escribir poemas; cualquiera, repito, cualquiera puede hacerlo. Y, ¿sabes una cosa?, de hecho, hasta en las
expresiones más cotidianas hay poesía (cuando un vendedor de mercado, un
cobrador de microbús, un delincuente, un pastrulo
del barrio, etc., dicen cosas “torciendo” el idioma, están haciendo poesía sin
querer). Poesía no es solo aquello que muchos creen que es.
5: Si quieres corregir lo que has escrito, está bien, hazlo; si no, ni
te preocupes. Los errores, en poesía, tienen un protector medio paternal que es
infalible (algo así como un Roma locuta, causa finita): las
licencias, las habidas y las por haber, que todo lo perdonan. Ah, pero ten
presente una cosa, esto que tal vez sea medio difícil de entender y que puede parecer algo absurdo: procura que tus errores no sean metidas de pata, sino
producto de tu voluntad: en ellos pon también tus ganas. Es bueno que sepas
esto: no hay capataces en la poesía; así que ni te preocupes por el "qué dirán"..
6: ¿Querrás publicar? Hazlo donde, como y cuando quieras: con una
editorial, en libro o revista, o en las redes sociales (y despreocúpate de
aquellos a quienes se les alborota el hígado y la panza cuando ven poemas en
Facebook o Twitter, que han sido publicados en busca de "likes"; hacer esto no
está ni tiene por qué estar vedado); o -si quieres- difúnde tus poemas recitándolos en los carros,
o solo mostrándoselos a tus amigos; y hazlo cuando te de la gana: ahora o mañana (o nunca).
7: ¿Sobre qué, o -para que se entienda mejor- acerca de qué escribir? De lo que fuere. Nada ni nadie puede obligarte a escribir sobre determinado asunto. Puedes escribir poemas de amor (maternal, filial, fraternal, patriótico, etc.); o de odio: indignación política, de instigación a la violencia "revolucionaria", o lo que sea; de alabanzas, a héroes, líderes de barrio o dizque revolucionarios; o -si te parece- cuenta tus más tiernas o más escabrosas e inconfesables experiencias. Y de todo, todo, todo lo que a ti, solo a ti, se te venga en gana. Hay grandes asuntos de qué ocuparse, y hay, también, los más simples, domésticos, intrascendentes, vulgares: todos son "poetizables". Puedes, incluso, también escribir "de nada" (incoherencias, sinsentidos, tonterías; recuerda, todo es válido). Repito: como poeta no estás obligado a nada (deberes y derechos, como ciudadano, son otra cosa).
8: ¿Tiene que ser bello un poema (digo, en el sentido en que entendemos lo
bello: aquello que nos genera un "deleite espiritual") para tener
derecho a ese nombre? No. Un poema también puede ocasionarnos disgusto, rabia, carcajadas y hasta asco. Si genera alguno de esos efectos u otros, quiere decir que es un poema perfecto; su perfección es un asunto subjetivo y nada tiene que ver en ello alguna ciencia o ley, ni parámetro alguno (antes sí, porque había reglas; hoy solo hay libertad). ¡Sí, señor!
9: ¿Qué, si a nadie le gusta tu poema, o si te dicen que "no vale
nada"? Alégrate. Habrás logrado uno de los más valiosos y convenientes efectos estéticos:
el rechazo. Lo terrible y lamentable es la indiferencia. Si ocurre eso (el
rechazo), repito, alégrate; y nunca dejes de escribir por culpa ajena
sino por tu propia y absoluta voluntad. Que el rechazo sea tu estímulo, y
no la causa de tu frustración. La crítica, como en todo, suele ser conveniente; pero el
poeta no está obligado a someterse a ella.
© Bernardo Rafael
Álvarez
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Ah, y una más, por si acaso: Recuerda que -por principio- no hay decálogo (o sea, un conjunto de normas o consejos, o de mandamientos) que valga, o que sea de obligatorio cumplimiento, en cuestiones de poesía. Lo que vale en poesía, insisto, es la libertad del poeta: libertad para escribir poemas y hacerlo como quieras. Nadie puede mandar sobre ti. No tienes que pedirle permiso a nadie. ¡Un abrazo!