viernes, 4 de enero de 2013

MASHA


MASHA.[1] La persona que voluntariamente ofrece, en el chupe, encargarse de llevar a su casa la cabeza de una de las reses sacrificadas en el curso  de la Fiesta Patronal de San Juan Bautista, para luego devolverla con un colorido adorno, generalmente con forro de tela satinada, y, sobre todo, “tapizada” con abundantes billetes de elevada nominación, los cuales pasan al poder del prioste para algunos gastos de ocasión. Tanto el acto de entregar la cabeza, aún desnuda y sangrante, al Masha, como el de su devolución, ya ornamentada, al prioste, se hacen con la presencia de un nutrido grupo de pobladores que bailan frenéticamente por las principales calles de la ciudad y en la plaza se armas al compás de estentóreas bandas de música andina. Previamente a ello, se efectúa el “paseo de res” que es, en realidad, la materialización de una de las más importantes ofertas anunciadas durante el chupe; es decir -nos explicamos- el cumplimiento de la palabra de una de las muchas personas que  prometieron obsequiar al prioste un vacuno (de muerte, que es como se dice), y en esta oportunidad hace la entrega respectiva, “como Dios manda”: bailando con los paisanos. En tal ocasión, como cuando se procede después con la cabeza, está presente el “Masha” que cumple el papel, diríamos, de abanderado, porque va adelante agitando una banderita blanca y, además, lleva una alforja con golosinas que reparte lanzándolas a diestra y siniestra. El masha cuenta, para el traslado de la cabeza, con el apoyo de dos fornidos colaboradores que la levantan y menean cogiéndola de los cuernos. A veces ocurre que después de recibida la astada testa, el masha no la devuelve en realidad, sino, más bien, lo que hace es darle al prioste un remedo de cabeza adecuadamente confeccionado al que le agrega los adornos convenientes y, sobre todo, los billetes antes aludidos; se recurre a esto porque es lo más pragmático ya que, al final de cuentas, lo que importan –en esta etapa de la fiesta- son dos cosas: cumplir con el ritual (bailar acompañando a la cabeza o a lo que parece ser tal, al momento de su “devolución”) y cumplir con la palabra (donar una importante suma de dinero al prioste). Ah, pero –no olvidemos- el masha también cumple con ofrecer una recepción a los pobladores en su casa, sirviéndoles un opíparo almuerzo. Hemos agotado los esfuerzos en busca de una explicación etimológica a la palabra “masha”, pero nos ha sido imposible; por ello nos permitimos aventurar tres hipótesis: a) Existe la expresión quechua “massa”, “cuñado”, según el Vocabulario de González Holguín; lo cual nos hace pensar que una persona muy cercana al ofertante de la res, quizás un cuñado, pudiera antiguamente haber sido el elegido para acompañarlo con la bandera. b) En quecha, “machaskka” significa borracho, según el diccionario Quechuanetwork: ¿podría ser que algún poblador ebrio en épocas inmemoriales se haya atrevido a hacer lo que actualmente hace el Masha? c) “Masha” podría haber sido el hipocorístico, es decir, el diminutivo o trato afectivo empleado remotamente para el nombre de algún poblador (Marcial, Marcelo, Máximo, etc.) que pudo haber sido el primero o uno de los primeros en asumir ese papel (recordemos lo ocurrido con el vocablo “vilche”, torero).


[1] De: Diccionario Pallasquino. Disponible en: http://es.calameo.com/read/000892979a7ba72d61b57