martes, 27 de octubre de 2020

EDUCACIÓN EN EL INCANATO

Los dos principales impulsores de la educación en el Imperio de los Incas fueron Inca Roca (creador de las escuelas, conocidas como Yachayhuasi) y Pachacútec, quien privilegió excepcionalmente a los centros de formación del Imperio multiplicando el número de las escuelas en el Cusco.

La educación se dio básicamente en dos instituciones constituidas para tal efecto: el Yachayhuasi y el Acllahuasi.

En el Yachayhuasi se formaban los hijos varones de la nobleza, a quienes se les enseñaba aritmética, astronomía, además de conocimientos políticos, históricos y el manejo de los quipus.

El encargado de impartir tales enseñanzas era el Amauta, un hombre de gran sabiduría y experiencia. Contaba con la ayuda de los haravicus que eran poetas cuyo papel consistía en versificar las lecciones haciéndolas más fáciles de ser memorizadas.

Culminado el ciclo de estudios, que era de cuatro años, los jóvenes eran sometidos a un riguroso proceso de evaluación física y moral, en una ceremonia de graduación llamada Huarachicu (que era, en realidad, una suerte de examen militar). El que salía airoso de las pruebas tenía derecho a llevar unos enormes aretes, para lo cual era el Inca quien se encargaba de perforarle el lóbulo de las orejas.

La educación de las mujeres contaba con centros que eran una especie de monasterios en los que las mujeres jóvenes, hermosas e inteligentes, eran internadas, y enclaustradas permanentemente, desde los 9 o 10 años de edad, y obligadas a guardar virginidad; y estaban básicamente destinadas al servicio del Sol (aspecto estrictamente religioso) o a convertirse en las esposas secundarias del Inca (las "Huayrur acllas"). Estos centros tenían el nombre quechua de Acllahuasi, o casa de las escogidas.

El cuidado y preparación de las jóvenes mujeres, conocidas como Acllas, corría a cargo de las mamaconas, mujeres que asumían tal función por ser las más antiguas Acllas que, además, habían destacado de modo especial. Instruían en las labores domésticas, hilado y tejido, confección de vestidos finos, preparación de chicha, y también las enseñaban a cantar y danzar.

Lo dicho, como se ve, demuestra que la educación durante el Imperio de los Incas, tenía un carácter elitista, pues estaba estaba dirigida a la casta privilegiada de la nobleza. El pueblo -conforme al criterio instaurado por Inca Roca- estaba excluido del sistema; ya que, como pensaba el Inca, a los hijos de la "gente común" bastaba con enseñarles "los oficios de sus padres", pues el conocimiento de las ciencias era solamente para los nobles (Garcilaso refiere que las escuelas eran "para que los amautas enseñasen las ciencias que alcanzaban a los príncipes Incas y a los de su sangre real y a los nobles de su Imperio").

 

                                       © Bernardo Rafael Álvarez