martes, 28 de julio de 2020

ENTRE VEROSÍMIL Y VERÍDICO*



¡Ay, Arango, Aranguito!. Es comprensible tu indignación, pero lamentable tu análisis. Vargas Llosa no ha atacado ni menos ofendido al gran Gabo; resaltar su condición de artista (porque, efectivamente, lo fue) no es nada deplorable, pues solo es el reconocimiento de las elevadas bondades creativas del Nobel colombiano, de su extraordinario talento puesto de manifiesto en obras grandiosas cuyo pico más elevado (a pesar de que él mismo estaba prácticamente en desacuerdo, porque su mirada iba hacia otra novela) es "Cien años de soledad". Decir que una obra, como "El otoño del patriarca", "no es creíble" es, como bien dices, Arango, "pedir versimilitud". Pero parece que no te has dado cuenta de que eso no es nada incorrecto. Ser algo verosímil no es lo mismo que ser verídico. Vargas Llosa no está sugiriendo que las obras narrativas tengan que ser verídicas, es decir, que cuenten "la verdad"; decir eso sería de torpes (la literatura no es una disciplina de las ciencias sociales). Vargas Llosa no lo ha dicho y estoy seguro que no lo diría jamás, porque él mismo (y en repetidas ocasiones) ha afirmado que la novela no es un retrato de la realidad que nos envuelve, sino una realidad aparte. "Creíble" o "verosímil", repito, no es lo mismo que "verídico", entiéndelo bien. Y llamar "artista" a un novelista no es nada peyorativo, ni mucho menos ofensivo; es únicamente el justo reconocimiento de una verdad. Un narrador, repito, es un artista. Pero si ese narrador también se dedica a escribir libros, ensayos, y a efectuar análisis e interpretaciones y a reflexionar, entender y ayudar a entender, sobre hechos o asuntos de la cultura, por ejemplo, lo que hace -además de su labor propiamente de artista, es decir, de creador- es desempeñarse como intelectual; es un intelectual. Así de simple. Un narrador, vuelvo a decirlo, es un artista, porque crea y lo hace con propósitos estéticos, y su recurso es la ficción. ¿No recuerdas, Arango, "Historia de un deicidio"? Allí el Novelista peruano explica esto que digo, y lo hace desde el título: que un novelista es un deicida no precisamente porque, en rigor, "mate a Dios", sino porque es un creador de realidades, de nuevas realidades (digamos, para que se entienda: "le hace la competencia a Dios"). Y esas realidades que nos presentan las novelas son eso, pues, inventadas, son ficticias. Pueden ser o no verosímiles. Pueden ser o no creíbles. Pero no tienen por qué contarnos la "verdad" (al leerlas no tenemos que confrontar lo que ellas dicen, con sucesos que realmente ocurrieron, para corroborar o cuestionar su veracidad); no están obligadas a serlo.  Ah, volviendo a "García Márquez artista": ¿Qué ha producido el Gabo? Novelas, cuentos, crónicas, teatro, guiones cinematográficos, ha hecho talleres de cine. ¿Ha escrito otro tipo de cosas, como libros de ensayo, por ejemplo, como sí lo hizo Octavio Paz y también lo ha hecho el novelista peruano? No. ¡García Márquez fue artista, pues! Ay, Arango, Aranguito. ¿Quiénes te aconsejan o asesoran?


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* Esto lo escribí el 2017 (hoy solo lo he editado), como comentario al enlace que aparecía en el muro de un poeta y estudioso que vive en USA. Me lo trajo el "recuerdo de Facebook". Pero, el poeta y estudioso peruano, que también es profesor, al ver que lo he etiquetado, ¿saben lo que ha hecho? ¡Me ha bloqueado! Debe ser amigo y protector de Arango. 😂😄😂


                                                      (22 de julio del 2020)