Puse en mi "muro" del Facebook esto:
Qué
extraordinario don Ricardo Palma: "Las
lenguas son eminentemente democráticas, y hay que acatar las imposiciones de la
mayoría habladora". "El
idioma no es para los menos, sino para los más. Para mí las imposiciones de la
mayoría, en materia de lenguaje, merecen acatamiento".
Y se generó la siguiente conversación:
CHARO
ARROYO: Eso
funciona, a pesar de las -a veces- imposiciones de la Academia. Amo a Ricardo
Palma.
BERNARDO RAFAEL ÁLVAREZ: De las imposiciones que algunos académicos
quisieran que se ejerzan. La Academia, como corporación propiamente dicha, hace
tiempo que ha comprendido que no puede imponer, y por eso en el preámbulo del
Diccionario cita a Horacio: "el uso manda".
JULIA
DEL PRADO: El
español es un idioma rico. Va creciendo, va tomando nuevos giros y debido a
nosotros, los latinoamericanos. Ricardo Palma, si
ROSSINA
CAMPODONICO: Fue,
es y será.
JAMES
QUIROZ: Estoy
a favor de la democratización de la palabra y el uso de nuevas palabras, pero
también del buen uso de las palabras clásicas, así como de la aplicación de la
sintaxis. Debe fomentarse ese equilibrio.
GROVER
GONZÁLEZ GALLARDO: No
comparto tal opinión. Los errores de la mayoría no debieran ser adoptados como
la norma lingüística. Mucho cuidado con esta clase de permisividad porque la
lengua anglosajona podría en un futuro no tan distante acabar con la lengua
española. Es muestra responsabilidad el velar por la integridad de nuestra
lengua.
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: ¿Permisividad?
¿Hay algún guardián del idioma? Un idioma, una lengua, no es pertenencia
privada de alguna institución; ni ha sido inventada por algún genio académico o
algo así cuya patente le pertenezca y que le autorice a impartir prohibiciones.
GROVER
GONZÁLEZ GALLARDO: Sí
hay guardianes de la lengua: los usuarios educados y responsables. La
permisividad podría significar la intrusión no sólo de toda clase de errores y
aberraciones sino también de palabras foráneas que incluso podrían generar la desaparición
de la lengua española.
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: No,
hermano. Prácticamente todas las lenguas se han enriquecido no solo con
palabras foráneas, sino con groserías del lumpen y... con errores.
GROVER
GONZÁLEZ GALLARDO: No
concuerdo, Ber, pero, desde luego, comprendo y respeto tu opinión.
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: No
es opinión.
GROVER
GONZÁLEZ GALLARDO: ¡En
fin! 😊😊😊
CHARO
ARROYO: Grover,
admiro tu preocupación, pero no hay peligro de desaparición de la lengua
española. Para la Academia hay dos tipos de tratamiento para los
extranjerismos: los adaptados y los no adaptados; los primeros ya se
españolizaron y se escriben en letra redonda; los segundos, los crudos, se
escriben en cursiva, y se usan igualmente. Es decir, el español se sigue
enriqueciendo. Además del aporte de los regionalismos que es inmenso.
Guardianes de la lengua somos todos los que respetamos la ortografía, la
sintaxis, Pero no se puede impedir que nuevas palabras se incorporen cuando son
usadas por la mayoría. Ejemplos, carnet (francés) carné (español) y así muchas
más.
GROVER
GONZÁLEZ GALLARDO: Debe
haber equilibrio y prudencia; las lenguas desaparecen, son absorbidas por las
dominantes. Ciertas lenguas, por ejm. no permiten el uso de palabras foráneas.
Sin embargo, hay que alcanzar un equilibrio que, des mi perspectiva personal
implica no aceptar las aberraciones de la mayoría y ejercer un control
razonable sobre las palabras extranjeras.
RICARDO
KAJATT SUMAR: Muy
buen pensamiento, pero no se trata de una trinchera donde se acomode cualquier
error, no es que uno habla o escribe como quiere (no me refiero a cuestiones de
estilo), sino que los pueblos le dan sentido y vitalidad a las palabras y al
lenguaje.
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: Eso,
"los pueblos le dan sentido y vitalidad". No la Academia.
RICARDO
KAJATT SUMAR: Exactamente,
los académicos deben estar conectados con el pueblo. Opino modestamente que
mejor es tener academias que no tener nada.
CHARO
ARROYO: Es
cierto, Ricardo, la Academia es necesaria para ordenar el lenguaje y
entendernos entre todos los hispanoparlantes, pero es bueno entender que la
Academia no crea palabras, recoge el habla viva de los pueblos y la incorpora.
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: Exactamente,
Charo.
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: Realmente,
como diría José de Valle, "la Academia hace un trabajo estupendo para
hacer pasar su trabajo ideológico como neutral". Y tanto él como yo somos
filólogos, por si acaso...
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: "With
more than 400 million speakers spread over every continent, the Spanish
language represents a powerful social and political force in the modern world.
A political history of Spanish traces the development of Spanish from a rustic
regional vernacular to a multi-center world powerhouse, including the rise of
Castilian as the variety of choice and the institutional control of the Royal
Academy." (Traducción: " con más de 400 millones de hablantes en
todos los continentes, el idioma español representa una poderosa fuerza social
y política en el mundo moderno. Una historia política del español traza el
desarrollo del español desde una vernácula regional rústica a una potencia
mundial multi-Centro, incluyendo el ascenso del castellano como la variedad de
opciones y el control institucional de la real academia.")
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: Neutral
o no neutral, eso nada (salvo quizás en los académicos) tiene que hacer con la
lengua real, la que hablamos todos. Sea la Academia complaciente u hostil con
nuestra manera de hablar en nada influye. Repito -creo que por enésima vez-, la
lengua, que es un organismo vivo, seguirá con sus propios menesteres; así como
los pájaros no alterarán su vida por "influencia" de los
ornitólogos. 😊
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: Neutral
la actitud de la RAE frente a la lengua, eso es lo que no existe... Una postura
ideológica de la "autoridad" de la lengua modifica lo real. Para usar
tus alegorías: si el Ministerio de Salud te propone que no comas cebiche, pues
no vas a comer cebiche. Si la "máxima autoridad del español" te
dice que no son preferibles tales palabras de tu vocabulario propio, pues vas a
evitarlas (sobre todo, si te dicen que no encontrarás trabajo hablando así).
Ojo que con poder (amenazando con desafiliarse de la RAE) los argentinos
lograron lo que no habían logrado en siglos: que las formas verbales del voseo
sean incluidas en las conjugaciones del DRAE. Durante más de 200 años los
argentinos rioplatenses sintieron que "hablaban mal" al decir
"vos decís". Ahora la RAE lo reconoce como válido, pero solo ahí, es
decir, que el resto del español no se "contamine" con el voseo (pese
a que es muy común en zonas andinas, Centroamérica continental, Paraguay,
etc.)...
VÍCTOR
CORAL CORDERO: Si
bien Foucault recalca la importancia de las instituciones sobre el
comportamiento de los individuos y está en lo cierto, en el caso de la RAE su
influencia, me parece, alcanza a ciudadanos muy empapados con el buen uso del
lenguaje (¿existe?), además de intelectuales, profesionales de ciertas áreas y
pare de contar. La gran parte de la gente no se entera de las imposiciones
cuasifascistas de la RAE. Habla como quiere y lo hace creativamente,
desenfadadamente, libertinamente, acaso. El ministerio puede prohibir lo que
quiera, pero si no hay control sobre la voluntad soberana del individuo común,
no afecta gran cosa.
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: Dices, Alberto: "los argentinos
lograron lo que no habían logrado en siglos: que las formas verbales del voseo
sean incluidas en las conjugaciones del DRAE". ¿Viste? Eso es democracia:
"de abajo hacia arriba". Los argentinos y su uso se impusieron. El
"reconocimiento" como válido o lo que sea, es un asunto ajeno a la
lengua propiamente dicha: es una "apreciación", nada más. Con o sin
esa calificación, el voseo se mantenía. Lo de los consejos o recomendaciones es
otra cosa: pueden o no ser aceptados y no pasa nada: la RAE no va a imponer
castigos. Lo de la "propuesta de no comer cebiche" es una alegoría
desconectada del tema; por razones de salud puede aconsejarse ese tipo de cosas
(si determinado alimento posee agentes patógenos que pueden hacer daño), y hasta
pueden ser sacados del mercado ciertos productos, por dañinos para la salud.
Pero en cuestiones de lengua no pasa eso. ¿Puede la Academia prohibir el uso de
tal o cual palabra por dañina, tal vez por inmoral? No.
ARMANDO
VARGAS ALCALDE: ¿A
dónde nos llevarán? ¿A un país de bocas sucias? Partiendo que somos últimos en
educación, terminaremos guiados hacía caminos poco higiénicos...
CHARO
ARROYO: Armando
Vargas Alcalde, el lenguaje que hablamos no es siempre el mismo: uno es el
académico, cada disciplina tiene su jerga; otro el laboral y administrativo;
otro será coloquial, tenemos peruanismos, replana, jerga, lisuras, etc., etc. Y
cada uno se usa en el momento oportuno, eso es lo sabio. En una entrevista de
trabajo usaremos uno, en una reunión festejando el triunfo de Alianza Lima, se
hablará otro.
RICARDO
KAJATT SUMAR: Armando,
"guiados hacia caminos poco higiénicos"
¡Maestro! Felicitaciones por esa refinada expresión para irse a... al
lugar que ya sabemos. Me sigo riendo.
RICARDO
KAJATT SUMAR: Como siempre, Charito
tan precisa en sus observaciones, algo tan elemental que a veces olvidamos,
cada cosa en su lugar, lo mismo pasa con el lenguaje; no es lo mismo el estadio
que la cátedra. Saludos, Charo.
VÍCTOR
CORAL CORDERO: qué
feo es el idioma de Palma, con palabras enormes y espíritu conservador y
totalitario.
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: ¡Jajajajajá!
CHARO
ARROYO: Cómo
va a ser feo, en él se encuentran dichos y los giros idiomáticos que los peruanos
hasta hoy usamos: "el que no tiene de inga tiene de mandinga" y
muchos más. Y palabras que sin usarse actualmente, las hemos escuchado a las
abuelas, como en mi caso.
VÍCTOR
CORAL CORDERO: En
castellano, la poesía te exige palabras breves, bonitas, sonoras.
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: Desafortunadamente,
la lengua es dirigida desde las instituciones de prestigio (RAE, APL, escuela,
universidad, periódicos diccionarios, etc.) para mantener una norma de
prestigio. La democracia lingüística se producirá realmente cuando se reforme
la agenda de esas instituciones de control.
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: ¿Dirigida?
No. La democracia existe en cuestiones de la lengua; es en lo que existe
realmente y no hace falta ni reestructurar ni eliminar instituciones
académicas. La Academia no "administra", no prohíbe ni autoriza. La
Academia está digamos sometida a la voluntad de los usuarios de la lengua.
La Academia sabe que es así y, siguiendo aquello que Horacio reconoció en su
Carta a los pisones, admite que las palabras aparecen y desaparecen como las
hojas de los árboles. Los pueblos no tienen que pedirle autorización a la
Academia, por ejemplo, para inventar el verbo "sencillar" de los cobradores
de combi, ni para darle un nuevo significado al sustantivo "batería"
nacido desde los grupos delincuenciales.
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: Ha
calado hondo el discurso de la RAE en ti, querido Bernardo, y ese es el modo de
su sistema de control (Foucault y Bourdieu hacen falta leer a gritos acá). El
simple hecho de que las instituciones de poder construyan una norma culta y
jerarquicen los vocablos en "vulgarismos", "preferibles",
"estándar", "replana", etc., es un claro ejercicio de
control. ¿O crees que solo se administra al pueblo con censuras o
prohibiciones?
CHARO
ARROYO: No es
la academia quien ha dividido en "replana", etc., son los usuarios y
los escritores sobre el tema quienes han hecho esas distinciones. Tenemos que
tener una base para escribir, si no cada uno lo haría como quiere y no nos
entenderíamos entre los hispanohablantes. Ya tenemos bastante con los
localismos.
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: Ese
es el discurso de la Academia. Ni el inglés ni el italiano tienen academias que
controlen la lengua, por ejemplo. ¿No se entienden? ¿Replana no es una
propuesta filológica académica? A leer los Diccionarios de autoridades desde el
XVIII... Si el interés de cualquiera que escribe es de ser entendido por los
otros, ¿realmente se escribiría como "se quiere" sin control de
poder. Es muy cuestionable, ¿no? El mundo anglosajón, el chino, enormes, son
ejemplos preclaros...
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: No, Alberto. Lo que hace la Academia (voy a hacer
una medio grotesca analogía, tal vez) al jerarquizar los vocablos o darle
categoría (o, mejor dicho, darles el nombre) de legua "culta" a las
palabras que no son jerga o replana, no está ejerciendo control de la lengua,
sino un control digamos documental o, en otras palabras, de la información que
obtiene. Es como (aquí la grotesca analogía) lo que hace el INEI con los
censos: controla la información obtenida (cuántos varones, cuántas mujeres, cuántos
niños, etc.), ordenándola por categorías o determinados aspectos o variables,
etc.; pero no maneja ("controla") el crecimiento poblacional, por
ejemplo: los nacimientos continuarán dándose sin autorización de ese organismo
público. Igual pasa con la RAE: maneja datos, no maneja la lengua: esta la
manejamos los usuarios, haciendo que nazcan nuevos vocablos o dejando, por el
desuso, que desaparezcan otros.
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: Es
muy interesante que hayas usado el verbo "controlar" para el INEI en
tu analogía de la RAE. Siempre que se "cataloga" se ejerce control
simbólico, se le atribuye un valor por encima de otros. La RAE no controla
"los nacimientos" de las palabras, pero sí su cualidad de válidas o
no (como el INEI atribuye el valor simbólico de mayoría ética o minoría
religiosa a cualquier población catalogada/controlada). No confundas el ser (la
palabra) con el valor (prestigio). Es muy fácil de ver: ¿Cuántos peruanismos
están registrados en los lexicones de J. de Arona, Ricardo Palma y Martha
Hildebrandt (que, encima, es secretaria permanente de la APL) y cuándo de esos
peruanismos están en el DRAE? Poco más de un tercio. ¿No es ejercer un control
de la lengua culta cuando los españolismos están todos en el DRAE y los
latinoamericanismos no llegan ni al 45%? ¿Hay o no sistemas de poder y control
tras esto? No estoy diciendo nada nuevo, Bernardo Rafael Álvarez, la glotopolítica (cruce entre poder y lengua) es
un campo que existe hace 25 años...
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: Definitivamente,
creo que va a ser (supongo que absolutamente) imposible ponernos de acuerdo.
Control de datos lingüísticos no es lo mismo que control de la lengua. Lo del
"prestigio" es un asunto digamos subjetivo, una
"apreciación" o -usando tus palabras- un "control
simbólico". Nada más. Cuando catalogas los libros de tu biblioteca, los
ordenas por orden alfabético por títulos o autores, o por materias, etc. lo que
haces, en buena cuenta, es "controlarte" a ti mismo, quiero decir:
tener los elementos convenientes para -por ejemplo- saber ubicar o encontrar
con facilidad los libros que quisieras y no perder tiempo buscándolos y
buscándolos (o, si se quiere -como decía Borges-: "ejercer de un modo
silencioso el arte de la crítica"); pero ese "control" no
incide, alterándolo, en el prestigio -llamémoslo real- o la calidad de las
obras que conservas o, diciéndolo con más simplicidad: no porque colocas
"Cien años de soledad" junto a "Salsa en muere" de José
Benavides, esta novela se convierte en tan bella y prestigiosa como la del
Nobel colombiano. El sistema de poder real de la RAE existe, pero solo en el
manejo académico o de catalogación de informaciones lingűísticas, no en la
lengua misma; no envía agentes encubiertos a los barrios a ejercer un
"reglaje" sobre los usuarios para ver si están usando bien o no la
lengua. Repito: los cobradores de combis y los delincuentes seguirán inventando
nuevas palabras o nuevos significados sin preocuparse en los
"escrúpulos" de la "docta corporación matritense"; y el que
las nuevas palabras sean o no incluidas en el DRAE, sean o no llamadas cultas,
en nada cambia la realidad. Bueno, finalmente debo decir una cosa: ha sido
bacanazo (o lindazo, que es el adjetivo que suelo usar 😊) conversar por este medio contigo,
querido Alberto; como siempre con respeto y decencia. ¡Un abrazo, hermano!
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: Sí,
Bernardo, no nos pondremos de acuerdo. Te imaginas que lo simbólico no tiene
trascendencia en "el mundo real" cuando lo simbólico es lo real. Por
ello es considerado "ignorante" quien usa vocablos entendidos como
replana, por eso no se le permite el acceso a privilegios de clase a quien
"habla mal" como dice Charo o cualquier profesor peruano que se haya
formado fuera de los debates internacionales sobre la lengua. Nada es inocente;
todo construye jerarquías de valor. Siguiendo a Borges, él decía que le daban
pena los libros que clasificaba con las letras del medio del alfabeto, porque
nadie acude a ellas, porque están en la posición trillada del centro, de la
mediocridad… ¡Un abrazo, Bernardo!
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: ¡Un
abrazo, Alberto!
Repito; ha sido bacán este encuentro "virtual".
CHARO
ARROYO: Alberto
Valdivia, ¿qué significa para ti democracia lingüística?
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: Democracia
lingüística: ¿Dirigida? No. La democracia existe en cuestiones de la lengua; es
en lo que existe realmente y no hace falta ni reestructurar ni eliminar
instituciones académicas. La Academia no "administra", no prohíbe ni
autoriza. La Academia está digamos sometida a la voluntad de los usuarios de la
lengua. La Academia sabe que es así y, siguiendo aquello que Horacio reconoció
en su Carta a los pisones, admite que las palabras aparecen y desaparecen como
las hojas de los árboles. Los pueblos no tienen que pedirle autorización a la
Academia, por ejemplo, para inventar el verbo "sencillar" de los cobradores
de combi, ni para darle un nuevo significado al sustantivo "batería"
nacido desde los grupos delincuenciales.
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: El
momento en que tengamos una hegemónica heteroglosia, pues la democracia
lingüística será posible. Cuando no haya mecanismos de control institucional de
la lengua, nos acercaremos. Desafortunadamente, la democracia absoluta es un
imposible, porque los controles simbólicos desde el dispositivo
"distinción" existirán mientras haya clases de poder...
CHARO
ARROYO: No
hay control institucional, lo que hay es una recopilación de palabras y reglas
para escribirlas que vienen desde 1492 con la primera "Gramática de la
lengua castellana" de Nebrija. Reglas siempre han existido.
ALONSO
RABI: El hablante es un sujeto
soberano.
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: Sí,
mis estimados, y el hábitus no existe.
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: Sí,
claro, 1492 es equivalente a "siempre". ¿Y el español de XIII, del
XII, el del IX, y seguimos, que M. Pidal decía que castellano desde el VIII...
ALONSO
RABI: Hoy 2017 enseño en mi curso de
lengua II que toda variedad lingüística es legítima y que ningún rasgo es
superior a otro. Corregir es muchas veces una discriminación disfrazada. El
hablante es dueño de su habla.
VÍCTOR
CORAL CORDERO: No
hay espacio más hiperdemocrático, por no decir anarco, que el de las variedades
lingüísticas.
CHARO
ARROYO: Si
una persona se presenta a una entrevista de trabajo, y como es dueña de su
habla, le dice al gerente que lo entrevista: "Sorry, causa, me vacilaría
esta chamba siempre que no me atarantes con que haz esto o lo otro. ¿Manyas?”.
¿Crees que le darían el trabajo? Aunque sea profesional según sus papeles
y tenga una maestría, se pensaría que es impresentable como imagen de la
empresa. No considero, como docente, que corregir una vulgaridad o dar ejemplo
de corrección al hablar sea discriminación. Discriminación sería burlarse y
hacer sentir mal a la persona, Pero enseñar a hablar bien a una persona para
que pueda competir en el mundo del trabajo...
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: Claro,
pero eso es, como dice Alonso, discriminación. Si porque habla de ese modo grotesco le niegan la
posibilidad de trabajar, ¿qué es lo que se está haciendo?, discriminando, pues.
Si se niega la oportunidad a alguien por ser afrodescendiente, es
discriminación racial, y si se hace lo mismo con quien habla de modo diferente
es, simple y llanamente, discriminación por razones, digamos, lingüísticas
(porque el empresario "culto" o, en fin, el sistema, siente
"asco" por la replana)…
ALONSO
RABI: Charo, no confundamos las cosas.
Existen contextos de uso. En el caso de una entrevista laboral, se supone que
se apela a un registro un poco más formal. Lo mismo en la universidad, en una
exposición, por ejemplo. Yo les pido a los alumnos que expongan usando el
registro formal, luego en sus casas o en sus ratos libres pueden usar jerga o
lo que les parezca. Lo que yo no puedo hacer, para aclarar más esta situación,
es corregir a un estudiante que usa la forma "haiga" en vez de "haya",
porque eso es un rasgo fonético que delata la influencia de otra lengua. Si yo
corrijo eso, estoy violentando una forma de hablar que es plena y legítima.
ALONSO
RABI: Mejor enterarse antes de caer en
el prejuicio colonial. No hay manera correcta manera de hablar ni nada que se
le parezca. LO que hay es la capacidad de manejar varios registros de una misma
lengua, de acuerdo a los contextos.
ALONSO
RABI: Lo demás es conservadurismo
puro.
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: Alonso
dice, en otras palabras, lo mismo que yo: la lengua fluye sin importarle lo que
piense o disponga la Academia.
ALBERTO
VALDIVIA BASELLI: No, Bernardo. Fíjate en el video que postea. Propone
que todas las variedades son válidas, actitud que no recoge la RAE.
BERNARDO
RAFAEL ÁLVAREZ: Alberto, ¿yo he dicho lo
contrario? La lengua la manejan (o controlan) los mismos usuarios, no la Real Academia. ¿O es que a la "docta corporación matritense" se le ha
ocurrido alguna vez decirle a los peruanos de las distintas regiones,
"oye, no hables así"? Lo que se dice en el video, entre otras cosas,
es esto: "las variedades del castellano también se
diferencian por su gramática, es decir, cómo LOS HABLANTES combinan las
palabras o por la forma particular de algunos elementos gramaticales".
¿Eso lo maneja la Academia (neutral o no neutral)? No. Eso lo manejan LOS
HABLANTES. ¿Viste? Es lo mismo que digo, "redigo" y sigo
diciendo. 😊
BETSY
RECAVARREN: ¡Qué
lindo debate! Alonso Rabí, deberías invitarlos a tu programa de Libros en Canal
7.