¿Y quién dice que esas
personas que le tienen fe a la santa limeña (santa sin comillas, por supuesto, como debe ser) no
reaccionan como adultos ante los problemas que se les presentan? ¿Alguien, en
su sano juicio, cree que estas personas se conforman con, únicamente, dejar sus
cartas en el pozo? ¿La religiosidad, la fe, son o no inherentes al ser humano,
o acaso son una invención de Cipriani? Lo que hicieron, y es perverso, los
grupos de poder religioso -por cierto amparados y estimulados por el poder
político, económico y social, a través de la historia-, es agregar a esa
religiosidad el concepto del "castigo divino" basado en el pecado
("no hagas esto, porque Dios te va a castigar"), lo cual fue
aprovechado por explotadores. Esto, lo del pozo de Santa Rosa -que a los ojos
de los sabios e infalibles ateos, puede ser visto como algo pintoresco y
reprobable- solo es parte del lado digamos folclórico; se trata de una
costumbre que, claro, en la realidad, no es un recurso de remediación a los
problemas (económicos, de salud, etc., etc.), pero responde a los sueños, al
afán por lo imposible, al creer en la trascendencia; y hasta podría decir que
es la expresión de una suerte de necesidad de "ser realistas buscando lo
imposible" (como aspiraban los jóvenes de Mayo 68, y lo repetían con esta
frase retórica pero que entonces era vista como válida y legítima y rotunda,
porque creo que la inventó el Che Guevara y no un "religioso"). Yo
nunca he hecho esto de las cartitas, ni lo haría jamás. Pero respeto lo que
hacen estas personas, y veo allí (lo que digo tal vez les parezca ridículo y
una irreverencia a la nobleza excelsa de los hacedores de poesía) un gesto que
bien puede ser llamado "poético": la metaforización -en las
actitudes, no en la palabra- de los sueños y contra la desesperanza. Un abrazo!
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Texto escrito tras ver en el Facebook un comentario (Rosas)adverso a esta costumbre limeña de pedir un milagro a Santa Rosa de Lima, dejando una carta en el pozo de la que fue su casa.