POR UNA PENSIÓN DE
GRACIA PARA ALEJANDRO ROMUALDO (Diciembre, 2007)
Señor Doctor
ALAN GARCÍA PÉREZ,
Presidente Constitucional de la República.
PRESENTE.
Asunto: PENSIÓN DE GRACIA PARA ALEJANDRO ROMUALDO VALLE, POETA.
De nuestra consideración:
Asunto: PENSIÓN DE GRACIA PARA ALEJANDRO ROMUALDO VALLE, POETA.
De nuestra consideración:
Los que suscribimos, intelectuales, escritores y artistas peruanos, nos dirigimos a usted con todo respeto con el objeto de manifestarle lo siguiente.
ALEJANDRO ROMUALDO VALLE, uno de los más importantes y valiosos poetas nacidos en el Perú acaba de cumplir 81 años de edad. Es, ahora, un hombre anciano y enfermo, pero vigoroso, que desde su lejana juventud ha venido ofreciendo a nuestro pueblo los trascendentales productos de su talento poético. Desde "La torre de los alucinados", su primer poemario, ha sumado una serie de volúmenes que han sido muestra indiscutible de calidad, de limpieza espiritual y de amor y entrega indoblegable por nuestra patria y su gente. No obstante su innegable militancia en aquel partido que no tiene patrones, padrones ni carnés (el partido de la solidaridad con los oprimidos, el de la identificación con sus dolores, luchas y esperanzas), nuestro poeta no ha circunscrito mezquinamente su trabajo creador a lo que podríamos llamar verborrea de libelo o desborde de despropósitos. No. Su obra, ahíta de humanidad, ha sido siempre ajena a los perversos sectarismos. Pero ha sido y es, también, respetuosa del idioma y de las formas y, sobre todo, múltiple en sus propuestas.
El poema acaso más conocido y celebrado -usted lo sabe muy bien- es "Canto Coral a Túpac Amaru que es la Libertad", un bello texto que, a partir del emocionado homenaje reivindicativo de uno de nuestros más gloriosos precursores revolucionarios, quiso ser, y lo consiguió, una suerte de arenga esperanzadora para este pueblo maltratado: una suerte de estímulo para que la recilencia, esa capacidad de levantarse como Ave Fénix y sobreponerse a las más adversas circunstancias, forme parte del espíritu de los peruanos. Gracias a él, más que esa manida y medio envilecida expresión "sí se puede", los peruanos estamos en condiciones de gritar que a nuestra patria "¡no podrán matarla!" y que, ante el oprobio y la mendacidad, resucitará permanentemente.
Nuestro poeta, señor Presidente, necesita que el
país de sus sueños y desvelos, de su trabajo y reflexión y de su esperanza, lo
apoye. Sabemos que hay un expediente desplazándose por algunas dependencias del
Estado con el cual se aspira a que Alejandro Romualdo Valle pueda recibir una
Pensión de Gracia, conforme a la Ley 27747 y su Reglamento aprobado por Decreto
Supremo 107-2002-PCM. Sabemos, también, que es excesivo el tiempo que desde su
inicio ha transcurrido y también que, aparentemente, son absurdas las razones o
pretextos de esta dilación.
No quisiéramos que Alejandro Romualdo, uno de los más dignos de nuestros poetas, se convierta en víctima de la indiferencia y la desidia de la burocracia sin alma. Apoyémosle, señor Presidente, porque así estaremos reconociendo que el Perú sabe ser merecedor de sus creadores y que no es la madrastra de sus poetas.
No quisiéramos que Alejandro Romualdo, uno de los más dignos de nuestros poetas, se convierta en víctima de la indiferencia y la desidia de la burocracia sin alma. Apoyémosle, señor Presidente, porque así estaremos reconociendo que el Perú sabe ser merecedor de sus creadores y que no es la madrastra de sus poetas.
En nombre de la cultura y, cómo no, de los derechos humanos de alguien (nuestro poeta) que con justa razón debe sentirse maltratado y excluido, le solicitamos tenga a bien interponer sus buenos oficios como primera prioridad, en este caso que no sólo es de interés personal sino de sensible trascendencia nacional. Y que, sin mayores demoras, se le otorgue la Pensión de Gracia a que tiene absoluto derecho.
Muy atentamente,
*****
POR LA LIBERTAD DE
MELISSA PATIÑO (Abril, 2008):
Señor doctor
ALAN GARCÍA PEREZ,
Presidente Constitucional de la República del Perú.
Asunto: Se pide la inmediata libertad de Melissa Patiño Hinostroza, detenida injustamente en el penal de Santa Mónica.
Señor Presidente:
Es
probable que debido a sus múltiples ocupaciones y preocupaciones como
gobernante, el asunto que motiva la presente carta no haya llegado, hasta
ahora, a ser de su conocimiento y, quizás por ello también, no comporte mayor
significación.
Para
nosotros, señor Presidente, es de suprema importancia. Por ello es que, con
todo respeto, nos hemos permitido dirigimos a usted.
Una
chica de apenas veinte años de edad, estudiante de administración de la
Universidad de San Marcos, integrante de un grupo cultural que, entre otras
actividades, organiza recitales en el cono sur de Lima, y, "para colmo de males",
poeta, fue hace algunas semanas detenida y hoy se encuentra internada en un
penal de máxima seguridad (el Santa Mónica de Chorrillos) no como si se tratara
de una delincuente común, que no lo es, sino bajo la infame sospecha de algo
que también es completamente ajeno a ella: ¡de terrorista! Su pecado: haber
asistido en representación de su círculo cultural, reemplazando a última hora
al director del programa que transmiten en una radio de su barrio, a una
actividad pública y legítima en el vecino país del Ecuador. Su delito:
regresar en un vehículo de transporte público en el que también viajaban
personas a las que la policía atribuye vínculos con algún grupo subversivo.
Kafkiana, es decir absurda, la situación de esta chica.
Nos
preocupa este hecho, señor Presidente, y, más aún, nos repugna.
Melissa
Patiño Hinostroza (así se llama esta chica, casi adolescente aún), vamos a
decirlo con claridad: no está metida en nada que pudiera generar zozobra y
muchísimo menos peligro para el Estado. Este es su non sancta situación y su "reprobable
prontuario": estudia, escribe, fomenta cultura y sueña. Nada más. ¿Es peligroso
todo esto, estimado señor Presidente?
No
creemos razonable ni mucho menos admisible que en un país democrático y
civilizado el ejercicio de lo que parecería persecución movida por una suerte
de paranoia, adquiera carta de ciudadanía y legitimidad.
Esto
que está sucediendo con Melissa nos hiere a nosotros como poetas, artistas e
intelectuales. Nos golpea como peruanos, como personas. Sentimos y estamos
seguros que es un atentado flagrante contra los derechos humanos. Pero, además,
somos conscientes que lastima la dignidad de los creadores, de los que piensan,
de los que sueñan.
Por
ello, señor Presidente, aquí nos atrevemos a expresar nuestra absoluta
solidaridad con la joven poeta, estudiante y promotora cultural Melissa Patiño
Hinostroza, injustamente encerrada en una prisión del Perú. Más que por el
derecho que puedan otorgarnos las leyes, lo hacemos por la facultad y el
albedrío que el sentido común y la inteligencia nos prodigan.
Dele
a nuestro país, señor Presidente -se lo pedimos respetuosamente- una razón más
para pensar que aún hay esperanzas; que pueden cometerse errores, pero que a
tiempo se aplican las enmiendas; que la razón, que el buen juicio rige el
ejercicio del poder y no las emociones. Convenzámonos, señor presidente, que la
libertad es sagrada y que la juventud –de Melissa Patiño y de todos- nos
inspira cosas buenas y no perversidad. Que este, que es el mes de las letras,
también lo sea de la inteligencia.
Ponga,
se lo rogamos, atención en este caso, que no es minúsculo ni intrascendente. Y,
por favor, disponga que las autoridades y funcionarios que tengan que ver en el
tema, evalúen con ponderación, lucidez, justicia y celeridad, la situación de
la poeta a la que estamos refiriéndonos. Y que sin pérdida de tiempo, se ordene
su excarcelación, que se la libere, porque es su derecho y no merece esta
traumática afrenta.
El
más grave delito es haberle quitado la libertad a Melissa Patiño Hinostroza,
joven poeta peruana.
“Amorosa
llavera de innumerables llaves, / si estuvieras aquí, si vieras hasta / qué
hora son cuatro estas paredes. / Con ellas seríamos contigo, los dos, / más dos
que nunca. Y ni lloraras, / di, libertadora!” (César
Vallejo).
Muy
atentamente,
*****
POR EL AÑO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS (Noviembre,
2010):
Lima,
noviembre del 2010
Señor Doctor
ALAN
GARCÍA PÉREZ,
Presidente Constitucional de la República del Perú.
Asunto: Proponemos se declare el 2011 como AÑO DEL
CENTENARIO DE JOSÉ MARA ARGUEDAS, EL ESCRITOR DE TODAS LAS SANGRES
De nuestra consideración:
Los suscritos, escritores, poetas, artistas,
intelectuales, campesinos, trabajadores y estudiantes del Perú, nos dirigimos a
Ud. con el objeto de manifestarle lo siguiente:
El 18 de enero de 1911 nació en Andahuaylas José María
Arguedas, uno de los escritores más entrañables que ha dado nuestro país; aquel
cuya obra se identifica más cabalmente con el alma nacional, con las pasiones y
la esperanza de este pueblo. Se trata de un escritor cuyas obras se han
convertido en inspiración y estimulo en la irrefrenable búsqueda de un futuro
mejor para nuestra patria y, para la consolidación de la unidad a pesar de la
diversidad. La significación de José María Arguedas no solo está en su trabajo
estrictamente literario, sino en el aporte valioso que dio en el terreno de la
antropología y el folclor. La revaloración y reivindicación de las
manifestaciones culturales y artísticas del Perú profundo en otras palabras, de
nuestra identidad- se la debemos, en gran medida, al escritor andahuaylino. Además,
el reconocernos como nación -como el crisol de todas las sangres- es algo a lo
que también contribuyó y sigue contribuyendo a través de su legado José María
Arguedas. Dentro de dos meses se cumplirán cien años de su nacimiento. Es seguro
que con tal motivo, en distintos puntos del Perú se llevarán a cabo eventos
conmemorativos. Con entusiasmo nos sumaremos a ellos. No sabemos, sin embargo, qué
es lo que a nivel de Gobierno y de Estado se haya previsto, pero estamos
convencidos de que los estamentos públicos no deben -bajo ninguna razón-
soslayar esta circunstancia. Desde hace algunas décadas, es usual en nuestro país
asignarle a cada año una denominación que es, al mismo tiempo, una especie de
lema de estimulo y una muestra de reconocimiento de los valores nacionales,
como, por ejemplo: Año de la Reforestación o Año de César Vallejo y del
Encuentro de Dos Mundos.
Queremos, señor Presidente, como un homenaje a la memoria
de nuestro escritor José María Arguedas y como muestra de reconocimiento a su
innegable significado y trascendencia, que el año 2011 sea declarado como AÑO
DEL CENTENARIO DE JOSÉ MARÍA ARGUEDAS, EL ESCRITOR DE TODAS LAS SANGRES.
Consideramos necesario, también, que, a través de los
Ministerios de Educación y de Cultura, se promueva la edición masiva de las
obras de José María Arguedas y se las difunda, a precios populares o a título
gratuito, principalmente en las Instituciones Educativas de nuestra patria.
Sin otro particular, y con la seguridad de que saber
ponderar lo que a través de esta Carta manifestamos, quedamos de Ud.
Muy atentamente,