Muchos -diría muchísimos- procuran convertir a los
poetas en mito, es decir, en mentira. Y nosotros sabemos que, efectivamente,
son verdad pura, con lo que se comprueba que la perfección no es precisamente
su característica ni menos su esencia. Es bacán reconocer a los poetas,
enaltecerlos, alabarlos, celebrarlos y, si se quiere, hasta mitificarlos,
endiosarlos, porque a fin de cuentas hacer eso es legítimo (y, si se trata de
importantes poetas peruanos, hasta puede ayudar a elevar el "ego
nacional"). Crear dioses es legítimo y nadie puedo prohibirlo. Pero no es
nada malo, sino todo lo contrario, que haya también gente que ponga atención en
la condición humana, mortal, de cada uno (aquella que no solo pone en evidencia
la parte ósea, carnal, corruptible, de la anatomía y sus formas, sino que
además nos hace saber que no todo lo que se haga actualmente o haya sido hecho
antes por persona alguna es genial, no todo), pues debemos darnos cuenta de que
-más allá, o más acá de lo noble, de lo "misterioso", de lo inefable
y otras "imprudencias" que tiene el hecho de ser poetas- escribir
poemas, como construir casas, confeccionar zapatos, hacer carteras o llaveros,
es una actividad con la que se construye "algo" (y quien lo hace -por
ser imperfecto- también puede tener cosas nada "sagradas", pecados,
etc.). El albañil hace casas, el zapatero hace zapatos, el
artesano hace carteras o llaveritos, el novelista hace novelas,
etc. Ninguno -salvo mejor parecer- es una suerte de "agente" del
"Altísimo" y mucho menos es o se parece al "Altísimo". El
poeta, también, hace, y lo que hace son poemas. Es, simplemente
(muchos creen que "excepcionalmente", y tienen derecho a creerlo) un
hacedor (Hacedor: “Que hace, causa o ejecuta algo”), y,
claro, hay grandes hacedores de poesía; Ezra Pound, por ejemplo, considerado
"il miglior fabbro", hizo poemas extraordinarios, pero no todo lo que
hizo tiene, por ejemplo, el nivel de los Cantares, su obra emblemática
(recordemos, por ejemplo, que Hemingway, respecto del "último estilo"
de Pound, dijo que Eliot lo había hecho mejor, porque "los poetas menores
escriben los bellos poemas"). ¿Fue -por ser un genio en la poesía- un ser
humano, digamos, ejemplar, limpio y sano en todo? No. Pound fue un reprobable
fascista y antisemita. Nosotros los peruanos tenemos a César Vallejo, nuestro
poeta mayor, lo más elevado en la poesía escrita en lengua española; ¿si
supiéramos de algo non sancto en el autor de "Los Heraldos
Negros", deberíamos descalificar su poesía. No, sería absurdo; solo nos
generaría el convencimiento de que, como los demás poetas, no es un dios y
tampoco un mito, nada más. El poeta no es un ser divino (ah, y tampoco tiene
alas, como creyó -porque alguna vez lo dijo- Sócrates). Humano, demasiado
humano.
Ver donde otros no ven, o no quieren ver, no es cosa del otro mundo. Es cuestión de ver únicamente; así de simple. Ah, pero para ello es recomendable emplear la mirada y dejar de lado las anteojeras y también la ojeriza. Apasionarse en la vehemencia, no en el odio ni en el fanatismo. Ser tolerantes, pero no tontos. Ser perspicaces, no adivinos. Ser claros y objetivos. Ser decentes y sinceros. Justos. No esperar el aplauso fácil. Buscar la verdad. Respetar.